Por: Federico Cedarri
El radicalismo bonaerense se reunirá en breve para prorrogar por unos meses más, se presume que hasta marzo próximo, los mandatos de los órganos de contingencia que cohabitan luego de la fallida resolución del proceso interno.
En mayo pasado, cuando se dispuso la implementación de un Comité y Convención de contingencia integrado por dirigentes de las dos listas todo indicaba que el radicalismo, pese a las disidencias entre el abadismo y el loustocismo- manismo, terminaría jugando en una misma oferta electoral en septiembre y octubre. Incluso, muchos especulaban con que los centenarios concurrirían a los comicios en septiembre con la histórica lista 3 para volver a dotar al partido de una identidad que se había desteñido luego de la conformación de Juntos por el Cambio.
Sin embargo, durante el cierre de listas para las elecciones bonaerenses todo voló por los aires, el abadismo insistía en avanzar en la construcción de un frente antikirchnerista en la provincia conjuntamente con libertaros y el PRO, de hecho hasta trascendió que habría tenido lugar una reunión en ese sentido entre el senador nacional marplatense y Santiago Caputo.
En franca oposición, el fernandimso a la luz del amparo de los alcaldes del foro que conduce Maximiliano Suescun y el sector de Evolución resolvieron unirse al peronismo disidente, la Coalición Cívica y retazos del PRO para encarar la aventura de la conformación de la alianza Somos.
El pobre desempeño del frente de centro en las elecciones de septiembre, que sólo le permitieron ingresar al radicalismo dos bancas, una en cada Cámara legislativa, dejó en evidencia el desacierto en la estrategia de buscar colarse por el medio de la polarización entre el kirchnerismo y mileísmo.
La fallida jugada le hizo perder las elecciones distritales a la mayoría de los alcaldes radicales complicándolos de hecho en los Concejos Deliberantes: ejemplo de ello fue la estrepitosa caída de Miguel Lunghi en Tandil. El abadismo, en tanto, jugó con boleta corta en La Feliz y dio libertad de acción a sus miembros: la senadora Nerina Neumann se sumó al frente Nuevos Aires con la alcaldesa de González Chávez, Lucía Gómez.
A todo este panorama ciertamente desolador hay que agregar que los bloques centenarios en la Legislatura quedarán diezmados luego del recambio de diciembre.
En Diputados, el espacio que conformaban los evolucionistas y manistas con el GEN quedará reducido a una banca, la del tandilense Matías Civale, que se sumaría al bloque de Somos. El abadismo compondrá un espacio de cuatro legisladores al mando de Diego Garciarena, se descuenta que la dorreguense Priscila Minnaard engrosará las filas de bloque Somos.
En el Senado quedará en pie solamente la banca de Nerina Neumann ya que la fernandista Natalia Quintana haría rancho aparte en el bloque de Somos junto al juninense Pablo Petrecca.
En este contexto de disgregación es que los centenarios deben sentarse para determinar en primera instancia que rumbo adoptarán para salvar la intervención del Comité Provincia y de manera posterior que estrategia enarbolarán para volver a refundar la identidad boina blanca. “La estrategia de ir con Somos fue mala, pero desde el momento que los órganos de contingencia dieron libertad de acción sin sanciones se preveía que cada cual haría la suya”, ensaya ante PDS una autocrítica no desprovista de ironía un legislador centenario.
Por estas horas, todos los sectores involucrados en la pugna interna están de acuerdo con patear la pelota para adelante y prorrogar los mandatos de los órganos de contingencia por lo menos hasta fines de de marzo. “Estamos desorientados, peor que cuando se rompió Juntos por el Cambio”, confiesa con desolación el cuadro de situación otra fuente parlamentaria boina blanca.
Lo concreto es que los sectores internos han quedado desdibujados, los intendentes han perdido en la mayoría de los distritos que manejan y ningún espacio puede arrogarse preeminencia sobre otro. En ese escenario es que el radicalismo intentará prorrogar el mandato de los órganos de contingencia para evitar una intervención partidaria, aunque el tiempo corre presuroso y los correligionarios podrían perder entre tantos cabildeos el tren de los nuevos tiempos políticos.