martes 28 de octubre de 2025 - Edición Nº2519

Provincia | 27 oct 2025

ANALISIS: ¿FUERZA PATRIA EN RETIRADA?

Mientras CFK baila, intendentes de la Tercera ganaron, pero perdieron votos: bronca y desconcierto peronista

Los jefes comunales del sur bonaerense retuvieron sus distritos, pero perdieron miles de votos entre septiembre y octubre. En el peronismo atribuyen el derrumbe a la baja inversión de campaña, el voto extranjero ausente y el desánimo de La Cámpora. Mientras tanto, Cristina celebra y Kicillof toma nota: la interna ya se volvió pública.


Por: Ricardo Carossino

El 7 de septiembre de 2025, Fuerza Patria (FP) pintó de azul el mapa bonaerense. Con Axel Kicillof como principal referente, el peronismo obtuvo un contundente triunfo sobre La Libertad Avanza (LLA) en la elección provincial para concejales: una diferencia de 14 puntos en toda la provincia y casi 25 puntos en la Tercera Sección Electoral, el histórico corazón del conurbano.

Pero el entusiasmo duró poco. El 26 de octubre, en la elección nacional de diputados, el escenario cambió drásticamente: LLA se impuso en la provincia y FP retrocedió ostensiblemente, incluso en municipios donde gobierna desde hace décadas.

En los principales municipios peronistas de la Tercera los resultados fueron los siguientes:

  • Almirante Brown:

FP 150.981 votos (49,14 %), LLA 103.415 (33,65 %).

  • En septiembre, FP había logrado 162.301 (54,22 %).

  • Avellaneda: FP 95.148 (47,32 %), LLA 72.497 (36,05 %).

En septiembre, FP obtuvo 122.023 (62,03 %).

  • Berazategui: FP 90.144 (46,07 %), LLA 71.345 (36,46 %).

En septiembre, FP alcanzó 114.134 (60,88 %).

  • Esteban Echeverría: FP 45.114 (27,77 %), LLA 58.655 (36,11 %).

  • En septiembre, FP había sumado 77.729 (50,43 %).

  • Ezeiza: FP 43.268 (44,48 %), LLA 37.172 (38,21 %).

En septiembre, FP llegó a 58.647 (60,65 %).

  • La Matanza: FP 335.217 (48,44 %), LLA 225.035 (32,52 %).

  • En septiembre, FP había obtenido 360.913 (53,36 %).

  • Lanús: FP 114.452 (45,07 %), LLA 93.651 (36,88 %).

En septiembre, FP había sumado 119.952 (49,51 %).

  • Lomas de Zamora: FP 168.988 (48,29 %), LLA 122.596 (35,03 %).

En septiembre, FP alcanzó 198.091 (56,09 %).

  • Quilmes: FP 148.977 (45,74 %), LLA 121.603 (37,33 %).

En septiembre, FP había obtenido 152.913 (48,46 %).

Los intendentes Mariano Cascallares (Almirante Brown), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Juan José Mussi (Berazategui), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Pablo Granados (Ezeiza), Fernando Espinoza (La Matanza), Julián Álvarez (Lanús), Federico Otermin (Lomas de Zamora) y Mayra Mendoza (Quilmes) lograron mantener la primera minoría en sus distritos. Pero todos, sin excepción, perdieron votos: en algunos casos miles; en otros, casi un cuarto del caudal logrado en septiembre.

Los números hablan solos: aunque ganaron en sus distritos, el desgaste es visible. En promedio, FP retrocedió entre 5 y 12 puntos porcentuales en los municipios más populosos del sur del conurbano.

Tres razones que explicarían la caída. Desde el peronismo confían a Política del Sur tres hipótesis que se repiten en los cafés municipales y en los pasillos de La Plata.

La primera tiene que ver con la economía —y no solo la macro. En septiembre, los intendentes “pusieron toda la carne al asador”: aportes, logística, punteros, vehículos, viandas y fiscales. Se jugaban su poder inmediato: las bancas en los concejos deliberantes.

En octubre, en cambio, con el presupuesto agotado y la presión de los aguinaldos de diciembre, la prioridad fue cuidar las cuentas municipales. “Los diputados nacionales no te pagan los sueldos”, ironizó un funcionario del gobierno bonaerense. Así, mientras LLA desplegó una campaña mediática intensa, los aparatos municipales de FP se limitaron a acompañar.

La segunda hipótesis apunta al cambio de padrón: en la elección nacional no votaron los extranjeros, que en septiembre habían sumado una porción significativa del voto peronista en el conurbano. Sin ese componente y con una participación general más baja, el piso electoral de FP se resintió. Un asesor de la Tercera Sección lo resume así: “En septiembre votó el barrio; en octubre, el miedo a perder los dólares.”

La tercera razón es interna: la fractura en el peronismo bonaerense se hizo visible. La CámporaCristina Fernández de Kirchner y a su hijo Máximo— no tuvo ni los recursos para militar la campaña nacional. Con candidatos propios, pero sin caja, su participación fue mínima. Desde Gobernación leyeron el mensaje: “Cristina dejó que Axel se estrelle”, deslizó una fuente cercana al oficialismo provincial.

Este domingo a la noche, la ex presidenta celebró con música y baile desde el balcón de su departamento en San José 1111, donde cumple prisión domiciliaria por causas de corrupción. El gesto, simbólico o no, fue interpretado como una señal de satisfacción ante la derrota de Kicillof, quien había desdoblado la elección bonaerense de la nacional en contra del deseo de Fernández de Kirchner.

Aunque desde La Plata interpreten que la derrota fue de La Cámpora porque Movimiento Derecho al Futuro no financió la militancia de una campaña sin tener boletas para repartir y con pocas mesas de campaña en las esquinas y casi de compromiso.

El 26 de octubre dejó al descubierto algo más profundo que una simple pérdida de votos: la desconexión entre la estructura territorial peronista y la conducción política nacional. Los intendentes preservan su poder local, pero miran con el mismo interés en el tablero nacional si tienen motivaciones diferentes. Ganaron en sus distritos, sí, pero sin entusiasmo ni épica. La maquinaria que antes garantizaba victorias masivas en el conurbano parece oxidada, burocrática, más interesada en sobrevivir que en conquistar.

Lo más inquietante para el peronismo es que LLA no solo sumó votos en zonas de clase media, sino también en barrios populares donde históricamente el peronismo dominaba. “La gente no se pasó a Milei, se fue del peronismo”, reconoció con crudeza un dirigente lanusense.

En el sur del conurbano, el peronismo ganó, pero se encogió. Y cuando un movimiento acostumbrado a ganar se achica, la pregunta no es quién festeja, sino quién manda. Porque en política, perder votos —aunque se conserve el poder— es empezar a perder poder.

 

 

 

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