

Por: Diego Lanese
Si bien no tuvieron el protagonismo que esperaban, los gremios miran con expectativa las PASO de este fin de semana. Con una apuesta a un triunfo opositor, en especial del sector más combativo encabezado por el Frente Sindical, la dirigencia espera que los resultados electorales acomoden el panorama pensando en la segunda mitad del año, que se verá totalmente condicionada por los comicios generales. Para entonces, ya preparan una agenda de temas que presentarán a las autoridades nacionales y a sus posibles sucesores.
Si llegara a haber un triunfo del Frente de Todos -lo cual debilitará aun más al gobierno nacional-, los gremios creen que será un buen momento para sepultar definitivamente la reforma laboral, que el macrismo ya tiene escrita y preparada para impulsar en caso de ganar. Este es un tema prioritario, que depende mucho de las urnas y marcará la relación con la política en el futuro cercano.
Más inmediato, el segundo tema de la agenda es la cuestión salarial. Con la inflación alta, los acuerdos paritarios se fueron desdibujando y muchos sectores piden volver a discutir esos números, algo que podrán hacer con mayor fortaleza entre las PASO y las generales.
El presidente Mauricio Macri, en alianza con los empresarios, tiene previsto impulsar una reforma laboral si es reelegido. No pudo doblegar la resistencia de los gremios en este mandato ni convencer a quien es hoy su compañero de fórmula, Miguel Ángel Picchetto, de acompañar el paquete de leyes que forman esta iniciativa, que desde la Casa Rosada -con respaldo del FMI- dicen que es imprescindible.
Si lograra el respaldo de las urnas, el Jefe de Estado irá por ella. Para eso, ya tiene un borrador, denominado “Plan Productivo 2020-2023, Relaciones laborales y empleo de calidad”, que esta semana se filtró en los medios. Si bien desde el Gobierno negaron que sea la base de una futura ley, la dirigencia gremial cree que será la base del avance.
Los gremios ponderaron en su momento la actitud de Pichetto de ni siquiera tratar los proyectos de ley del oficialismo si había postura negativa de la CGT. Por eso, muchos dirigentes lo consideran “el verdadero verdugo de la reforma hasta ahora”. Con su salto al oficialismo, esta postura queda, al menos, en duda.
El paper filtrado del Ministerio de Producción habla de las nuevas contrataciones, da libertad a las empresas para elegir el gremio que deba representar a sus empleados y busca discutir temas de encuadre laboral. “No hay discusión posible”, dicen desde la CGT, que admite que más allá del Ejecutivo, necesitan un Congreso que pueda frenar cualquier propuesta. “Ahí estamos flojos, metimos poca gente en las listas”, se quejaron, ante la consulta de Política del Sur.
En campaña, los empresarios insisten en su necesidad, pero los gremios creen que es un intento de “uberizar” las condiciones laborales. Esta es una constante en el mercado laboral, con el auge de las líneas “low cost”, las plataformas de entrega a domicilio y Mercado Libre, por ejemplo. La disputa está abierta.
Para contraponer esta idea, en el reciente encuentro del Frente Sindical, los gremios propusieron un “diálogo social tripartito” e invitaron a las empresas a dialogar sobre el futuro del trabajo, lejos del proyecto de reforma de Macri. Algo que podría darse si gana las elecciones Alberto Fernández.
Recuperar lo perdido
El otro gran punto que los gremios tienen en la agenda postelectoral es el salarial. Con una inflación que superará otra vez el 40 por ciento, muchos de los acuerdos quedaron atrasados. Por eso quienes no tienen cláusula de revisión, de actualización o gatillo, quieren entre las primeras y las generales presionar para habilitar una nueva discusión. Ya sea por necesidad de mejorar su performance electoral o para clamar el clima tenso, el oficialismo puede habilitar esa revisión, y ahí algunos sectores quieren anotarse en la carrera.
Los que quedaron mejor posicionados son aquellos que cerraron aumentos parciales, que a partir de los próximos meses deberán firmar el segundo tramo de la paritaria. Un ejemplo son los gremios ferroviarios, que acordaron un aumento salarial parcial para los próximos cinco meses, que incluyó un aumento del 17 por ciento retroactivo a abril, a abonarse de manera escalonada. En octubre deberán, con la inflación anual bastante clara, volver a discutir.
La disputa comienza acordando cuánto subirá el Índice de Precios al Consumidor (IPC) este año. Según informó a Política del Sur el Centro de estudios Atenea, la inflación tuvo entre abril de 2018 y abril de 2019 “una variación interanual del 48,5 por ciento, una de las más altas desde la hiperinflación”. Este cálculo sirve para pensar cuánto perdieron los gremios con su anterior acuerdo salarial y cuánto deberían pedir en lo que queda del año para compensar la caída.
Un ejemplo usado por Atenea fue el de los docentes universitarios, que firmaron un acuerdo general del 44 por ciento, con revisión en septiembre de este año y febrero del 2020. Un estudio reveló que un docente auxiliar perdió en lo que va del acuerdo un 28,7 por ciento de salario real. Eso podría compensarse en las dos actualizaciones. Pero desde que Macri es presidente, ese mismo docente perdió 36,5 por ciento. “Este año podemos recuperar lo perdido. Ahora, lo que ya se erosionó del salario antes, eso no tenemos chance de recuperarlo”, sostuvo un dirigente de la Federación de Docentes de las Universidades (Fedun) en diálogo con Política del Sur.
Otra paritaria testigo es la bancaria. La Asociación Bancaria logró un acuerdo del 19,5 por ciento en calidad de emergencia salarial. El acta paritaria refleja una suba del 10 por ciento sobre los salarios de diciembre del 2018, es decir, con retroactividad al 1 de enero de este presente año. Un 9,5 por ciento también sobre los sueldos de diciembre a partir de abril. Además, se acordó el pago de un importe compensatorio de 12.500 pesos que se abonará en dos tramos. La continuidad de esta discusión puede marcar el camino para el resto, que espera poder sacar alguna mejora antes de que la vorágine electoral lo tape todo.