miércoles 09 de julio de 2025 - Edición Nº2408

Gremiales | 14 mar 2018

La desigualdad salarial y la brecha de oportunidades, parte de los reclamos del Paro Internacional de Mujeres

Las mujeres se movilizaron el jueves pasado para reclamar una serie de reivindicaciones históricas. En lo laboral, pidieron igualdad salarial y denunciaron que acceden a menos puestos jerárquicos en los gremios. Pese a la ley de cupo, es reducida la participación femenina en los puestos de decisión.


Por Diego Lanese

Con una variedad de actividades y proclamas, las mujeres de todo el mundo se movilizaron el jueves pasado en el marco del Paro Internacional lanzado para conmemorar el Día Mundial de la Mujer. Con una multitudinaria marcha que finalizó en la Plaza de los dos Congresos, en la Argentina la jornada fue parte del movimiento #NiunaMenos, que por tercer año consecutivo utilizó la fecha para denunciar la violencia de género y reclamar medidas concretas.

Este año, el pedido por la despenalización del aborto copó la agenda de reclamos, pero no fue el único tema. En el sector laboral, las trabajadoras hicieron ver las diferencias salariales que existen en el país, a la vez que pidieron por romper la “brecha de oportunidades” para acceder a puestos jerárquicos y de decisiones. Los datos oficiales les dan la razón a las quejas, ya que marcan importantes diferencias entre la realidad laboral de hombres y mujeres. En los gremios, pese a la ley de cupo, la presencia femenina sigue siendo muy minoritaria.

El #8M fue una nueva muestra del cambio de paradigma que se vive en la Argentina y el mundo, una irrupción que no se detendrá. En ese marco, una importante columna de trabajadores participó de la movida, con representación de cuatro centrales obreras: la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma y la Corriente Federal.

Esta unidad se plasmó en un documento que planteó puntos comunes en los reclamos, que fueron desde el rechazo a las reformas laboral y previsional hasta igualdad en el trabajo, inclusión de la perspectiva de género en los convenios colectivos laborales y en los estatutos de las organizaciones sindicales, junto con el reconocimiento del trabajo no remunerado. Este espacio, que firmaron además movimientos sociales como Barrios de Pie o la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), denunció la mayor desocupación entre mujeres, además de las diferencias en el acceso a puestos de mayor calificación.

En este sentido, un trabajo realizado por el colectivo Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal y el Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional Atenea apoya estas afirmaciones. Según el informe “La participación de la mujer”, la tasa de ocupación femenina es de 53,8 por ciento contra el 76,6 por ciento en los varones. Además, la brecha laboral detectada por este trabajo supera los 20 puntos, debido a que “los ingresos laborales de las mujeres son, en promedio, un 27 por ciento inferior al de los hombres (primer trimestre de 2017)”.

“El gran problema es la desocupación, la desigualdad salarial y la falta deoportunidades”, sostiene Claudia Baigorria, secretaria administrativa de la CTA Autónoma. En diálogo con Política del Sur, la dirigente remarcó que “no es fácil para las mujeres tener acceso a ocupaciones de mayor calificación, siendo que en el mercado laboral seguimos siendo mayoría”. En este sentido, el mercado actual deja las tareas mal remuneradas para las mujeres, en tanto los varones acceden a los cargos gerenciales.

Baigorria, dirigente del gremio Conadu Histórica, ejemplifica que en la universidad pública “el padrón de docentes es mayoritariamente femenino. Sin embargo, esa pirámide se invierte en los cargos de mayor jerarquía, los varones llegan a los cargos titulares con más facilidad, incluso a los de investigación, ni hablar viajes al extranjero, que supone para lascompañeras un esfuerzo mayor sobre todo cuando tienen hijos”.

“No solamente tenemos una brecha salarial real, sino una brecha en la igualdad de oportunidades para acceder a los cargos de mayor jerarquía y mejor remunerados, siendo que tenemos más acceso que los varones a los programas de capacitación de las distintas instancias. Las mujeres somos las que más realizamos cursos, más formadas estamos; no obstante, no ocupamos los cargos de mayor remuneración”, agregó.

Cupo sindical

Si un espacio es especialmente cerrado para las mujeres es el de los gremios Pese a la ley de cupo que rige desde principios del 2000, hoy los sindicatos son cosa de hombres. En la última composición de la CGT se ve claramente: sólo dos de las 25 secretarías quedaron en manos de mujeres. Además, una minoría de los gremios cumple con la norma que establece, igual que a nivel legislativo, que el 30 por ciento de los cargos en los sindicatos sean ocupados por mujeres.

Un informe del Ministerio de Trabajo censó la composición de unos 26 gremios, y determinó que sólo cuatro cumplen la ley: el gremio de la Alimentación, Bancarios, Entidades Deportivas (Utedyc) y Sanidad. En el resto, ese porcentaje está por debajo, hasta llegar a cero, como es el caso de camioneros, madereros, metalúrgicos y químicos.

El informe de la Corriente Federal, al que tuvo acceso Política del Sur, confirmó esta tendencia. “Tan sólo el 18 por ciento de las secretarías, subsecretarías y prosecretarías sindicales son encabezadas por mujeres. Además, de ese total, el 74 por ciento abordan temáticas consideradas ‘propias de la mujer’, tales como igualdad, género o servicios sociales”, describió el informe.

“Ser mujer y dirigente sindical es muy difícil”, asegura Baigorria. “Para nosotros no es un tema menor el de la paridad. Cuando hablamos de igualdad de género de cargos legislativos también lo pedimos para los cargos en los sindicatos. Y paridad vinculada a la alternancia, no sea cosa que la mitad de los cargos para arriba sean para varones y las vocalías para mujeres”, remarcó.

Sobre esta cuestión, Baigorria destacó: “La hablamos con los compañeros, y no es fácil para ellos tampoco. Nosotras no accedemos a los cargos, para ellos es difícil cambiar la lógica, nos han impuesto permanentemente una estigmatización de la mujer. Tenemos las mismas capacidades, faltan oportunidades.”

Así, en gremios donde el padrón supera el 70 por ciento de mujeres, en la conducción apenas hay un 30, con suerte. En muchos casos no hay presencia. “Esto tiene que cambiar, y eso incluye reformar los estatutos sindicales. No sirve en el discurso si no se cambian las reglas, y eso incluye la ley de Asociaciones Sindicales. No sirve el discurso de la paridad si no hay libertad y democracia sindical”, enfatizóBaigorria, y subrayó que las sindicalistas tienen “una gran responsabilidad”. “Hablar del sindicalismo en clave feminista es verdaderamente un cambio cultural”, concluyó.

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