sábado 27 de septiembre de 2025 - Edición Nº2488

Gremiales | 25 sep 2025

INTERNA SINDICAL

Trabajadores de la alimentación eligen el sucesor de Rodolfo Daer en un clima de tensión

Luego de 40 años al frente del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación filial Buenos Aires, el histórico dirigente dará este viernes un paso al costado y busca que Sergio Escalante lo suceda, pero la oposición logró una lista de unidad para enfrentar al oficialismo. Denuncia de maniobras irregulares en la Junta Electoral.


Por: Diego Lanese

Desde hace cuatro décadas, Rodolfo Daer es el titular de la filial Buenos Aires del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA). De dilatada trayectoria, el hermano del cotitular de la CGT es uno de los referentes de la mea chica de la central obrera, a la cual condujo entre 1996 y 2004, en distintos triunviratos. Por eso, sorprendió cuando en agosto anunció que no buscará un nuevo mandato, y comenzó un proceso de renovación en la conducción de la entidad.

Lo hace cuando sectores opositores, relacionados a agrupaciones clasistas y partidos de izquierda, lograron una lista de unidad para enfrentar a su sucesor, Sergio Escalante, candidato a secretario general por la Lista Verde. La jugada del Daer es arriesgada, ya que los sectores opositores vienen creciendo en las grandes firmas de la zona del AMBA, donde se intentaron cambios en las condiciones de trabajo y donde la crisis salarial golpea de lleno.

Como sucede en muchos sectores, el manejo de los comicios generan suspicacia, ya que la nómina que encabeza el delegado de Mondalez Jorge Penayo no logra oficializarse, ya que tiene entre sus candidatos despedidos de Georgalos, que pese a los fallos judiciales no terminan de ser parte del proceso electoral. Esta elección es parte de votaciones que pueden cambiar el panorama del movimiento obrero actual.

La decisión de Daer de dejar la conducción del gremio se da en momentos que hay cierta renovación en la dirigencia sindical. Su hermano Héctor ya dejó la cúpula de ATSA Buenos Aires, y hará lo mismo en noviembre con la CGT. Casi en simultáneo, Rodolfo dio el mismo paso, y propuso a Escalante como su sucesor.

El próximo viernes las urnas decidirán si el oficialismo mantiene el poder, o si el clasismo da el golpe, en un gremio donde hay una buena tradición de delegados de izquierda. Rodolfo Daer tiene 74 años y es un histórico del sindicalismo argentino, que lideró la CGT entre 1996 y 2004.

Su intención de revalidar el poder a través de Escalante afronta un desafío desconocido, ya que por primera vez las cuatro listas opositoras se aliaron para intentar tomar el poder con la candidatura de Penayo, delegado de Mondelez y militante del Partido Comunista Revolucionario y de la Corriente Clasista y Combativa. Detrás de Penayo, también se alineó la izquierda trotskista, con Javier Hermosilla, como uno de sus referentes en el sindicato, que tuvo amplia popularidad en conflictos durante el cierre del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Tras la dictadura militar, Daer ganó las elecciones en Alimentación-Buenos Aires en 1984, cuando el gobierno de Raúl Alfonsín dispuso la normalización de la vida sindical, pero asumió la secretaría general recién en enero de 1985. Desde entonces fue reelegido en ocho oportunidades.

Escalante, su potencial sucesor, tiene 58 años y forma parte de la seccional San Martín de la CGT y es un aliado del ex intendente peronista Gabriel Katopodis, quien encabezó la lista del Frente Patria en la Primera Sección Electoral, logrando un contundente e impensado triunfo por más de 10 puntos.

“No corre riesgo el triunfo”, aseguró Daer a pesar de la unidad opositora. Están habilitados para votar 4.350 trabajadores, según informó el gremio. Daer tiene previsto que escribanos y la junta electoral supervisen los comicios ante la reciente normativa del Gobierno, que, a través del decreto 342/25, le quitó atribuciones al Estado para intervenir en las elecciones sindicales con veedores. De esta manera, la Secretaría de Trabajo solo se limita a actuar en caso de acefalía.

En la lista opositora, denuncian manejos irregulares por parte de la Junta Electoral. Maximiliano Montero, uno de los despedidos de la firma Georgalos le dijo a Política del Sur que tres despedidos de esa empresa –incluyéndolo a él –son parte del armado opositor, pero hasta ahora no lograron oficializarse sus candidaturas, por haber sido despedidos.

“La Justicia Nacional Laboral falló a favor nuestro, para que seamos oficializados, pero hasta ahora la Junta Interna no cumple con la orden”, recalcó Montero, que logró un fallo para la reinstalación en la planta de la localidad de San Fernando. “Es un claro intento proscriptivo”, agregó el activista, que recordó que de los cinco cesanteados por la empresa por negarse a cambios en las líneas de producción –se exigía más cantidad de productos por jornada con menos operarios, algo que se denunció como una precarización laboral –cuatro lograron órdenes judiciales para su reinstalación.

La lista opositora está conformada por delegados de las cuatro fábricas más importantes del sector: Mondelez, Molinos Río de la Plata, Georgalos y Fel-Fort, y es una inédita unidad entre las distintas agrupaciones clasistas y partidos de izquierda.

En la previa a los comicios, Daer y Penayo se sumaron al paro nacional sectorial que dispuso la Federación de la Alimentación, que encabeza el cordobés Héctor Morcillo, para rechazar la paritaria de 1 por ciento mensual.

Estas elecciones abren una serie de comicios que pueden cambiar el panorama del movimiento obrero, ya que varios referentes ponen en juego sus conducciones, y no sólo tiene que ver con validar sus liderazgos, sino además hacerlo de manera contundente.

En la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), uno de los gremios históricos del país, Abel Furlán, actual secretario general, buscará renovar su mandato, pero su gestión es cuestionada tanto por sectores internos como por dirigentes de la CGT, que observan con preocupación el rumbo político del gremio.

El punto más polémico de la conducción de Furlán es su cercanía con el kirchnerismo, vínculo que despierta recelos en algunos sectores de la CGT. Temen que esa alianza condicione la autonomía sindical y genere tensiones en las negociaciones con otros espacios del movimiento obrero y con el propio gobierno nacional. Se especula que el ex secretario general Antonio Caló podría articular un sector opositor para disputar la conducción.

Furlán llegó a la jefatura de la UOM gracias a un movimiento que siempre se lo vinculó a Máximo Kirchner, con quien hizo buenos lazos cuando ambos eran diputados. Caló fue parte de la fractura de la CGT en el segundo gobierno kirchnerista, y paradójicamente formó la fracción Alsina, que se quedó apoyando a la ex presidenta. Pero le quitaron el respaldo y avalaron la llegada del actual titular metalúrgico.

Dentro de la central obrera, el tema ya encendió alertas: varios dirigentes advierten que la UOM podría convertirse en un factor de división si no logra equilibrar sus compromisos políticos con las necesidades de sus afiliados. En paralelo, la interna metalúrgica se perfila como un test sobre el peso real de la organización en el entramado sindical actual.

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