viernes 31 de octubre de 2025 - Edición Nº2522

Gremiales | 31 oct 2025

ANALISIS

La CGT sintió el impacto del triunfo libertario: Reorganización interna y operativo resistencia

En estado de ebullición, la dirigencia analiza el nuevo escenario luego de la contundente victoria electoral del gobierno. En busca de la unidad para la futura conducción, ya planea la forma de contener el avance de la reforma laboral, que ya se puso en marcha. Debate por el lugar a ocupar en la interna del peronismo.


Por: Diego Lanese

“Es una sorpresa, y un golpe duro”. La dirigencia sindical que era consultada el domingo a la noche no ocultada estas dos sensaciones, que dominaron las declaraciones de toda la semana. El amplio triunfo nacional del gobierno de Javier Milei en las elecciones legislativas no estaba en los planes de nadie, y para los sectores que se plantaron frente a su modelo entienden que abrirá un proceso de profundización de sus políticas, que los afectarán.

El clima de confusión y crisis que reinaba en torno al oficialismo, las urnas lo trasladaron al otro lado, y las primeras reacciones del peronismo y el movimiento obrero lo confirman. Si en la previa el oficialismo transparentó la idea de ir por la reforma electoral, los votos le dieron el impulso necesario, y ahora sólo resta saber la magnitud y profundidad de los cambios.

Por esto, la CGT comenzó un rearmado interno, para poner en marcha el “modo resistencia”, y evitar que la ola libertaria se lleve puesto los derechos de los trabajadores. Además, se despega de la estrategia política del peronismo, y volvió a pedir debate interno, apuntando los cañones al dedo” de la dirigencia actual. Los dichos de Héctor Daer sobre la actitud de Cristina Fernández de Kirchner al momento de la derrota electoral son la principal muestra que hay una brecha entre los gremios y el kirchnerismo que la unidad declamativa de Frente Patria no puede salvar, y puede ser clave en noviembre cuando se elija la nueva conducción de la central obrera.

La victoria del oficialismo a nivel nacional activó de manera automática la reforma laboral. Adelantada por el secretario de Trabajo Julio Cordero en el Congreso en la previa a la votación, la Casa Rosada ya avisó que intentará discutirla en las sesiones extraordinarias, cuando se renueve el Congreso, con la nueva composición.

Salarios dinámicos, cambios en los regímenes de vacaciones e indemnizaciones, flexibilización a la hora de contratar y despedir y eliminación de la cuota solidaria son algunos de los aspectos anunciados en estas vertiginosas horas. Las primeras versiones indican que el gobierno piensa usar un proyecto ya presentado en el Congreso como base de esta discusión.

Bajo el título “Ley de promoción de inversiones y empleo”, la iniciativa presentada por la diputada Romina Diez, de La Libertad Avanza de Santa Fe, buscará “redefinir la normativa laboral para fomentar y agilizar la contratación en el sector privado”.

Pero, a partir del borrador de Diez, se permitiría al empleado ceder a condiciones esenciales de su bienestar (como horas de descanso y vacaciones) “de forma voluntaria”, para amoldarse a las demandas del empleador. Otra de las claves sería redefinir los beneficios no remunerativos, incluyendo almuerzos, útiles escolares o acceso a internet como parte de las obligaciones del empleador, que no formarían parte del sueldo.

En cuanto a la licencia por enfermedad o accidente, esta se extendería hasta seis meses, con posibilidad de prolongarse hasta los 12 en caso de que el empleado tenga familia a su cargo.

De inmediato, la CGT se puso a la defensiva. Sus dirigentes salieron a rechazar la posibilidad de aprobar este proyecto, pero admitieron que se sentarían a negociar con los funcionarios libertarios.

En este sentido, pese al enojo previo por las versiones que hablaban de “consenso” para la reforma, la central obrera no tiene previsto abandonar su lugar en el Consejo de Mayo, como le piden los sectores combativos y más radicales.

Pese a esto, se sabe que el triunfo electoral del oficialismo generará más hostilidad hacia los gremios, una muestra es el congelamiento de un acuerdo por los fondos de las obras sociales. Dos semanas atrás, el ministro de Salud, Mario Lugones, le informó a un puñado de dirigentes sindicales sobre la decisión de Milei de asistir con 60 mil millones de pesos a varias obras sociales de las de mayor número de afiliados.

Según puso saber Política del Sur, esta ayuda quedó “en stand by” hasta que se definan otras cuestiones, como el respaldo o no a algunos cambios propuestos. Para afinar la estrategia, ayer jueves la mesa chica de la CGT se reunión en la sede de la UOCRA. Allí se buscó un consenso para preparar esta pelea, y además buscar una fórmula para evitar la ruptura de la nueva dirigencia.

En el plano político, las declaraciones de Daer sobre CFK y su supuesto baile en el balcón de San José 1111 el día de la derrota electoral causaron un nuevo terremoto en el peronismo, y enfrentaron al sector de la ex presidenta con la conducción de la CGT. Hubo un aluvión de críticas al dirigente de la Sanidad, que dijo que esa actitud “no le cayó bien a nadie”.

“Una cosa es saludar y otra es bailar”, recalcó Daer, que fue objeto de duros reproches. Lo cierto que en Azopardo no niegan el malestar por la estrategia política que llevó a la derrota, y que obligará a la nueva conducción de la central obrera a batallar contra la reforma. “El peronismo debe hacer una fuerte reflexión, hay caras que no van más, las gente no las quiere ver”, le dijo a Política del Sur un importante referente de la mesa chica cegetista. Sin nombrar a nadie, cargo contra “la idea que una persona puede repartir cargos y candidaturas como si fuera un juego de naipes”, y se pidió “una propuesta con militancia territorial”.

Lejos de los lugares de decisión, los gremios parecen estar sintiendo que deben pagar los platos rotos de una interna que no se resuelve, y que no permite una estrategia que evite estas derrotas. En este sentido, se quejaron del manejo de la pasada elección: “esperar que el otro se equivoque no es una política, no alcanza con ponerle freno a algo, hay que dar una discusión de cara a la sociedad, con propuestas”. De esta forma, la dirigencia intenta despegarse de la derrota, en una campaña donde se mostró muy cerca de Axel Kicillof.

En tanto, la dirigencia cegetista visualiza en estas horas dos posturas encontradas dentro del Gobierno, con un ala negociadora dispuesta a buscar acuerdos para la nueva reforma laboral y otra fracción, radicalizada, que está dispuesta a avanzar con cambios que ya intentaron hacer con el DNU 70 y que pondrán en jaque al sindicalismo.

En el sector negociador del Gobierno están el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien preside el Consejo de Mayo; el asesor presidencial Santiago Caputo y el secretario de Trabajo, Julio Cordero. Desde el ala dura, con Federico Sturzenegger como abanderado y Luis Caputo como aliado, cree la CGT que surgieron las versiones sobre un contenido de la reforma laboral que, según advierten los jefes sindicales, no es exactamente la que se está trabajando en el Consejo de Mayo y que finalizará en diciembre con un proyecto de ley que el Poder Ejecutivo enviará al Congreso para tratar en sesiones extraordinarias.

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