viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Actualidad | 30 oct 2018

¿Qué problema tienen los “dirigentes” con Perón?

En septiembre pasado publicamos un artículo titulado “Si dicen que son peronistas, ¿por qué no se inspiran en Perón?”, ante la proliferación de dirigentes del “campo popular” que pretenden presentarse como “presidentes” o “guías de la revolución nac&pop”, para resolver la crisis económica, social y política que está provocando el actual gobierno nacional, en su burdo y -bien podríamos decir- estúpido y demencial intento de retrotraer a la Argentina a la nefasta “Década Infame”, previa a la llegada de Perón y del justicialismo a la historia nacional.


Casi 40 días después, ya tenemos que formular con más fuerza la pregunta y profundizarla: ¿qué problema tienen con Perón, en especial quienes dicen ser sus seguidores? Sobre todo frente a la política descaradamente entreguista ejecutada por el Poder Ejecutivo nacional y sus ministros, que en las últimas semanas han puesto en manos del Fondo Monetario Nacional el control y administración de la economía nacional, a través del ministro de Economía y de la actual cúpula directiva del Banco Central, conformada en gran parte por ex funcionarios del Deutsche Bank, uno de los grandes bancos internacionales que se han beneficiado en las últimas décadas con los vaivenes de la deuda externa nacional.

Tan evidente es esta entrega y sometimiento al FMI que el economista Carlos Melconián -durante unos meses funcionario del gobierno macrista en sus inicios, como presidente del Banco de la Nación Argentina- ha dicho públicamente en las últimas semanas que “el ministro de Hacienda (Nicolás Dujovne) y el presidente del Banco Central (Guido Sandleris) toman mate y pasan una vez al día, a las 17, y mandan a Washington una planilla” (verhttps://www.urgente24.com/281641-gobierna-el-fmi-dujovne-y-sandleris-toman-mate-y-mandan-planilla-a-washington).

Muchas veces hemos afirmado que faltó -y falta- una autocrítica seria en el “campo nacional”, porque es la primera vez en la historia argentina que el sector social y político que “gobierna” desde fines del 2015 logra hacerlo a través de elecciones democráticas. Nos enorgullece que nuestro análisis a este respecto coincida con el del gran militante peronista Jorge Eduardo Rulli, quien ha afirmado que en estos momentos el problema no es que el Gobierno haga lo que está haciendo, sino qué es lo que hizo posible que un grupo político como el que hoy gobierna la Argentina haya logrado llegar al gobierno.

En relación con esta falta de autocrítica “nacional”, también planteamos en nuestro anterior artículo la falta de reacción de los pretendidos dirigentes autotitulados peronistas, que hasta el día de hoy no han reaccionado ante la falsa afirmación gubernamental y del establishment económico e intelectual, que han recurrido a la muletilla de “venimos de 70 años de fracaso político y económico”, que recién ahora se estaría superando gracias al “cambio” que expresaría y estaría llevando a cabo el actual gobierno nacional. El silencio del “peronismo” frente a esta falacia que incluye al peronismo en la decadencia nacional en realidad la legitima, según la conocida frase de “quien calla otorga”.

A pesar de esta falta de autocrítica y de este silencio cómplice de los “militantes del campo nacional y popular”, muchos de sus dirigentes pregonan la “unidad del campo popular” para hacer frente al “liberalismo macrista”. Pregonan la unidad de los dirigentes de las distintas vertientes políticas “peronistas”, progresistas, izquierdistas, etcétera, pero sin especificar ni determinar en base a qué pretenden forjar esa unidad. En realidad, los “une” el espanto frente al macrismo gubernamental, no una Causa trascendente ni una doctrina auténticamente revolucionaria.

Es que esta “unión popular” propone con justa razón desplazar al macrismo del gobierno en las próximas elecciones, pero sin explicar ni definir con qué se pretende reemplazar su política de entrega de recursos naturales, financieros y productivos al gran capital multinacional, especulativo y depredador. Sólo hay un casting de dirigentes, agrupaciones y organizaciones de todo tipo, pero sin un horizonte estratégico común que permita su articulación.

“Sacamos a Macri” (con los votos), ¿y después qué? Dios dirá, parece ser la consigna. El problema es que muchos de los que se han puesto al frente de esta iniciativa son los responsables de haber hecho que el macrismo-cambista sea gobierno, razón por la cual no se entiende cómo es que lograrán desplazar al que han ayudado a ser gobierno, saboteando a su propio candidato presidencial en el 2015, tal como han reconocido ex funcionarios de Economía y legisladores nacionales y provinciales.

Los “peronistas” contamos con el legado de Perón explicitado en su famoso Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, pero no hacemos la más mínima referencia al mismo, ni mucho menos deducimos una propuesta actualizada. Uno de “nuestros” principales referentes se ha autodefinido hace unos meses como un “peronista” con “pensamiento liberal americano laico”, con lo cual afirma casi explícitamente que ya no forma parte del peronismo, aunque sigue siendo un referente “justicialista”.

Fuera del PJ, otros hablan en estos días de la “unidad del peronismo” para enfrentar al macrismo, aunque hace unos meses se mudaron a Unidad Ciudadana y siguen formando parte de ese frente porque el Partido Justicialista “no los contenía”, más bien recomendaban a una de sus principales autoridades “suturarse el… bolsillo”.

A ello se agrega que estos “peronistas ciudadanos” sostienen, casi sin sonrojarse, que “Perón y Evita son de otra época”, por ello toman como guías teóricos e intelectuales a… Simone de Beauvoir, Simone Veil, Moffet Chantal, etcétera, conformando una especie de “peronismo progresista afrancesado” o un “peronismo a la Brigitte Bardot”.

En el colmo de su petulancia progresista-revolucionaria, esta corriente considera que el Peronismo con Perón fue “nacional y popular”, pero que sólo fue “democrático” en el año 2003 y ahora debe ser “feminista”. Como si Perón haya sido tres veces presidente de la Nación por golpes de Estado, no por elecciones, y como si la mujer argentina no hubiera cumplido un papel fundamental en la revolución peronista, bajo la guía de Eva Perón, y no hubiera gozado de derechos sociales y políticos en los gobiernos justicialistas.

Pero como formamos parte del “Movimiento”, también somos “peronistas republicanos”, moderados, por eso mismo “perdonables” (Jorge Asís dixit), porque ya no reivindicamos las banderas revolucionarias de la Soberanía Política, la Independencia Económica, la Justicia Social, la Cultura Nacional, la Fortaleza Jurídica institucional y la Ecología. Ahora hablamos de la “defensa de la institucionalidad”, lo “políticamente correcto” y el “consenso democrático-republicano”.

Pero seamos “ortodoxos”, “progresistas” o “ciudadanos de primera”, lo que nos une es que nos hemos ocupado de mantener en vigencia, hasta hoy, la Ley de Entidades Financieras, sancionada en febrero de 1977 por Jorge Rafael Videla y José Alfredo Martínez de Hoz. Una ley fundamental para sostener la postración neocolonial de nuestro país y fuente fundamental para convertir al sector bancario-financiero en el gran beneficiario de estos 35 años de “democracia”. Queremos progresar y hacer grande el país, y en algunos casos, hacer la revolución, pero dejando en manos del poder financiero internacional y “nacional” el manejo del dinero, sin limitación alguna.

“El año 2000 nos encontrará unidos o dominados”, pronosticó Perón a mediados del siglo XX. Habiendo transcurrido 18 años del siglo XXI, nos hemos sabido conseguir la peor de las dominaciones: la postración espiritual, anímica y cultural. Parafraseando a Raúl Scalabrini Ortiz, bien podemos afirmar que los argentinos no somos dueños de nada, nada nos pertenece, todos nuestros recursos y nuestras riquezas están en manos de extranjeros. Desde 1976, en forma inexorable, sin prisa pero sin pausa, ha avanzado el proceso de recolonización de nuestra Argentina en beneficio del imperialismo internacional del dinero. Ahora estos mercaderes venecianos del siglo XXI quieren saciar su sed de dinero con la sangre de nuestros niños y de nuestros abuelos: ha llegado para ellos la hora del ajuste.

En esta hora dramática que estamos viviendo, Juan Domingo Perón sigue siendo el conductor del proceso de liberación y restauración nacional que los argentinos necesitamos, tal como lo profetizó en 1949 Eva Perón: “Perón es el ideal argentino hecho figura de hombre. Es el viejo ideal de todas las esperanzas argentinas hecho carne. Por eso el movimiento político puede tenerlo como líder único sin correr el peligro de desaparecer el día infausto que falte Perón porque siempre quedará Perón al frente de su pueblo como un ideal, como una bandera, como una guía, como estrella para señalar en las noches el camino de la victoria definitiva” (A la Comisión Auxiliar Femenina de la CGT, 16 de diciembre de 1949).

Perón sigue viviendo en su legado, explicitado en su Modelo Argentino para el Proyecto Nacional. De su lectura y de su estudio bien podríamos determinar qué es lo que los argentinos tenemos que hacer para recuperar nuestra Patria y forjar su renacimiento, cómo podríamos hacerlo y con quién. En torno a este modelo y a este proyecto es que podemos forjar la verdadera unidad nacional, imprescindible para encarar la lucha por la liberación integral de nuestra querida Argentina.

Por eso nos preguntamos: ¿qué problema tenemos los peronistas con Perón, que en vez de seguir su bandera y su guía preferimos entretenernos en un carnaval de castings y banalidades? ¿Por qué le escapamos a su conducción y a sus enseñanzas? En medio del festival de vanidades en que estamos inmersos, bien podríamos recordar lo que nos dice Eva Perón: “la vida alcanza su verdadero valor no cuando se la vive de una manera egoísta, nada más que para uno mismo, sino cuando uno se entrega a la vida toda íntegra, fanáticamente, en aras de un ideal que vale más que la vida misma”.

 

José A. Quarracino                                        Juan Carlos Vacarezza

Secretario Político                                               Secretario General

Movimiento “Primero la Patria”

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