Entre las palabras relativamente nuevas que se fueron popularizando en la salud sexual de las personas, una fue ganado terreno, y algo de morbo. Se trata del “squirt” o eyaculación femenina. Hace un tiempo, las mujeres comenzaron a hablar de esto, y generaron muchos mitos detrás de esta situación. “Apareció hace un tiempo, en el consultorio muchas mujeres comenzaron a preguntar por el tema, muchas tenían orgasmos, pero no una eyaculación, y querías saber si tenían un problema”, explicó la sexóloga licenciada Silvina Lizarraga en su columna semanal en el programa radial de Política del Sur.

Lizarraga remarcó que el tema de squirt está vinculado a las “presiones que hay en torno al orgasmo de la mujer, y todo apunta a un resultado, y eso no es a lo que se debe apuntar en la sexualidad, sino a disfrutar de todo el recorrido”. “Generar ansiedad hace que se instalen demasiadas presiones, cuando el squirt son respuestas involuntarias. El peor boicoteador del disfrute y el placer es la ansiedad”, agregó la especialista.

Para Lizarraga, es muy importante saber de qué se trata esto de la eyaculación femenina. “El squirt si bien es un reflejo involuntario a la relación sexual, es un fenómeno diferente al de la eyaculación femenina”, alertó.  Si bien se las compara y hasta se las iguala, se producen por elementos distintos del aparato sexual, y por procesos distintos. “Hay mujeres eyaculan a veces, a veces sólo unas gotas, otras lo hacen siempre”, dijo. Mientras el squirt se expulsa a través de la vejiga, y es orina diluida, mientras la eyaculación es un líquido blanquecino.  

Como el tema es nuevo, se están estudiando entre los especialistas en sexualidad, pero no hay muchas certezas de los motivos de su aparición. “El tema es controversial, hay distintos planos de investigación”, dijo Lizarraga. Se conoce mucho por las películas porno, que lo dio a conocer, pero en realidad no hay estudios que den cuenta de cuántas mujeres tienen un squirt. En cuanto a la eyaculación, si hay más datos. En ambos casos, están vinculados al grado y eficacia de la estimulación que recibe la mujer.