Las lluvias de los últimos días provocaron importantes destrozos en algunas zonas rurales que afectaron al trabajo de diferentes productores rurales. Política del Sur conversó sobre este tema con Pablo Ginestet, coordinador de la comisión de granos de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).
“Claramente esto se podría haber evitado. Acá ya hay lugares que llevamos más de siete meses con el problema y vamos a seguir por otro tanto porque como está inundado, no hay obras. El agua, la única manera de que se vaya es por evaporación. Así que seguimos dependiendo del clima para que esto mejore”, alertó Ginestet.
En ese sentido, comentó que “la capacidad de absorción del suelo está saturada, está escrito lo que hay que hacer desde el año 2000: el plan maestro que se llama el Río Salado, que era todas las obras que hay que hacer para morigerar estos efectos cuando ocurran". "Esa obra demandaba un plazo de entre 10 y 15 años, debería haber estado finalizada como máximo en el 2015. Estamos en el 2025 y se ha hecho la mitad de la obra aproximadamente. Y ahí tenemos parte del problema”, señaló.
“La otra parte del problema es también agravada por el mal manejo que hacen los intendentes con el tema de la plata que ponen los productores mensualmente para el mantenimiento de los caminos rurales, que se termina desviando a otras cuestiones. Y más allá de la inundación, los caminos están intransitables, lo cual complica mucho más poder realizar la poca producción que se puede en los lugares que no están inundados. Es una una cadena de responsabilidades que no terminan”, advirtió.
En este marco, consideró que “esto es trasversal a un problema al que los gobiernos no le dan una solución". "En la clase política están todos preocupados por la inundación, pero la única manera de arreglarlo es con plata para hacer las obras. Y uno ve que en el Presupuesto de la Provincia aparecen unas chirolas nomás que van a invertir en esto y en el Presupuesto de Nación no figura nada”, explicó.
“Muy lindas las declaraciones, pero nadie pone plata para solucionar el problema y la cuenca del río Salado produce el 25% de la producción agropecuaria del país. Es una parte muy importante estratégicamente para el país, desde lo productivo, lo que está siendo afectado. Las consecuencias las vamos a terminar de ver el año que viene, todo esto son cultivos que no se pueden sembrar, que en abril, mayo del 2026 es producción que no va a entrar. Son menos dólares, menos producción, menos circulación económica en el interior del país”, mencionó Ginestet.
Por otro lado, planteó que “hay un montón de obras que sí se han hecho", pero planteó, por ejemplo, que si debían llevar 10 alcantarilla, hay dos o son de la mitad del tamaño que se preveía. Remarcó, asimismo, que hay "pueblos del interior que van creciendo, hay más asfalto, las ciudades crecen y todo eso también altera el normal escurrimiento de las aguas”. “A veces se hacen las ciudades o las rutas sin pensar en qué vamos a hacer con el agua que evacua toda la ciudad cuando llueve de golpe. Todas esas cosas no se prevén y terminan afectando, hay lugares donde las rutas son las que han generado diques. Es parte de cómo se ha venido haciendo siempre la obra pública en Argentina, lamentablemente, de manera muy deficitaria”, puntualizó.
Finalmente, subrayó: “Hoy más que las obras de fondo, estamos viendo parches, solucionar algún camino, ver de atender emergencias puntuales. Porque todo esto a la larga va a terminar impactando después en la economía, porque el 90% de los alimentos que consumimos a diario salen por un camino de tierra en Argentina. Todos estos caminos hoy están colapsados. Vamos a empezar a ver más costos se van a generar de acá al futuro”. “Hoy estamos tratando de atender esa emergencia con pequeñas soluciones. Ojalá esto pase rápidamente y el día que empiece a bajar el agua estemos con las máquinas listas para empezar a trabajar y que dentro de 2, 3 años, si ocurre algo así, por lo menos tengamos un avance en las obras que permitan morigerar todo esto”, cerró.