Por: Diego Lanese

Hace un año, los empleados de la planta Llavallol de la empresa Canale comenzaron el día con la peor noticia. Mediante telegramas, la empresa informó el cierre de la fábrica de enlatados, en el marco de una crisis general de la firma, que en ese momento tenía ubicaciones en al menos tres provincias. A partir de allí comenzó una larga lucha, que incluyó la toma del lugar, la puesta en marcha de una parrilla solidaria y muchas actividades para sostener la pelea, que hoy, doce meses después, tiene un principio de cierre feliz.

 

Es que desde hace un tiempo se formó una cooperativa que de a poco está comenzando a recuperar la producción y promete sostener las fuentes de trabajo. “No es fácil”, admiten los integrantes de la fábrica, que están firmes en su tarea.

 

A un año de la quiebra de Canale, los empleados ya trabajan en la recuperación. Mediante un comunicado, los integrantes de la Cooperativa de Trabajo Metalúrgica de Llavallol (Cotramell) festejaron este nuevo inicio.

 

“Esa mañana de octubre el correo golpeaba la puerta de nuestras casas para dejarnos este regalo. Al mediodía nuestra asamblea de trabajadores de Canale votó permanecer en la puerta de la fábrica para custodiar las máquinas con el único objetivo de volver a trabajar. Un año después aún estamos acá junto a nuestras familias, unidos, convencidos, con la frente en alto, con nuestra cooperativa de trabajo volviendo a mover las máquinas que supimos resguardar”, explica el texto.

 

En este tiempo, los trabajadores hicieron de todo para sostener la lucha, desde montar una parrilla solidaria que todavía funciona frente a la puerta de la planta hasta ofrecer su trabajo en distintos oficios para sostener el fondo de huelga.

 

La cooperativa se formó con el 70 por ciento de los empleados de piso que reclaman la ley. Al momento del cierre había 185 empleados, y hoy Cotramell está formada al menos por 60 de ellos.

 

“No es fácil el camino que emprendimos”, admitió Nicolás Macchi, uno de los voceros de los empleados de Canale. En diálogo con Política del Sur, aseguró que “estamos avanzando lentamente, ordenando las cosas para poder producir más continuamente”. En este camino, vienen realizando “todos los pasos legales”. “Queremos tener todo lo que pide la ley, para poder consolidarnos a futuro”, manifestó.

 

La crisis comenzó mucho antes de octubre de 2018, cuando la empresa empezó a pagar salarios en cuotas como parte de la situación general de las empresas que operaban bajo la firma Canale.

 

A comienzos de ese mes, la Justicia mendocina decretó la quiebra de Industrias Alimenticias Mendocinas (IAMSA), propiedad del grupo Alco-Canale, la empresa de conservas con presencia en Buenos Aires, Catamarca y Mendoza. Al poco tiempo, los despidos y el quiebre llegó a Lomas de Zamora.

 

“La solidaridad de la comunidad fue total, se acercaron siempre a ayudarnos”, destacó Macchi. Desde el 2015, cuando la empresa presentó el preventivo de crisis, hubo despidos y retrasos en los sueldos, lo que generó el primer plan de lucha. Desde ese momento hasta hoy hubo momentos de tensión que terminaron en el cierre de la planta.

 

En la actualidad hay entusiasmo por el futuro inmediato, más allá de los obstáculos. “Nada ha sido en vano, y por más duro y difícil que sea todo, nadie nos va a arrebatar los sueños y mucho menos la alegría”, concluyeron.