jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1968

Gremiales | 18 oct 2019

ANÁLISIS

Macri termina su mandato sin apoyo sindical y con varias deudas en el sector laboral

El balance de la gestión en materia de trabajo es negativo, coinciden distintas miradas. Esta semana perdió los últimos gremios que le eran leales y buscará su reelección con el movimiento obrero en su contra. No pudo implementar la reforma laboral y empeoró los índices de salarios y empleo. Las obras sociales sindicales, otras víctimas de su política.


Por: Diego Lanese

Cuando asumió, Mauricio Macri no tenía un armado sindical, pero gozaba de cierta “indiferencia” de sectores importantes del sindicalismo, que habían roto con el kirchnerismo y que si bien no prestaban simpatía con su figura, no habían hecho campaña contra su frente electoral.

 

El caso emblemático fue el de Hugo Moyano, con quien inauguró el primer monumento a Juan Domingo Perón en Capital Federal, en plena campaña electoral. Incluso Pablo Micheli dijo en un reportaje luego del ballotaje que “no vota en blanco” y que quería un cambio de gobierno, dejando las conclusiones arriba de la mesa.

 

Pero muy rápidamente esa “luna de miel” desapareció. Ya en abril de 2016, los sectores que formaron la CGT se unieron en un multitudinario acto, que finalizó en agosto con el triunvirato conductor y la unidad. Y así, juntos, comenzaron a coincidir en rechazar las políticas macristas, hasta llegar a nuestros días, cuando la unidad se da en base a las críticas al actual proceso.

 

Nos une el espanto”, se suele decir de este tipo de alianzas, que funcionó para juntar a algunos gremios con Macri y hoy hace que todo el arco sindical, con tantas diferencias entre sí, esté todo del lado de la oposición.

 

Ya nada queda del pequeño armado gremial que apoya a Macri. Las 62 Organizaciones Peronistas “amarillas” que lidera Ramón Ayala están en franco proceso de dispersión. El propio Ayala, líder de la Uatre y heredero de Gerónimo “Momo” Venegas, ya inició contactos con Héctor Daer para acercarse nuevamente a la CGT. Así lo pudo saber Política del Sur de fuentes cercanas al líder rural, que además comenzó a charlar con las otras dos fracciones de las “seis dos” para la unificación.

 

Si bien en la campaña de las PASO se lo vio con la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, el resultado y la dispersión de su propio espacio lo terminaron de alejar del gobierno nacional. Esta semana, algunos de los gremios que formaban ese agrupamiento formalizaron su salida. Se trata de integrantes de la Confederación de Energía y de la Confederación de Espectáculo Público (CATE), que decidieron sumarse a los Sindicatos En Marcha para la Unidad Nacional (SEMUN), que lidera el Ferroviario Sergio Sasia.

 

Este espacio por el momento es independiente de la interna de la CGT y busca consolidarse para el rearmado de agosto del 2020. “Interpretando el momento histórico que vive la patria y asumiendo el compromiso con la nación y el bienestar del pueblo argentino y de los trabajadores, coincidimos sobre la imperiosa necesidad de transitar ese camino que conduzca a la unidad real de la Confederación General del Trabajo, llegando a la conclusión que por sobre los hombres y los nombres existe un gran desafío de trabajar juntos, priorizando las coincidencias por sobre las diferencias”, sostuvieron en un documento después del encuentro.

 

De esta forma, los gremios que en algún momento apoyaron al macrismo buscan nuevos horizontes y ya piensan en la unidad con un gobierno encabezado por Alberto Fernández. Este paso no es un apoyo al Frente de Todos, aclaran, pero es una demostración de que Cambiemos perdió cualquier vínculo con el movimiento obrero organizado.

 

Sin consenso

 

A la hora de hacer un balance de estos cuatro años de gestión, Cambiemos deberá reconocer varios problemas en materia de política laboral, empezando por la falta de consenso para realizar su mentada reforma laboral. No sólo no logró aprovechar los primeros tiempos de amistad con los gremios para intentar hacer cambios en la estructura laboral, sino que rápidamente puso al sindicalismo en la calle, bajo la estrategia de oponerse a ello y su supuesta mala imagen. Pero el poder de movilización y la falta de claridad a la hora de trasmitir la reforma terminaron aislando al oficialismo.

 

Este error puede verse en que hoy incluso algunos dirigentes, en medio del desprestigio del Gobierno, admiten la necesidad de algunos cambios en las leyes del mundo del trabajo, que incluye a los convenios colectivos.

 

Antonio Caló, líder de la histórica UOM, dijo esta semana: “La actualización del convenio se tiene que hacer de hecho porque está el 4G y la tecnología que ha venido, y yo tengo un convenio laboral de 1975, que está bastante obsoleto”. Pero el macrismo insistió con su paquete de leyes que terminaron en el cajón del Senado, sin siquiera salir a discusión.

 

El fracaso en la materia del Gobierno es tal que incluso no logró discutir medidas que estaban consensuadas con los gremios. La principal es la creación de la llamada Agencia Nacional de Tecnologías de la Salud (AGNET), una iniciativa para regular la seguridad social y evitar el colapso financiero de las obras sociales sindicales.

 

El proyecto de ley fue girado el año pasado al Senado como parte de las leyes de la reforma laboral, pero nunca se trató, pese al pedido de los gremios para que se ponga en funcionamiento, ya que una de sus funciones fundamentales es limitar los amparos judiciales. Este paso puede alinear mucho más a los gremios, que insisten con su puesta en marcha durante el posible gobierno de Alberto Fernández.

 

En el sector sanitario dicen que la próxima gestión “tiene a la nueva agencia entre sus planes”. “Se va a discutir, pero incorporando a otros sectores, no sólo los prestadores. Vamos a darle transparencia a la seguridad social”, le dijo a Política del Sur una fuente de las mesas técnicas de salud del Frente de Todos, que coordina el exministro Ginés González García.

 

A a la espera de este paso, las obras sociales sindicales se agruparon recientemente en un espacio que busca “combatir los aumentos exagerados de las prestaciones médicas y farmacéuticas”. Así, más de 30 entidades de gremios acordaron la creación de la Unión de Obras Sociales (UOS), que buscará ser un nexo con el próximo gobierno en materia de seguridad social, además de una herramienta “para realizar compras conjuntas y reorganizar y optimizar eficazmente los recursos administrativos, económicos, humanos, técnicos y científicos de las organizaciones miembro”.

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