lunes 17 de junio de 2024 - Edición Nº2021

Otros | 2 jun 2020

ENTREVISTA EXCLUSIVA

La dura realidad de Baglivo: “Si no firmo la renovación, dentro de un mes estoy tirado en la cama de mi casa”

El defensor de Temperley contó lo que puede llegar a suceder si no firma la extensión del contrato con el Gasolero. Además, relató lo mal que la está pasando desde el comienzo de la pandemia, y en el aniversario de Talleres, recordó el ascenso de 2015.


El 18 de octubre de 2019 no fue un día más en la vida de Enzo Baglivo. Ni en la vida de Temperley ni de Talleres ni del fútbol. Ese día, al actual defensor del Gasolero lo embistió un auto cuando volvía de cenar con amigos y lo dejó en grave estado de salud. Su vida pendía de un hilo y perdió el 85 por ciento de la sensibilidad de todo su cuerpo.

Hoy, casi ocho meses después y con una pandemia que nos atraviesa, Enzo habló en exclusiva con Deportes del Sur sobre cómo lleva la recuperación en tiempos de cuarentena y la situación contractual con el Gasolero, y también recordó el ascenso del 2015 de Talleres, en un nuevo aniversario del elenco de Escalada.

- ¿Cómo estás transitando la rehabilitación en esta época de aislamiento?

- Estas últimas dos semanas se complicó bastante. Era cuestión de que el virus entre a la clínica para que se contagien los pacientes, que en su mayoría son mayores de edad con problemas respiratorios, diabetes y más cosas. La rehabilitación se frenó un poco. Si bien hacen todo lo posible para que yo me sienta lo más cómodo, no es lo mismo. Vienen a trabajar conmigo a la habitación pero no es lo mismo. Se complicó bastante, hay que tener paciencia porque todo está muy complicado en todos los ámbitos.

- ¿Cómo es tu situación física actual? ¿En qué aspectos mejoró?

- Gané fuerza en los brazos, estoy comiendo solo, manejo el telefóno con fluidez, puedo levantar algunas cosas como la botella de agua, me doy maña para ciertas cosas que en un principio no sabía. Más que rehabilitación, es maña de la vida que uno se da. Es como estar todos los días haciendo algo le vas agarrando la mano por más dificultad que uno tenga. Estoy andando en la silla de ruedas solo, manejo la computadora, tomo mate. Son pequeñas evoluciones que parecen insignificantes, pero para mí son más que importantes. Mi siguiente objetivo era lograr pasarme de la silla de ruedas a la cama y viceversa solo. Cuesta, pero el movimiento lo tengo, me falta fuerza y equilibrio. Perdí la sensibilidad y la fuerza del 85 por ciento de mi cuerpo. Tengo que dominar 50 kilos muertos, es bravo. Pero es práctica, es caerme, levantarme, golpearme, vencer la frustración. Acá hay profesionales de puta madre que están todo el día motivándome y ayudándome a creer en mí mismo. Claramente, no estoy solo en esto.

- Imagino que eso te da muchas más esperanzas.

- La esperanza es lo último que se pierde. Mi objetivo es tener una vida lo más independiente posible, poder viajar, trabajar, ser padre de familia, tener una vida relativamente normal. Cada progreso es una gotita de esperanza que suma. Se gana muchísimo en lo anímico pero los golpes anímicos en contra son bravos. Estoy solo en la clínica hace casi dos meses y medio, no puedo ver a mi familia ni a mi novia ni a mis amigos. Hace más de tres meses y medio que no puedo irme a mi casa, es bravo. Lo emocional es lo más importante de esto.

- ¿Qué intentás hacer en los ratos libres? ¿Mirás fútbol?

- Trato de conectar el teléfono a la computadora y aprender a manejar Netflix. Cuando se jugaba la Primera Nacional, hacía análisis de equipos, trataba de mirar todo, anotar qué jugador me llamaba la atención, falencias. Todo para tener conocimiento. Trato de meterme, dentro de mis posibilidades, lo más que se puede. Hay que estar preparado porque uno nunca sabe, mañana me llama una persona para hacerle análisis de equipo y no quiero que me agarre desnudo.

- Por lo que decís, pareciera que querés ser técnico en un futuro. ¿Es así?

- Si bien mi cabeza está intacta, no me gustaría ser técnico en este momento. Toda mi vida soñé con ser técnico, pero a mí me gustaría ser un técnico activo, que pueda participar con el jugador, que pueda estar a la par, mostrarle los movimientos al jugador. No me gustaría ser un técnico que solamente usa la cabeza. Para eso está el maestro Tabarez, que tiene años y años y es quien es por lo que logró.

- ¿Cómo está la situación salarial con Temperley en plena pandemia?

- Esta pandemia golpeó a todos, no hay club que quede exento, salvo los que tengan ingresos distintos. Los dirigentes tienen un compromiso muy grande con el plantel, pero no tienen los recursos como para juntar el dinero. Están haciendo planes de pago, están metiéndole mucha voluntad para mantener bien al plantel.

-¿Te asusta lo que pueda pasar a partir del 30 de junio?

- Mi petición era que me renueven el contrato para poder seguir teniendo la cobertura de la obra social. Temperley mostró buena voluntad, me dijeron que me lo iban a renovar, desde el gremio no se oponen para nada y dijeron que iban a hacer fuerza para que me renueven el contrato. El tiempo pasa, uno no pone la firma, ya estamos en junio y dentro de 28 días se me vence el contrato. Los tiempos cada vez se acortan más pero confío en la buena voluntad de las personas y sé que me van a dar la mano que tanto estoy necesitando. Acá hay una realidad, que es que si no tengo cobertura, dentro de un mes estoy tirado en la cama de mi casa sin hacer nada. Es una cruda realidad, pero es así.

El ascenso con Talleres de Escalada

- ¿Qué recordás de aquel ascenso en 2015?

- A nivel grupal, fue el único logro de mi carrera. Recuerdo todo, la verdad que lo tengo muy presente, era un equipo que jugaba muy bien al fútbol, que tenía mucho coraje para implementar muy bien sus formas en cualquier cancha y ante cualquier rival. Fue un año muy lindo el que pasamos. Con el Polaco (Cristian Aldirico, el DT de ese momento) armamos un buen vínculo, había mucha confianza, yo confiaba en su trabajo, él en el mío y por suerte pudimos trabajar muchos años juntos.

- ¿Qué tenía ese plantel para la lograr lo que logró?

- Una de las cosas que tenía ese plantel, que a pesar de que era muy joven con la mayoría de los jugadores, entre 23 y 24 años, tenía mucho coraje futbolístico. Tenía una idea clara y no le pesaba llevarla a cabo. Si bien había algunos partidos que salían mejor que otros era un equipo con ideas y funcionamiento claro. La base de ese equipo éramos jugadores que veníamos juntos desde el 2012 o 2013. El Negro Banegas, Graneros, a Seba Prieto lo conocía desde los 10 años igual que al Chavo (César) Borda, a Eloy (Pereira) desde chiquito, a Ema Ibáñez desde ese año, pero se adaptó rapidísimo porque era del barrio. Éramos chicos muy humildes, trabajadores y que teníamos ganas de triunfar y dejar nuestra huella en el club. Estaba Martín Civit, el Lorito Giménez, chicos que estaban hace mucho en Talleres. 

- ¿Te marcó ese ascenso?

- Ese año para mí fue fundamental, aprendí muchísimo. Un ascenso siempre te marca, hay jugadores que hacen trayectorias muy buenas, pasan muchos años en el fútbol y no pueden lograr un ascenso o ganarse un nombre en la historia del club. Yo tuve la suerte de pertenecer a ese equipo y estoy muy agradecido a todos.

- ¿En qué momento sentiste que podían ascender?

- No recuerdo un partido clave, pero ese equipo, más allá de que tenía la idea clara, iba modificando a medida que el momento lo requería. Era un equipo que marcaba mucho gol, pero también era un equipo al que le convertían mucho. Luego empezamos a dejar de recibir goles para convertirnos en un equipo más aguerrido pero siempre manteniendo su funcionalidad e idea. Era un equipo pragmático, podía modificar nombres y jugadores que jugaba igual. Tenía un 11 ideal y cada jugador que entraba rendía de la misma manera. Eso te marca para ser protagonista.

- ¿Cuál fue el momento más satisfactorio?

- Lógicamente, la segunda final, pero saliendo de eso, hubo un partido muy importante que le ganamos a Dock Sud. Íbamos perdiendo 1-0 y se lo dimos vuelta 2-1 en el minuto 48 y 49, dos goles seguidos. Peleábamos la punta de torneo con ellos y luego les ganamos la semifinal del reducido. Talleres había ganado pocas veces en la cancha de Central Córdoba, era un rival durísimo, pero se dio así. Fue una final muy pareja, pero nosotros fuimos más eficaces, nada más que eso.

- ¿Qué es Talleres en tu vida?

- Vivo a doce cuadras del club, mi familia es hincha de Talleres, todo el mundo sabe que yo soy hincha de Talleres. Es mi lugar, es mi equipo, viví cosas muy lindas, tiene un lugar muy importante en mi vida Talleres. Yo soy un agradecido a Talleres, gran parte de mi vida la pasé en el club, estoy enormemente agradecido y muy contento de ser parte de la historia del club. Son muchos sentimientos los que siento. Los fines de semana que me fui a mi casa, me fui a la cancha de Talleres. Yo quiero ir, quiero estar, participar con ideas y proyectos. Me gustaría estar.

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