Tras la promulgación pero sin aplicación de la Ley de Financiamiento Universitario, continúa la lucha y hay incertidumbre respecto al inicio del ciclo lectivo del próximo año. Política del Sur conversó al respecto con Daniel Bozzani, rector de la Universidad Nacional de Lanús.
“Esto va colgado como un furgón de cola porque deben haber todavía, en las mentes de algunos gobernantes, muchos más coches o vagones que quieran adjuntar a este tren de la desgracia”, dijo.
En ese sentido, admitió que tampoco recuerda haber estado dos años sin presupuesto. "Es aún mucho más complicado el tema jurídico de esta relación de poderes. Hay un caos y una confusión de poderes obviamente expreso y de facto, que hace muy difícil ir por los canales convencionales a reclamar algo".
"Es como estar en el país de las maravillas, pero mal. Todo puede ocurrir, hay cosas extraordinarias, objetos extraordinarios, personajes extraordinarios y no podés aplicar las leyes de la política”, planteó.
Para definir la situación actual, utilizó una metáfora:“Si sigue lloviendo, estamos en una barca con mucha debilidad, muy golpeada. Estamos con varios mástiles caídos, seguimos navegando con mucha dificultad y eso no nos hace sentir que las cosas están bien. Se puede llegar a pensar ‘esta gente finalmente sigue funcionando de alguna manera, entonces realmente los recursos que se piden no son tan necesarios’, porque seguimos funcionando”.
En esa línea, Bozzani manifestó que “el camino de esta cornisa es muy finito". "Decir ‘bajamos los brazos, no hacemos más nada’ y perjudicamos a los 20.000 o 30.000 estudiantes que tenemos o seguimos como podemos. Y se produce esa dicotomía de cómo funcionamos y para qué el debilitamiento de la jerarquía educativa, tanto en temas de enseñanza, de aprendizaje, de investigación y sobre todo lo que refiere al equipamiento, de laboratorios, al sostenimiento de nuestros sistemas informáticos", planteó.
"Eso realmente lo atamos con alambre y seguimos, pero es muy complejo y no sabemos qué nos depara”, aseguró el Rector de la UNLa, quien aclaró: “Tenemos una responsabilidad, no solo con los estudiantes, sino con toda una comunidad de la cual somos responsables. Tenemos más de 1500 docentes y más de 400 nodocentes. Son todos esos números multiplicados, cada uno es una familia, más los estudiantes. Nosotros nos esforzamos muchísimo para que todo tenga cierta continuidad, pero hay que ser mago para cinturear todos los capítulos que día por día se nos vienen encima para darles una solución”.
Por otro lado, el Rector sostuvo que las inscripciones para el ciclo 2026 se mantuvieron al igual que años anteriores y en algunas carreras incluso, aumentaron. “Esa demanda sigue siendo fuerte y hay una cuestión aspiracional y de trascendencia de la persona, de seguir realmente formándose en una universidad pública, que es su única oportunidad. Y nosotros lo vamos a hacer y defender con uñas y dientes porque no es solamente una ascenso social, sino que es una trascendencia personal, es un tener por qué hacer las cosas”, aseguró.
Destacó, en este marco, el prestigio de todas las universidades públicas del país que cuentan con importantes concursos para la selección de cátedras y docentes. “Esto se elige por un prestigio natural, por un vaso de precipitados que decanta en una situación realmente de excelencia de nuestras universidades”, consideró.
“Que sea gratuita tampoco es garantía de universalidad. Cada universidad, cada sitio, depende de donde esté, puede articular o generar sus propias condiciones para favorecer justamente a nuestros estudiantes”, aseguró y destacó que en la UNLA hay un sistema propio de becas, además de las que otorgaba el gobierno nacional. “Todos los docentes, autoridades, trabajadores no docentes, aportan un 2% o un 3% de salario para formar este fondo de becas. Es un sistema que está instalado y lo tenemos muy aceitado. Y las becas PROGRESAR, las becas Belgrano, que se habían dado en otros gobiernos, están absolutamente devaluadas como nuestros salarios”, detalló.
Finalmente, reflexionó: “Es muy complejo seguir sin concretar esta Ley, sin llegar a unas paritarias más o menos razonables. El salario de los trabajadores es muy complejo. Vienen por monedas y se mantienen porque es un espacio de respiración, de poder trascender, enseñar, estar en contacto con nuestra Nación, con nuestros hijos, con nuestros estudiantes. Tenemos que aprender a formar y pensar mucho más lejos, entender el lenguaje de la comunicación”.
“Estamos pensando y generando estudiantes que van a ser docentes para la universidad del siglo XXII. Si no pensamos en esos saltos cualitativos o temporales más anchos y nos quedamos en la coyuntura, no vamos a poder planificar”, lamentó.