Gremiales | 13 nov 2020
ANALISIS
La CGT presiona al gobierno con romper su alianza por los fondos de sus obras sociales
La dirigencia habló por primera vez del malestar por la situación económica y social, y hasta algunos se animaron a pensar en una protesta. El cambio de actitud se da cuando aumenta la disputa por la sostenibilidad de la seguridad social, jaqueada por la pandemia. El moyanismo y sus aliados también hablan de movilizarse, pero para mostrar respaldo a Alberto Fernández.
Por: Diego Lanese
Por primera vez desde que se inició la pandemia, la dirigencia de la CGT se reunió de forma presencial en la histórica sede de Azopardo, un encuentro que no tuvo para nada clima de festejo. El enojo de un sector de la conducción de la central obrera con algunas “promesas incumplidas” por parte del gobierno nacional fue la novedad de la cumbre, que giró en torno de las dificultades que tienen los gremios y sus obras sociales de afrontar sus responsabilidades en la actual crisis. El malestar es tal, que un grupo planteó la necesidad de hacer “alguna movilización”, e incluso se usó la palabra “paro”. Si bien la mayoría no cree conveniente realizar una medida tan drástica, el cónclave marca un distanciamiento entre la dirigencia sindical y el oficialismo, tal vez la más grandes desde que asumió Alberto Fernández. La interna de peronismo dentro del Frente de Todos influye en esta actitud, que también se explica con los posicionamientos respecto de la renovación de autoridades de la CGT. En este sentido, la interna gremial queda bien marcada, ya que el moyanismo y los sectores más combativos, que no fueron a esta reunión, plantean una marcha para festejar el Día de la Militancia, y así respaldar al gobierno.
Los rumores de un paro corrieron como reguero de pólvora luego de la cumbre de la dirigencia sindical, que no ocultó su frustración por la situación que vive el país, y piden que se cumplan con algunas promesas realizadas por la Casa Rosada. La voz cantante del descontento la llevaron “los gordos”, los grandes gremios de servicio que tienen la conducción cegetista, con Héctor Daer a la cabeza. El dirigente es el virtual secretario general, luego del alejamiento de Carlos Acuña de la co conducción, ya que si bien no renunció formalmente se alejó de las decisiones importantes, en disidencia con el apoyo al gobierno. Pero ahora que hay diferencias, el sector se mantiene alejado de las decisiones. Si bien la mayoría descartó una protesta, el malestar existe. Daer fue en 2019 “bendecido” por el entonces candidato a presidente para ser el nuevo conductor de la CGT, pero la pandemia evitó la elección. El dirigente de la Sanidad es amigo personal de Alberto Fernández y mantiene buen diálogo, pero debe hacer equilibrio respecto de sus aspiraciones para el 2021.
La frustración de muchos dirigentes no se oculta. Como le dijo a Política del Sur Julio González Infrán luego de la reunión, “una cosa es lo que se prometió y otra es la que se está haciendo. Es muy probable que hagamos un paro antes de fin de año”. El dirigente no ocultó su enojo respecto de los problemas económicos y sociales que se atraviesan, y la nueva fórmula previsional fue el pretexto justo para alzar la voz. “A los jubilados le manotean la guita porque no tienen organización, por eso les tocan los fondos”, se quejó. El malestar podría ser tratado en futuras reuniones con el propio presidente, que se solicitaron esta semana. También se pidió hablar con la vicepresidenta de la Nación, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, lo que sorprendió ya que la mayoría de la dirigencia cegetista no tiene un diálogo fluido con la ex presidenta.
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