Después de años de espera, desencuentros de categoría y un vacío que se sentía en cada esquina de la Avenida Meeks y la calle Santa Fe, el sur del Gran Buenos Aires vuelve a vestirse de gala. El Clásico de Lomas de Zamora entre Club Atlético Temperley y Club Atlético Los Andes está de regreso, devolviéndole a la ciudad una de las rivalidades más intensas y tradicionales del fútbol argentino.
La última vez que el "Gasolero" y el "Milrayitas" se vieron las caras de forma oficial parece haber quedado atrapada en una cápsula del tiempo. Las realidades deportivas contrapuestas habían impedido que los caminos de ambos clubes se cruzaran, pero el destino han conspirado para que este 2025 sea el año del reencuentro. La AFA volvió a permitir los clásicos en la Primera Nacional con la aparición de los interzonales y en la fecha 7 (Aproximadamente en el mes de Marzo) primeramente en el estadio Eduardo Gallardón, volverán a verse las caras Gasoleros y Mil Rayitas.
El último encuentro entre ambos se llevó a cabo en el año 2019, en un contexto bastante complejo, dónde Los Andes, peleaba por no descender a la B Metropolitana. Aquel encuentro disputado en el Eduardo Gallardo, se saldo con victoria por la mínima para el dueño de casa. Muchas leyendas, se oyen so re aquel encuentro que finalmente acabo con un triste final para su ganador, quien acabaría descendiendo tan solo una fecha después. El gran momento de Temperley y el pésimo momento de parte de Los Andes en la última década, ha impedido que se enfrenten de manera recurrente, por eso mismo esta vuelta genera alta expectativa.
El anuncio del fixture generó una revolución inmediata. Desde el Municipio de Lomas de Zamora y los organismos de seguridad (Aprevide) ya se trabaja en un operativo de blindaje para asegurar que la fiesta sea completa. Aunque la restricción de público visitante sigue vigente en la categoría, se espera que las caravanas locales y los "banderazos" previos marquen el termómetro de una ciudad que se paralizará durante 90 minutos.
Si bien las estadísticas ofrecen una leve ventaja para uno de los bandos según la era que se analice, lo cierto es que el historial reciente está tan oxidado que las cartas se reparten de nuevo. Los ídolos de ayer dan paso a las nuevas promesas que hoy tienen la oportunidad de quedar grabadas en los murales de la ciudad.
Lomas de Zamora ya no duerme tranquila. Las banderas cuelgan de los balcones y las discusiones en los cafés vuelven a tener un solo eje. El clásico ha vuelto, y con él, el alma futbolera del sur.