Por: Diego Lanese
En julio pasado, los trabajadores del Astillero Río Santiago realizaron una protesta frente a la gobernación, buscando una mejora de sus salarios y la continuidad laboral. Es que ante el ajuste nacional, la empresa estatal entró en zona de zozobra, por la falta de recursos para garantizar su continuidad. Incluso desde el gobierno provincial se cambió la razón social de la firma, que pasó a ser un “polo productivo regional”, tratando de buscar inversiones que sostengan s posición.
En este contexto, desde la oposición aprovecharon la incertidumbre para meter una cuña libertaria, y pedir la privatización directamente del que supo ser el astillero más grande de Latinoamericano. Se trata de una propuesta presentada por un legislador de La Libertad Avanza, que bajo el argumento de la ineficiencia y la pérdida de recursos que genera. Si bien el bloque no tiene los votos necesarios para el tratamiento, el debate sobre el futuro de la planta productora ubicada en la localidad de Ensenada se instaló en la agenda.
Tanto los trabajadores y los gremios del lugar salieron a rechazar la medida, y afirmaron que si el triunfo libertario del pasado domingo fortalece el modelo nacional, el tema “puede avanzar”. En tanto, Pedro Wasiejko, ex titular de la empresa, analizo la potencialidad tanto en la producción de embarcaciones como de estructuras metálicas.
La propuesta del diputado bonaerense Guillermo Castello busca declarar “sujeto a privatización” al Astillero Río Santiago, bajo el argumento que esta empresa estatal “genera un déficit millonario y funciona de manera ineficiente y politizada”. La iniciativa ya ingresó en la Legislatura bonaerense, y además propone “transferir al sector privado todos los activos, bienes y derechos” del astillero.
Además, fija un plazo máximo de un año para concretar la operación desde la entrada en vigencia de la norma, y crea una comisión bicameral para controlar el proceso y garantizar su transparencia. En los fundamentos, el diputado libertario sostiene que el Estado bonaerense “no necesita mantener una empresa pública de fabricación de barcos para cumplir con sus funciones”, y que su mantenimiento implica “mayores impuestos, burocracia y corrupción”.
Para reforzar su planteo, citó a Juan Bautista Alberdi, quien rechazaba la intervención estatal en actividades propias de la iniciativa privada. “El Estado empresario es fuente de despilfarro y déficit”, sostiene el texto. Castello sostuvo que en otros países los astilleros públicos fueron privatizados o redujeron sus planteles para mejorar su productividad, el Astillero Río Santiago siguió el camino inverso: triplicó su dotación de personal, redujo su producción a la mitad y acumula uno de los déficits más altos del mundo en comparación con empresas similares.
Presentamos proyecto para privatizar el Astillero Río Santiago, un monstruo estatal con 3000 empleados que nos cuesta miles de millones y que hace 20 años que no hace un barco.
— Guillermo Castello (@grcastello) October 20, 2025
Proponemos a los empleados quedarse con la empresa.
El Estado empresario siempre termina en corrupción. pic.twitter.com/UfchsWZsD8
Desde el gremio ATE salieron a repudiar la posible venta del espacio. “Si se consolidara el modelo que plantea Javier Milei para el país las chances para el saqueo en la entrega crecerían, y medidas como la privatización de empresas públicos puede ser discutida”, le dijo un dirigente de ATE Buenos Aires, consultado por Política del Sur. Si bien se admitió que la situación de los trabajadores no es ideal, la idea de privatizar la empresa estatal no parece ser la solución a estos problemas. Los pedidos que se mantienen desde hace un tiempo son “la suma de nuevas categorías, pases a planta permanente, la declaración de insalubridad en cinco sectores clave”, entre otros. Si bien el gremio estatal pide solucionar estas cuestiones, junto a los trabajadores “vamos a resistir este tipo de iniciativas”.
En la actualidad, el astillero ocupa un predio de 39 hectáreas donde desde hace más de 70 años se desarrollan tareas navales y metalmecánicas. A lo largo de su trayectoria se consolidó como uno de los complejos industriales más importantes de la región, con capacidad para construir y reparar embarcaciones de gran porte destinadas al ámbito comercial y estatal. Su localización estratégica a orillas del Río Santiago le otorga una ventaja operativa clave: el ingreso directo de buques de gran tamaño y un acceso fluido al Río de la Plata. Esa condición favoreció el vínculo con empresas marítimas nacionales e internacionales que recurren al astillero para tareas de mantenimiento, modernización y puesta a punto de sus flotas.
Ante este proyecto, Pedro Wasiejko, que hasta agosto de este año del Astillero Río Santiago, analizó su impacto, y las posibilidades que tiene la empresa respecto de sus funciones. El dirigente de la CTA de los Trabajadores aseguró que el proyecto de Castello en verdad “seria desmontar el astillero en la práctica”. “Río Santiago como activo para la producción en general de construcciones navales y estructuras metalmecánicas de gran porte es una instalación única”, le dijo a Política del Sur.
Además, remarcó Wasiejko, “está en zona franca libre de impuesto para el ingreso de equipo y para la exportación, que hoy seria la salida para que el astillero inicie un proceso de crecimiento sostenido de la producción en un mundo donde las necesidades de construcciones navales orientadas a la defensa y a la producción off shore y eólicas ofrecen una oportunidad única”. “Este fue el paradigma que impulse en mi gestión”, insistió.
Hoy junto a los compañeros de la @fetiaoficial @EdgardoDepetri, Sergio Benitez y @diegoetchevers participamos de la reunión de Mesa Nacional de la @CTAok en la que se analizó la situación política del país, de las y los trabajadores y de los distintos gremios que integramos la… pic.twitter.com/I1IaqyHNix
— Pedro Wasiejko (@PedroWasiejko) September 15, 2025
En sus argumentos, Castello sostuvo que el desequilibrio entre los recursos y los resultados del astillero son parte del problema: según detalla, concentra el 80 por ciento del empleo del sector naval nacional, pero solo produce el 20 por ciento del valor industrial total, lo que refleja, a su entender, la "ineficiencia estructural" del modelo estatal.
Para Wasiejko “hay que aprender de planes de negocios que funcionan en la Argentina, como el que aplica la empresa Toyota tratando siempre que más del 50 por ciento de la porción sea para el mercado de exportación”. En el caso del astillero, agregó, “debería ser en estas instancias del país todo lo posible, o sea el 80 por ciento de sus capacidades, es la única manera de aprovechar ese activo industrial y poder cubrir los salarios y tener recursos genuinos para actualizar tecnológicamente e aumentar la productividad y a la vez diversificar las actividades”.
Antes de dejar su puesto, Wasiejko buscó cambiar al astillero como Polo Productivo Regional, que debería autofinanciar sus actividades, entre otras cuestiones. Esto generó alguna resistencia, y hasta ahora está en el limbo.