Por: Federico Cedarri
El radicalismo bonaerense atraviesa por estos días una encrucijada relevante debido a que se acaba el tiempo que la Justicia Electoral impuso para normalizar la situación partidaria luego del inconcluso proceso interno de octubre de 2024.
Las presentaciones judiciales pertinentes de Futuro Radical, la conjunción que agrupaba a evolucionistas y referentes de Facundo Manes, no reconociendo el triunfo que se adjudicaba Unida Radical, que contenía a abadistas y la mayoría de los alcaldes, contribuyeron a empiojar de manera significativa la puja centenaria.
La Justicia dispuso que en noviembre se deberá repetirse la votación en alrededor de 90 mesas de distintos distritos de la geografía bonaerense. Así las cosas y para evitar el fantasma persistente de una intervención del Comité Provincia, los dos sectores en pugna se vieron obligados a forma dos espacios de contingencia que integraron de manera equitativa.
De hecho, se dispuso que los dos cabezas de lista en el proceso interno quedaran al frente de los respectivos entes provisorios: Miguel Fernández es titular del Comité de contingencia y el evolucionista Pablo Domenichini está al mando de la Convención de contingencia.
El inconveniente que hoy despuntan los centenarios tiene que ver con los desmembramientos que han acaecido en los últimos meses producto de los cierres electorales, tales circunstancias han contribuido a disgregar aún más a las fuerzas internas centenarias. Una de las soluciones que asoman como transitorias para saltear el inconveniente del vencimiento próximo de los tiempos legales sería la prórroga de los mandatos de los entes de contingencia hasta bien entrado el 2026, con lo que se ganaría tempo para llegar a un acuerdo potable que deje conformes a los actores en juego.
Lo cierto es que los cierres de listas dejaron un tendal de heridos significativo, el abdismo pegó el portazo del armado de Somos y dio libertad de acción a sus dirigentes para jugar sueltos en la elección de septiembre: el senador nacional marplatense de hecho prohijó una lista corta en su pago chico.
La senadora Nerina Neumann terminó jugando con Nuevos Aires de la mano de la alcaldesa de González Chávez, la ex loustocista Lucia Gómez. El fernandismo, en tanto, adhirió al armado de centro con randazzistas, residuales del PRO y la Coalición Cívica pero apenas pudo meter dos legisladores propios.
Esta compleja situación se vio reflejada de inmediato en el Parlamento provincial, en la Cámara Alta el alvearense Alejandro Cellillo y el chacabuquense Agustín Máspoli se desprendieron de la bancada abadista y rubricaron el nuevo espacio de Somos: ambos senadores tiene mandato hasta diciembre próximo.
En el Senado el radicalismo verá reducida significativamente su fortaleza, solo quedará en pie la banca de Nerina Neumann.
En Diputados, el espacio que hoy capitanea el marplatense Diego Garciarena verá reducido sus miembros a la mitad: quedarán cuatro legisladores hasta el 2027.
Evolución Radical también paga la mala elección que su candidato Pablo Domenichini hizo en la Tercera como parte de Somos: de hecho los tres primeros lugares del espacio fueron para candidatos ligados al ala loustocista y fueron doblegados por la izquierda. Para completar el cuadro desolador, Manes decidió saltar el cerco de la provincia y jugar en el redil capitalino en tándem con el GEN de Margarita Stolbizer.
Habrá que ver qué solución institucional encuentran los principales referentes centenarios ante un partido atomizado que, luego de la ruptura con el PRO y la posterior disolución de Juntos por el Cambio, no logró recuperar su identidad. El riego de intervención de parte del Comité Nacional está latente y nadie se anima a pronosticar que es lo que acontecerá una vez terminado el plazo que impuso la justicia electoral para zanjar las diferencias intestinas.