Por: Sabrina González Flores

En agosto del año pasado comenzó un nuevo conflicto entre los empleados de la planta Dánica de Llavallol y el Grupo Beltrán a cargo de la empresa, cuando los trabajadores denunciaron que la compañía quería cambiar el convenio laboral, lo cual implicaba una reducción en su salario de “hasta un 50 por ciento”.

Finalmente, luego de “largos meses de lucha, la empresa desistió definitivamente” de modificar las condiciones laborales y los trabajadores se mantendrán en el Convenio de Aceiteros. “Esto es un logro muy grande”, celebraron. 

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“La empresa no tuvo más alternativa que sentarse a negociar para poner fin a tan complejo conflicto. En el acta de acuerdo, de tres años de duración, la empresa desiste definitivamente de sus intenciones de quitarnos nuestro justo derecho de representación gremial dentro del Convenio Aceitero.

También se acordó el aumento progresivo de nuestro atrasado salario, siempre siguiendo la escala salarial aceitera, con el compromiso firmado de pagar todos los futuros aumentos luego de 12 meses de las resoluciones paritarias,  junto con el pago del 50% de los bonos”, informaron los trabajadores de Dánica a través de un comunicado.

En diálogo con Política del Sur, Javier Castillo, delegado de los trabajadores “ahora reconocido por la empresa como tal”, celebró el logro y apostó porque “este sea un punto de salida para cambiar la relación con la empresa”. 

Castillo aseguró que se trata de “una satisfacción muy grande” el haber llegado a un acuerdo para permanecer en el convenio al que siempre pertenecieron ya que “con la paritaria de fines del 2020 el sueldo de aceiteros de fue a 93.000 pesos, esa es la categoría más baja y en cambio la más baja del otro convenio es de 45.000 más de un 50 por ciento de diferencia”, apuntó el delegado. 

Y concluyó: “Este es el resultado de una lucha ardua y dolorosa que solo nosotros podemos comprender en toda su amplitud y esperamos que esto sirva para otros trabajadores, que sepan que lo importante siempre es defender y luchar por nuestros derechos”.

El conflicto había comenzado en agosto del 2020, cuando la empresa quizo imponerles a los trabajadores el traspaso al convenio Alimenticio, lo cual implicaba una reducción en el salario de los empleados. A su vez, los delegados de la planta denunciaban que la empresa no respetaba los aumentos acordados en paritarias desde el año 2018, por lo cual inició un conflicto que incluyó manifestaciones, protestas y acampes en las puertas de la planta. 

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