Por: Diego Lanese

La semana pasada, la autopartista Viauro presentó la quiebra, despidió a unos quince obreros y podría cerrar sus puertas definitivamente. Durante el fin de semana, la metalúrgica Eitar de Bernal también dejó de producir, dejando a 240 empleados en la calle. Los ejemplos de la crisis de la industria se multiplican en el Conurbano bonaerense, zona sensible en materia de cierres, despidos y suspensiones.

 

Es tal el impacto de la crisis económica en el sector productivo que sólo el año pasado se perdieron 70 empleos, según un informe de CIFRA, el centro de estudios de la CTA de los Trabajadores. La caída de los puestos laborales registrados, según estadísticas oficiales, alcanza los 252.500 entre privados y estatales. El sector manufacturero encabeza la caída, que comenzó cuando Mauricio Macri llegó a la Casa Rosada, y se mantiene inalterable desde ese momento. Además, según los datos, los despidos afectan especialmente a las mujeres jóvenes.

 

El informe de CIFRA analizó los dato del SIPA, el sistema oficial que contabiliza los empleos registrados, llamados popularmente “en blanco”. Según esos registros, en febrero de 2019 “volvió a disminuir el número de trabajadores registrados, tal como viene ocurriendo en forma sostenida desde hace prácticamente un año, en el marco de una profunda crisis económica”.

 

Como resultado, agregó el trabajo, al que tuvo acceso Política del Sur, en el último año la cantidad de trabajadores registrados “se redujo en 252.500 y fueron los asalariados del sector privado los que más cayeron (-159.400)”.

 

En este contexto -continúa el informe-, “el peor desempeño fue el de la industria, que perdió casi 70 mil puestos de trabajo en 2018 y acumula prácticamente 140 mil cuando se considera el período completo desde la asunción de Cambiemos”. Uno de los datos que marca el impacto de la crisis en la producción es que la industria manufacturera experimenta un descenso de su ocupación “en forma constante desde noviembre de 2015”.

 

Detrás de la industria, en el sector comercio, se redujeron en más de 44 mil los puestos de trabajo, mientras que en el área de transporte, almacenamiento y comunicaciones, en alrededor de 20 mil. “También son importantes las reducciones en construcción, hoteles y restaurantes y actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler con caídas superiores a 10 mil trabajadores en cada una de estas ramas”, subrayó el informe de CIFRA. Sólo se registraron crecimientos en el empleo formal, de mucha menor magnitud (12.300 en total), en el sector agropecuario, la explotación de minas y canteras (principalmente por la actividad petrolera) y la enseñanza privada.

 

En la región, son muchos los ejemplos de las fábricas o plantas que cierran o despiden personal. Separadas por metros, en Llavallol hoy las dos grandes industrias de la localidad, Canale y Dánica, están en conflicto. La primera, paralizada por la quiebra de la firma, a la espera de que se ponga en marcha la recuperación a través de la cooperativa formada por los empleados; y la segunda, con paros por los despidos recientes.

 

Además, en el Parque Industrial de Burzaco, las dificultades de las empresas se ven a diario, como pasó con Viauro, que podría cerrar si prospera la quiebra anunciada.

 

Asimismo, de los datos de despidos, el informe de CIFRA alerta que la pérdida de trabajadores registrados generó un lógico aumento de la tasa de desempleo. En este sentido, la desocupación llegó en el cuarto trimestre de 2018 al 9,1 por ciento, “el nivel más alto desde 2005”. “Los grupos más afectados por el desempleo (mujeres y jóvenes) empeoraron relativamente más su situación. En particular, entre las mujeres jóvenes la tasa de desempleo superó el 20 por ciento”, agregó CIFRA.

 

En este punto se nota que el comportamiento de varones y mujeres en el mercado de trabajo fue diferente: “Mientras que entre los varones el empleo se contrajo 2,3 puntos desde 2015, entre las mujeres aumentó especialmente la actividad, probablemente por la necesidad de contribuir al sostenimiento de los ingresos familiares en el marco de la  acelerada pérdida de poder adquisitivo.”

 

Además, la calidad del empleo empeoró a lo largo del período: “El peso de los trabajadores independientes y de los asalariados no registrados aumentó en forma continua durante toda la presidencia de Macri, y como contracara se redujo la proporción de asalariados registrados”, señala el informe.