Por: Diego Lanese

La semana pasada, en la última reunión de la mesa chica de la CGT, la dirigencia confirmó que este año se renovarán sus autoridades. Con mandato vencido desde agosto del año pasado, la pandemia impidió que se realizara la renovación, a partir de un decreto que extendió la vigencia de autoridades gremiales, desde secretarios generales a delegados. Para “septiembre u octubre”, el confederal de la central obrera se reunirá, dijeron los voceros de Azopardo, para elegir una nueva comisión directiva. Por el momento, se sabe que los “gordos”, el grupo que tiene la mayor cantidad de afiliados, promueve una continuidad, con Héctor Daer a la cabeza. Del otro lado, el moyanismo promueve una conducción más dura, con Pablo Moyano como principal figura, pero apoyándose en sectores como la Corriente Federal y otros espacios que formal el Frente Sindical. A esos se le suman agrupamientos alternos, como el que relanzaron en estos días los gremios industriales, que buscan posicionarse en la interna que se viene.

 

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Con el liderazgo del mecánico Ricardo Pignanelli y el metalúrgico Antonio Caló, la Confederación de Sindicatos Industriales de la República Argentina vuelve al ruedo, y concentra a más de una veintena de organizaciones del sector. Como le recordaron fuentes del espacio a Política del Sur, el intento de fortalecer un polo de gremios industriales nació durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, cuando el sector quiso mostrar un fuerte apoyo al modelo del gobierno, a través del aumento de la actividad industrial. Luego tuvo un resurgimiento “esporádico” durante el macrismo, cuando desde SMATA se lanzó un espacio con respaldo de la ex presidenta, pero luego el gremio se sumó al Frente Sindical para el Modelo Nacional, junto con Pablo Moyano, y desde ahí canalizó su actividad, en especial contra la reforma laboral impulsada por Mauricio Macri. Ahora, con Caló –otro cercano a CFK durante su presidencia –intenta volver a caminar.

 

El armado industrial salió al ruedo con un duro documento contra la política para el sector durante el gobierno de Macri, y el respaldo al presidente Alberto Fernández. “Los cuatro años del gobierno de Cambiemos fueron una verdadera catástrofe para la industria argentina y el entramado productivo. En ese período se perdieron 180 mil puestos de trabajo en el sector y cerraron 25 mil pymes, muchas de ellas talleres, pequeñas y medianas fábricas, frente a una tormenta perfecta: apertura importadora, suba exponencial de las tarifas de los servicios públicos, reducción del mercado interno por la baja de ingresos y la imposibilidad de acceder a un sistema financiero orientado a la especulación con las Leliqs y Lebacs”, se quejaron. Ante esto, se comprometieron a “sostener y enriquecer al gobierno del Frente de Todos”. “Manifestamos el acompañamiento y apoyo a nuestro presidente en su defensa de la industrialización y el empleo, profundizando el desarrollo regional a través de la integración al mundo con un Mercosur fortalecido”, expresaron. Además de SMATA y la UOM, se sumaron al armado la Federación Gráfica Bonaerense, curtidores, el Sindicato de la Alimentación, la UOCRA, textiles, trabajadores del calzado, y muchos otros.

 

Esta movida se completa con otro agrupamiento industrial, ya no tan pensado para la interna de la CGT pero que mueve las piezas en el movimiento obrero. Se trata del llamado Espacio producción y trabajo, que integran gremios y empresas medianas y pequeñas, además de cooperativas y otros sectores similares. En este espacio participa la CTA de los Trabajadores, que si bien buscó en un momento volver a la CGT, hoy está lejos de involucrarse en la interna. Con lanzamiento en varias provincias, busca aglutinar propuestas productivas, con una mirada favorable a las políticas del gobierno.

 

Interna abierta

 

En lo previo, el espacio industrial estaría más cercano al moyanismo y los sectores que buscan un cambio en las autoridades –y el rumbo –de la central obrera. Si es así, es otro problema para Daer, que luego de ser bautizado por la Casa Rosada como el posible conductor de la CGT unificada, la pandemia y las diferencias internas terminaron de poner en duda su continuidad. En estos días, el dirigente se anotó un triunfo en la paritaria de la Sanidad, logrando un acuerdo para cerrar una suba salarial hasta junio, sorteando un paro y evitando el desgaste de una medida en plena segunda ola de coronavirus. Pero también sufrió las críticas por las visitas realizadas al presidente Macri durante su presidencia.

 

Según contó el portal El Destape, Daer se reunió “en secreto” con el entonces presidente Mauricio Macri el 24 de julio de 2017, acompañado por el titular del Sindicato de la Sanidad, Carlos West Ocampo y el jefe del gremio de Comercio, Armando Cavalieri. Hasta el momento, la visita no se había conocido. En ese tiempo, la reforma laboral era el tema clave para el gobierno, y las versiones indicaban que la CGT estaba al tanto del proyecto. En esta pelea, Daer salió a adjudicarse el anuncio del gobierno de ayuda a quienes no puedan trabajar en estos 15 días que dure el confinamiento mayor. Pero más allá de esto, hay muchos sectores que empiezan a buscar alternativas, ante la elección que se viene.