En el marco de la delicada situación económica y con un dólar cercano a los 200 pesos, el economista Juan Carlos Vacarezza remarcó que “más que darle importancia al dólar libre, el verdadero que tenemos que tener en cuenta es el contado con liquidación”.

Explicó que en Argentina hay cuatro dólares: el oficial para el comercio exterior, el contado con liquidación que es cuando alguien compra un bono en dólares en pesos y lo vende en el mercado exterior, después tenemos el dólar bolsa pero en vez de comprar un bono del Estado argentino se compra una acción, y después tenemos el dólar blue, que es el dólar no oficial.

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“Es el que dicen que hay que mirar por la expectativa de la devaluación pero hay que ver más bien el contado con liqui”, acentuó Vacarezza.

Consultado sobre la posibilidad de que Argentina padezca nuevamente un proceso devaluatorio, sostuvo: “Quizás no a una devaluación”. En este sentido, bregó por una apertura de mercado. “Hay economistas que dicen que habría que abrir el mercado para canalizar por ahí las operaciones financieras, aunque eso puede durar un determinado tiempo para nivelar la política económica”, resaltó.

“Cuando faltan dólares, el que exporta no lo hace porque cree que se va a devaluar y cree que va a tener más rentabilidad si mantiene el stock, y el que importa lo hace más rápido por miedo a que aumenten los valores de las importaciones. Por eso, se le dice Puerta 12, todos quieren ir al dólar”, graficó.

Por lo tanto, “si bien el mercado puede impulsar una devaluación pero el Gobierno tiene alternativas en el mercado cambiario”.

Las declaraciones de Vacarezza no fueron en contra de Martín Guzmán sino más bien contra el titular del Ejecutivo. “El ministro ha actuado bien, no tiene la culpa. Lo que no hay es la conducción estratégica. No cabe la menor duda de que es un problema político”, agregó.

En definitiva, “la falta de conducción política deterioró la normativa necesaria para el país. No es que al Gobierno se le escapó la economía sino que en la relación vida-economía, el Gobierno tuvo mucha esperanza en que el Estado subvencione lo que la economía real no pudo hacer”. “Y eso fue un boomerang”, dijo Vacarezza.