Así como decir Pablo Vicó es decir Brown de Adrogué, decir Gastón Grecco es decir una gran parte del conjunto de Adrogué. Grecco es el máximo goleador histórico del elenco browniano, y en diciembre del año pasado decidió ponerle fin a su carrera vistiendo por última vez la camiseta tricolor.

Surgido de la cantera, fue vendido de muy joven a San Lorenzo y con ese dinero el tricolor pudo hacer una de las dos tribunas con las que cuenta actualmente. Grecco habló en profundidad con Deportes del Sur y repasó toda su carrera con la camiseta tricolor: sus ascensos, el retiro y mucho más.

-Habiendo vivido todo lo que viviste en Brown, ¿Cuál es el momento que más recordas con el tricolor?

Tuve cinco etapas en el club, la quinta fue la del retiro y cada una de ellas tuvo cosas muy buenas. Desde que me fui haciendo 25 goles en un torneo, después de cinco años vuelvo, hice 23, me fui, volví y ascendí, me volví a ir, nuevamente volví a ascender. Pasaron cosas extraordinarias, fueron cuatro años hermosos que no se olvidan en la vida. El primer ascenso fue algo glorioso, hermoso para el club, y hoy está en una división establecido, con un nombre. Brown dejó de ser hace muchos años un equipo chico, como decían. Es un equipo al que le temen, vienen al Lorenzo Arandilla y la tienen complicada, eso está bueno para el club.

-¿Que te acordas de aquel ascenso del 2013?

Me acuerdo todo de ese ascenso. Fue un año hermosísimo en todo sentido. Ese año me tocó llegar a 200 partidos, metí el gol 92 donde me convertí en goleador histórico, me hacen el nombre en la tribuna, ascendemos. 2013 fue algo hermosísimo, me quedó la bronca de no poder estar en los penales porque me lesioné en el partido de ida. Faltando 10 minutos me desgarré el cuádriceps y me perdí la vuelta, pero fue hermoso.

-En aquel reducido se metieron de casualidad...

Fue de película como nos metimos en ese reducido. Con el empate estábamos quintos y no nos alcanzaba, en la otra cancha estaba jugando Estudiantes de Caseros con Platense que estaba clasificado y Estudiantes tenía que ganar para clasificar, el empate no le servía. Nosotros estábamos jugando el clásico en cancha de Temperley. Faltando pocos minutos tiré un centro, Bordacahar la dejó pasar y lo metió Sproat. Fue un desahogo hermoso ganar en esa cancha, y después estuvimos 10 minutos esperando en el vestuario que termine el partido de Platense con Estudiantes que termina ganando Platense. Entramos por la ventana realmente.

-La forma en la que ascendieron en aquel campeonato también fue bastante épica, ¿No?

Los penales fueron un sufrimiento terrible. Si Unyicio metía no hacía falta que pateen el cuarto y el quinto pero erró. En ese momento se me cruzaron mil pensamientos, estaba con mi hermano en la tribuna, las piernas no me respondieron, me caí y me agarró él. Después Schmidt erró su penal y hubo que seguir sufriendo, pero apareció Burtovoy que fue un partícipe importante. Lo había demostrado con Platense la fase anterior y lo reafirmó en una final agónica, muy sufrida, pero merecida por lo que habíamos generado en ese campeonato.

-¿Y del ascenso del 2015 qué recordas?

Fue un grupo humano extraordinario, siempre supo lo que quería, siempre apuntó a eso. Tuvimos un año muy bueno, peleando siempre arriba, en los primeros puestos. Fue merecido porque no merecíamos descender. Ese año no estuve pero la segunda mitad del año no merecía eso, se habían hecho muy bien las cosas y costó mucho sobre el final. No había mucha respuesta porque había que sacar tres puntos pero no se pudo dar. Pero lograr nuevamente el ascenso con semejante grupo, estábamos la mayoría del plantel del 2013 y se dio todo como queríamos. Ese gol agónico le dio la frutilla del postre.

-¿Por qué crees que Brown pudo ganar dos ascensos en pocos años y mantenerse en la Primera Nacional hace cinco años?

Esto se gana porque se mantiene una base, es fundamental que haya un proceso. Si armaste un buen equipo al año siguiente mantenelo con algunas variantes. El segundo año te va a dar más resultados y el tercero mejor. Durante mucho tiempo Brown fue así, mantuvo los equipos, a los jugadores y los fue potenciando en el día a día, año a año. En eso Pablo tiene un muy buen ojo, arma muy buenos planteles, muy buena gente. Futbolísticamente ni hablar. Eso llevó a que todos los años peleemos por algo porque el equipo el equipo se conocía de memoria. En 2013 nos decían el Barcelona de Adrogué porque en 4 fechas teníamos 15 goles a favor. Manteniendo esa base y potenciando año a año sin necesidad de cambiar drásticamente los planteles fue uno de los secretos.

-¿Tenes relación con los jugadores de aquellos planteles?

Con la mayoría de esos planteles tengo relación, son jugadores que hemos compartido muchos años en el club y en el fútbol en general. Tenemos el grupo de campeones de 2013 y de 2015 y prácticamente son los mismos, varía en algún compañero. Los aniversarios de cada ascenso lo recordamos, no nos juntamos por motivos de trabajo pero siempre lo recordamos.

-¿Qué es Brown en tu vida?

Yo salí del Baby de Brown, es mi segundo hogar, viví toda mi vida dentro de ese club. Amo al club y cada vez que me tocó vestir la camiseta lo hice con el corazón y así se dieron las cosas. El club para mi es todo, veo a la gente que cada vez que me ve me hace sentir ese cariño y me hace sentir una parte importante del club. Eso es un orgullo. Uno cuando empieza en esto no apunta a ser el ídolo de nadie, de ningún club. Las cosas se fueron dando, fueron surgiendo. Yo me enteré que podía ser goleador histórico un partido antes de hacer el gol, hasta ese momento no llevaba ninguna estadística. Si no me lo decían ni sabía. Uno trabaja, hace lo mejor y trata de poner el club en las mejores posiciones. Todo lo que surja son mimos que te da la gente y los dirigentes, es muy lindo y va a quedar grabado a fuego en mí.

La relación con Vicó y su rol de coordinador de inferiores

-¿Cómo terminó tu relación con Vicó? Teniendo en cuenta que en el último semestre de tu carrera jugaste bastante poco.

Tenemos una muy buena relación, no hay ningún problema. Hoy por hoy me toca estar en la coordinación del fútbol infantil y estamos en contacto todo el tiempo porque su idea de juego es la que pretendemos desde reserva hasta infantiles. Se armó un lindo proyecto, habló mucho con Pablo, me brindó todo su material, sus trabajos y demás para dárselo a mis profes y técnicos. De esa manera se trabaja muy bien. Si jugué mucho o poco en el último tiempo es algo futbolístico, no tengo ningún problema.

-¿Cómo ves el trabajo en inferiores? Últimamente Brown no ha sacado muchos jugadores del club.

Hay material, se estuvo haciendo un buen trabajo de inferiores. Quizás al momento de la elección, Pablo tiene otras prioridades. Brown se ha hecho un nombre y muchos clubes grandes aportan jugadores para mostrarlos en el club. Vienen a préstamo, jugadores que tienen roce en primera y en ese sentido Pablo opta por un jugador que ya haya tenido un roce y no un chico de inferiores. No darle la posibilidad de que crezca puede que sea parte del temor del cuerpo técnico al momento de armar el equipo. Hay material de inferiores, hay que trabajarlo mucho, pero la última reunión que tuvimos con Pablo hablamos de tres chicos 99 que se les va a hacer contrato. Eso es una gran noticia porque hace mucho tiempo que no se hacía. Ojalá que a futuro tengamos muchos chicos progresen y el club haga los negocios con los chicos porque está bueno que tengamos un buen patrimonio en el club.

-¿Por qué crees que se arman planteles de jugadores grandes y no con chicos de inferiores?

Brown tiene un nombre, muchos quieren venir. Me llaman muchísimos jugadores para que acerque a Pablo y se los ofrezca porque es un club muy ordenado, respetado y saben que se trabaja de la mejor manera. Trataremos de reforzar mucho mejor lo que es la parte de juveniles y que Pablo vea ese material para poder usarlo y confíe en ellos.

-¿Te animarías a ser técnico de Brown en un futuro?

Dirigir no lo siento, no es lo mío. Sí quiero ayudar al club por otro lado pero no siento que lo mío sea la dirección técnica.