A Independiente se le dieron todos los resultados y respira aliviado. Es que la victoria sobre Huracán significó mucho más que tres puntos para un plantel que había atravesado muchas complicaciones en los últimos días. Con la derrota de Talleres ante Lanús y el empate en el clásico santafesino, el Rojo quedó tercero y puede celebrar.

El comienzo del encuentro fue satisfactorio para los dirigidos por Pedro Damián Monzón. Con un manejo de pelota criterioso, sufrió la creatividad en ataque. Sin embargo, pudo llegar al gol a los 26 minutos con una acción fortuita, dado que José Moya vulneraba su propia valla y ponía el uno a cero para los de Avellaneda. De todas maneras, Juan Garro con un centro preciso para Franco Cristaldo, hacía que este último ponga el empate antes del final de la primera etapa.

El Rojo había tenido sus chances a través de Alan Velasco y también un disparo de Silvio Romero que reventó el travesaño. Con un esquema más ofensivo, se descuidaba atrás y lo pagaba caro.

En el complemento, Independiente no le encontraba la vuelta al partido. Tuvo que aparecer un tiro libre fabricado por el “chino” Romero, quien con un disparo por debajo de la barrera sorprendió a todos y puso el dos a uno. Más tarde, a los 35 minutos, Domingo Blanco amplio la ventaja con un bombazo desde afuera del área y sello el 3 a 1 y la clasificación.

Así las cosas, el Rojo se metió entre los ocho mejores. Gracias al empate entre Unión y Colón, sumado al triunfo de Lanús sobre Talleres, los de Avellaneda quedaron tercero en la Zona B y pudieron meterse en los cuartos de final de la Copa de la Liga Profesional. Su próximo rival será Estudiantes en La Plata, ya que el “pincha” quedó segundo en la Zona A. El duelo será a partido único de 90 minutos y penales en caso de terminar igualados.