

La inflación del año pasado alcanzó el histórico 47,6 por ciento, la más alta desde 1991, cuando superó el 80 por ciento luego de la hiperinflación del final del gobierno de Raúl Alfonsín. La cifra récord marca el grado de deterioro de la economía argentina, que combina subas de precios con recesión en el consumo. En el sur del Conurbano, a estas variantes se les suma el desempleo, que según los reportes, es más alto que el promedio nacional.
La semana pasada, la Fundación Buenos Aires XXI difundió un trabajo realizado en conjunto con la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), donde alerta que la suba de precios fue en la región un par de puntos más alta que la que marca el Indec. Según el informe, elaborado en base a datos propios obtenidos por estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas, la suba general de precios alcanzó el 49,1 por ciento, más de dos puntos que la inflación oficial.
El informe de la Fundación Buenos Aires XXI, al que tuvo acceso Política del Sur, se basa en los datos de 1460 precios de distintos bienes, con lo que se elabora su propio Índice de Precios al Consumidor (IPC), más 163 bienes con el que se elabora el Índice de Alimentos. La supervisión técnica está a cargo de Horacio González y el procesamiento de la información a cargo de Juan Pablo Diatlenko, docentes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLZ.
“Según surge de nuestros cálculos la variación del IPC fue de 3,1 por ciento durante el mes de diciembre de 2018, acumulando un incremento de 49,1 por ciento durante el año 2018. El INDEC informa 2,8 por ciento durante el mes de Diciembre de 2018, un incremento de 47,1 por ciento en los doce meses del año 2018, datos correspondientes al gran Buenos Aires”, destaca el trabajo.
En tanto, los valores publicados por el Instituto de Estadística de la Ciudad de Buenos Aires son: “2,4 por ciento variación mes de diciembre y 45,5 por ciento acumulado en los doce meses de 2018”. Como dato adicional, resalta “la variación del IPC, según nuestros cálculos, de los meses de diciembre de los últimos ocho años”.
A partir de esto, la fundación establece que una familia tipo “debe contar, según nuestros cálculos, con un ingreso mensual de 11.050,47 pesos o sea de 92,09 pesos diarios, en promedio por persona, para no ser calificado como indigente y con un ingreso de 27.515,67 o sea 229,30 pesos diarios, en promedio por persona, para no ser calificado como pobre”.
La suba de precios será uno de los temas centrales en la campaña que se inicia, y desde el equipo económico del gobierno nacional buscan instalar la idea de que se necesita más que un año para frenar el proceso. En este sentido, el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, sostuvo la semana pasada que “el gran desafío pendiente” de su gestión es “reducir la inflación”, y aclaró que ese objetivo “no será tarea de un solo año”, al hablar ante inversores internacionales en el Foro Económico de Davos.
En ese marco, Sandleris resaltó que “se han corregido buena parte de los desequilibrios que acarreaba nuestra economía”. Consideró, además, que América Latina está “mejor preparada que en el pasado para enfrentar un contexto internacional más desafiante, caracterizado por la normalización de las tasas de interés mundiales y las tensiones comerciales”.
“Como dato adicional a partir de los datos del INDEC, durante el año 2018, el ingreso familiar se incrementó 20 por ciento mientras que el valor de la canasta básica total, según nuestros cálculos, sufrió un incremento de 54,9 por ciento lo que explicaría el aumento de la pobreza de 29 por ciento que habíamos estimado en diciembre de 2017, a 36 por ciento en diciembre de 2018”, concluye el informe.