viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Gremiales | 13 dic 2018

CONFLICTO LABORAL

Luego de la represión, los trabajadores de Cresta Roja suman apoyos a su plan de lucha

La semana pasada fueron violentamente reprimidos en el acampe que montaron frente a la planta 2, en Esteban Echeverría. Denuncian que se está desmantelando el lugar. En estos días se reunieron con el intendente Fernando Gray y convocaron a organizaciones sindicales y sociales a sostener su reclamo.


Por: Por Diego Lanese

El jueves pasado, la Policía Bonaerense reprimió violentamente el acampe que los trabajadores de Cresta Roja levantaron en la puerta de la planta 2, en el partido de Esteban Echeverría. Luego de que hace unos días se anunciara la puesta en marcha de la faena en el lugar, los más de mil cesanteados exigieron que se cumpla el plan de reactivación y que se incorporen los empleados que siguen sin funciones.

 

Ante la negativa de la nueva administración de la avícola, se levantó el acampe, pero por orden de una fiscalía y con aval del gobierno de la provincia de Buenos Aires, la Policía procedió a retirar a los trabajadores, que bloqueaban el ingreso de vehículos ante la amenaza de vaciamiento.

 

Luego de la jornada de violencia, los empleados vuelven a reclamar una solución de fondo y suman diversos apoyos para sostener la lucha. Primero, se reunieron con el intendente local, Fernando Gray, que invitó a diputados del Frente para la Victoria a participar del encuentro. Se esperan nuevas medidas en los próximos días.

 

La represión del jueves comenzó cerca del mediodía, cuando la Policía recibió orden de despejar la entrada y salida de camiones de la planta 2 de Cresta Roja. Días atrás, trabajadores alertaron que se estaban desmantelando líneas de producción y llevando materiales a Capitán Sarmiento, donde la firma Wade, a cargo de la empresa Tres Arroyos, tiene instalaciones.

 

Ante esta situación, empleados cesanteados denunciaron vaciamiento e impidieron el paso de camiones. Incluso, algunos trabajadores se tiraron delante de los camiones, entre las ruedas, para evitar que avancen. En respuesta, la Infantería disparó balas de goma y gases lacrimógenos, que generaron corridas y algunos enfrentamientos.

 

“Hace casi tres semanas que estamos pidiendo que nos atiendan, pero la única respuesta que tuvimos fue mandar la Policía a corrernos a palazos”, dijo Carlos, uno de los cesanteados que mantiene el acampe. En diálogo con Política del Sur, el representante de los despedidos dijo que en estos días se triplicó la presencia de efectivos, y cada vez que se acerca un camión, “se arma un cordón policial para que pueda entrar y salir sin inconvenientes”.

 

Para sostener la lucha, esta semana los trabajadores comenzaron a realizar otras acciones, como participar en la marcha en Lomas de Zamora contra el presupuesto de ajuste. Además, hubo encuentros con diversos dirigentes para mantener vivo el reclamo. Uno de ellos fue con el intendente de Esteban Echeverría, que viene apoyando la causa, entregando alimentos y mercadería. El jefe comunal hizo de nexo para que un grupo de cesanteados fuera recibido por diputados nacionales del bloque del Frente para la Victoria-PJ, encabezados por Agustín Rossi.

 

“Recibimos a trabajadores de Cresta Roja que no encuentran respuestas ni del gobierno de la provincia de Buenos Aires ni de la Nación. Necesitan visibilizar el conflicto con la empresa. Estamos a disposición y nos solidarizamos con todos los trabajadores”, destacó Rossi mediante un comunicado de prensa. Mientras que Gray expresó: “Necesitamos que el presidente (Mauricio Macri) y la gobernadora (María Eugenia Vidal) den una solución definitiva para que nuestros vecinos recuperen el empleo.”

 

La historia de Cresta Roja es una buena síntesis de los problemas laborales que existen en el país desde que Cambiemos gobierna. De las promesas de reactivación a este presente no pasaron ni tres años. La frustrada historia de Cresta Roja se remonta a la entrega de la administración a Proteinsa, un consorcio de tres firmas que no logró reactivar la producción y se fue con millones de cheques sin fondos emitidos, y el ingreso a concurso preventivo de acreedores de una de las empresas.

 

En tanto, Tres Arroyos se hizo temporariamente cargo de la conducción y debe pagar parte del canon. La promesa de reactivar las plantas fue la carta de presentación, y a fines de noviembre se anunció el reinicio de la faena, pero con una dotación mínima de 80 trabajadores, lo que generó la protesta y el acampe. 

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