sábado 01 de noviembre de 2025 - Edición Nº2523

Provincia | 30 oct 2025

DE PRO A LIBERTARIA, SIN ESCALAS

Petrovich: la senadora con mucama estatal y chaleco de libertaria

La senadora que tuvo mucama estatal, fortuna en alza y discurso de austeridad, ahora levanta la bandera de la libertad. Pero no cualquier libertad: la de reinventarse sin culpa y seguir cobrando del mismo bolsillo. El del Estado.


Por esos milagros que solo la política argentina puede explicar, Lorena Petrovich —quilmeña, ex candidata a intendenta, ex senadora bonaerense del PRO, ex profesora de escuela privada, ex periodista de un intrascendente canal televisivo de la zona sur y hoy flamante libertaria con sello oficial— está a punto de volver al Congreso.

Lo hará para reemplazar a Silvia Lospennato, la diputada que dejará su banca para mudarse al cómodo recinto de la Legislatura porteña. Así, el décimo lugar de Petrovich en la lista de 2023 se convierte, de pronto, en boleto dorado para el Congreso Nacional y le regala a Javier Milei una banca más en la Cámara Baja.

Petrovich se define como “una mujer de acción”. En su currículum figura haber sido senadora provincial por el PRO entre 2015 y 2019, y más tarde asesora de Patricia Bullrich, hoy ministra de Seguridad. De hecho, ocupa un puesto de nombre largo y sueldo oneroso: Directora Nacional de Bienestar en la Unidad de Gabinete de Asesores del ministerio. Lo que en la práctica significa manejar recursos, personal y programas de contención dentro de una cartera que presume de mano dura.

Pero más allá de los cargos, lo que verdaderamente la hizo conocida fueron sus peculiares nociones de bienestar. En 2017, cuando aún se paseaba por los pasillos del Senado bonaerense, una investigación periodística reveló que su empleada doméstica figuraba como contratada del Estado. Sí, la “mucama del pueblo”. El escándalo fue mayúsculo: la trabajadora, que realizaba tareas personales para Petrovich y su familia, aparecía en la nómina oficial con un contrato legislativo.

Petrovich, lejos de desmentir, intentó explicar: dijo que la mujer “colaboraba en cuestiones logísticas”. La frase quedó inmortalizada como ejemplo de la flexibilidad semántica que otorgan los fueros. En los meses siguientes, la senadora siguió en su banca como si nada hubiera pasado.

A eso se suma otro detalle menor, pero ilustrativo: su crecimiento patrimonial. Entre declaraciones juradas y balances personales, su patrimonio aumentó más del 300% durante su paso por la Legislatura bonaerense. Nada ilegal, nada raro —si uno considera la inflación, las inversiones oportunas y la suerte de quienes siempre caen parados en la política argentina.

Hoy, esa misma Petrovich —la que hace apenas un puñado de años levantaba la bandera amarilla del PRO y juraba lealtad a María Eugenia Vidal— se presenta como parte del engranaje libertario. En el Ministerio de Seguridad, responde directamente a Bullrich, pero jura que su corazón late al ritmo del nuevo oficialismo liberal. En los pasillos, ya la llaman “la libertaria PRO”.

Su retorno al Congreso promete ser un show dentro del show. La diputada entrante podría convertirse en una pieza clave para los acuerdos entre La Libertad Avanza y los restos de Juntos por el Cambio. Petrovich es, en definitiva, una política anfibia, capaz de adaptarse a cualquier corriente mientras haya una silla disponible.

A los 50 y pico, Petrovich tiene una nueva oportunidad, un nuevo partido y, claro, un nuevo sueldo. En un país donde los escándalos envejecen más rápido que los tuits, su regreso al Congreso se explica fácil: nadie recuerda mucho y el poder siempre da segundas chances.

 

 

 

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