El 26 de mayo de 2018 se fue por la puerta de atrás. Luego de no haber renovado su vínculo con el club y en pie de guerra con la dirigencia de aquel momento, Maximiliano Gagliardo dejaba Los Andes luego de cinco temporadas con más de 150 partidos en la espalda y un ascenso a Primera B Nacional. Un año después y de la mano de Sergio Rondina -otro conocido en Los Andes- se daba el gusto de llegar a Primera División por primera vez en sus 37 años de vida.

Hoy, a más de dos años de su salida, Gagliardo habló de todo lo que vivió en Los Andes durante esos cinco años, recordó con detalle el ascenso de 2014 y se animó a soñar con un regreso al club de Lomas de Zamora.

- ¿Qué es Los Andes en tu vida?

- Los Andes es un club que me marcó y que logró un sentimiento dentro mío que no había logrado ningún club. Un sentimiento de pertenencia que es difícil de encontrar. Que uno lo sienta y la gente te lo demuestre y que sea recíproco es difícil. Disfruté mucho, pasé momentos buenísimos, de los más lindos de mi carrera, y pasé el momento más duro de mi carrera también. Es una mezcla de todo, es como si fuese una relación, con momentos buenos y malos.

- ¿Lamentás las condiciones de tu salida? ¿Cómo te trata el hincha hoy en día?

- El tiempo pone todo en su lugar y quedó demostrado que el problema de ese momento era la dirigencia, que siguió un año más, que siguió haciendo desastres y terminó mandando al club al descenso con un montón de deudas y con un club devastado. Echaron a los que éramos queridos en el club y teníamos sentido de pertenencia. Quedó demostrado que el problema eran ellos y la gente hoy por hoy me lo reconoce. Muchos de los que creían el discurso de los dirigentes se dieron cuenta que no era así. Pero sabemos que es difícil luchar contra la clase política cuando se pone en contra de los jugadores.

- ¿Cómo lo ves a Los Andes en la actualidad?

- Soy socio del club, trato de colaborar en todo lo que sea. Estoy muy cercano, llevo a mi hijo a las inferiores. La realidad es que nos da lástima todo lo que habíamos construido porque sabemos lo difícil que es ascender. Cuanto más abajo vas, más difícil es ascender, y ver a un club tan grande en el momento como el que está, es difícil. No era un momento para descender el año que lo hizo porque había un solo descenso. Con una campaña medianamente normal se salvaba. Cuando pasan cosas buenas es una secuencia de cosas que se hacen bien y que llegan con el ascenso, pero cuando se hacen cosas mal como las que hicieron de desarmar el equipo del ascenso, echar técnicos e ídolos del club, el club terminó como terminó. Si bien la historia sigue para el club y se va a levantar, va a costar porque no es fácil llegar al ascenso.

- ¿Considerás que viviste los momentos más estresantes de tu carrera en Los Andes?

- Fue estresante Los Andes. Me involucré mucho, involucré mi corazón, quise ayudar, quise mejorar cosas que iban a un camino malo, y eso genera mucho estrés. Los que me vieron en mi último partido en el club, en cancha de Los Andes y con ese partido nos salvamos, saben que llegué al vestuario y me largué a llorar de una manera difícil de entender. Es una mezcla de sensaciones porque había hecho un montón, pero no había alcanzado, el camino era uno y se acercaba la despedida. Si no hubiese sido por la decisión de los dirigentes de no renovarme, yo no me hubiese ido nunca del club. Viví momentos muy lindos que los repetiría, pero que fueron estresantes.

- Así y todo, ¿sentís que fue la clave para que puedas llegar a Primera?

- Sin el paso por Los Andes no hubiese vivido lo que viví hoy. Ahí fue un quiebre en mi carrera, que estaba estancada o que venía con altibajos. Desde ahí fue el puntapié para lograr eso. Más que un logro personal, es un logro grupal de toda la familia que nos apoya, que sufre los momentos. Por eso mi descarga y mis palabras a mi hijo, que es el que más lo sufría, si bien lo sufría toda mi familia. Por eso se lo dediqué. Fue un alivio, costó, tuve mucho sacrificio, y es el día de hoy que disfruto el día a día.

- Yendo precisamente al ascenso del 2014, ¿cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza?

- El primer recuerdo que se me viene a la cabeza es en la cancha de Platense contra Acassuso. Un partido crucial, fundamental. Entramos al entretiempo 2-0 abajo y estábamos liquidados, sentíamos que se nos podía escapar. Las palabras de Fabián (Nardozza) fueron claves, nos dijo que todo se acomoda, que a la gente buena le tocan las cosas buenas y que seamos conscientes de que estábamos haciendo un buen torneo. La remontada que tuvimos fue una alegría, una emoción, porque se acercaba el ascenso tan esperado.

- ¿En algún momento sentiste que se les podía escapar?

- Cuando arrancamos tan bien sentía que era ese torneo, pero ese partido cuando nos hicieron el segundo gol pensé que se nos podía escapar. Una vez que remontamos, sabía que no se nos podía escapar. El segundo gol de Acassuso fue durísimo. Llegamos al vestuario después del partido y muchos lloramos porque fue un momento de sumo estrés.

- ¿Cuán importante fue Fabián Nardozza en ese equipo?

- Si bien soy un convencido de que los jugadores tienen el mayor porcentaje de lo que se define porque se define en la cancha, los entrenadores son los que enlazan todo y llevan el objetivo. En mis dos ascensos la cabeza del grupo fueron Fabián (Nardozza) y Sergio (Rondina), ellos tenían en claro el objetivo, saben armar las piezas y juntarlas para sacar el mejor provecho. Uno de los primeros errores que tuvo el club fue echarlo a Fabián.

- ¿Por qué ese equipo salió campeón?

- La clave estuvo en que nosotros no habíamos logrado el objetivo y se mantuvo el equipo. Trajimos a Diego Galeano, que jerarquizó el plantel y fuimos juntos al objetivo. Sabíamos que ese equipo estaba para pelear el torneo porque teníamos grandes jugadores en todos los lugares de la cancha. Teníamos dos centrales con mucha experiencia, no por nada el "Toro" (Segovia) está jugando en América de Cali.

- ¿Qué recordás de aquel partido ante Almagro donde se consagraron? Comenzaron perdiendo.

- Sí, fue terrible, pero cuando lo remontamos tan rápido y hace el segundo gol Ale (Noriega), el sentido de felicidad y de tranquilidad era inexplicable. Me había pasado algo extraño. La noche anterior como a las tres de la mañana me desperté soñando que sacaba yo del arco y que habíamos ascendido. Fue tal cual como después sucedió. En ese momento, los levanté a Galeano y a Noriega que concentraban conmigo para decirles que éramos campeones.

- Hablando de Galeano y Noriega, ambos en Los Andes, ¿te escriben para que vuelvas?

- Están disfrutando el momento que estoy pasando yo de poder estar en Primera. Tenemos un grupo juntos en el que dijimos que teníamos que volver los tres, se me adelantaron ellos dos. Yo estoy muy contento y disfruto mucho de tenerlos en el club, porque lo fundamental para que los clubes se vayan organizando es tener jugadores con sentido de pertenencia, y ellos lo tienen. Eso es un plus importante que espero que sigan manteniendo.

- Asimismo, ¿pensás en un regreso a futuro?

- Hoy estoy muy cómodo en Arsenal y me encantaría seguir, pero siempre es un anhelo volver a Los Andes. Lo que pasa es que se tiene que juntar mi deseo con el deseo de los dirigentes, del técnico, no es fácil. Pero yo creo que se puede dar, porque cuando las ganas son tales y la idea está firme es posible que se dé.

- A tus 37 años, ¿se piensa en el retiro?

- Esto es año a año, uno no se puede poner plazos de un año a otro. Es imposible mantener el físico, pero hoy me siento más pleno y mejor que muchos años anteriores. Mejor alimentado y cuidado. Es fundamental jugar para los grandes como yo, un año que no jugás y se complica. Muchas cosas dependen para la cantidad de años jugando.