

Desde que Javier Milei anunció el veto a la Ley de Emergencia Pediátrica y la Ley de Financiamiento Universitario, los ánimos sociales comenzaron a alborotarse. El Presidente, luego de la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires, aseguró que haría una autocrítica para modificar algunas políticas que no cumplió.
Estos vetos generaron un rechazo aún mayor a las políticas del Gobierno nacional e inmediatamente la comunidad universitaria y los trabajadores de la salud comenzaron a gestar una gran marcha para mostrarle a los legisladores el deseo de la sociedad.
Este miércoles 17 de septiembre, luego de que se anunciara la sesión en la Cámara de Diputados para debatir los vetos, se organizó una marcha multitudinaria. Desde el mediodía cientos de personas, de distintos centros de estudiantes, sindicatos y organizaciones sociales comenzaron a acercarse hacia la plaza de los dos Congresos. Mientras en el recinto se debatía cómo serían tratados los temas y para qué hora se votaría el rechazo o la aprobación del veto presidencial.
En la calle, la gente se veía esperanzada y optimista. A pesar de la lucha, la risa, la alegría y los ánimos de reencontrarse bajo una bandera, flotaron durante toda la tarde en Avenida de Mayo. La música que no se sabía bien de dónde provenía, las batucadas de diferentes agrupaciones y los cantos contra las políticas de Javier Milei, fueron parte del sonido ambiente.
Profesores, médicos, pacientes, docentes y no docentes, alumnos de colegios secundarios, estudiantes universitarios, jubilados, discapacitados y trabajadores se unieron más allá del reclamo de la comunidad educativa y de la salud para expresar su descontento con el gobierno nacional.
Florencia, estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, expresó en diálogo con Política del Sur: “Esta marcha me convoca desde lo personal. Creo profundamente que la educación es un pilar fundamental de cualquier sociedad y que la universidad pública es una de las herramientas más poderosas que tenemos para transformar realidades”.
La estudiante además destacó que “la educación pública universitaria nos abre un mundo de oportunidades y el hecho de que sea gratuita garantiza que no haya que preguntarse si podés pagar o no para acceder a este derecho. Siempre creí que como sociedad compartimos esa idea, pero hoy queda claro que hay que volver a defenderla”.
“El veto a la Ley de Financiamiento Universitario no es solo una decisión administrativa, es un mensaje sobre qué país queremos construir. Lo mismo está pasando con el veto a la ley de emergencia pediátrica, que deja a hospitales como el Garrahan en una situación totalmente a la deriva”, agregó.
Asimismo, Florencia consideró que “esta marcha es importante para darle visibilidad a distintos sectores que también están sufriendo con los vetos del presidente, que lejos de gobernar para todo un país, solo está jugando a administrar una empresa. Participar de esta marcha es decir “no acepto ese salto al vacío”. No solo tiene que tener por objetivo la defensa de los derechos de nuestra universidad pública, sino también anticipar un mensaje sobre lo que viene con ese presupuesto 2026: ajuste disfrazado, humo, recortes invisibles y vaciamiento”.
Por último, subrayó: “Quiero un país que garantice igualdad de oportunidades para todos. Marcho para que ese mensaje sea claro: nuestro futuro no se veta y no puede depender de suposiciones utópicas ni de proyecciones que ignoran lo que realmente está pasando”.
Política del Sur también conversó con Sebastián Ackerman, docente y secretario académico de la carrera de Ciencias de la Comunicación Social de la UBA, quien consideró que “el ajuste presupuestario no solo afecta a docentes y no docentes como trabajadores, también impacta en los estudiantes. Porque cuando un profesor no puede vivir de su salario, se ve obligado a abandonar las aulas o a multiplicar empleos, lo que deteriora la calidad de la enseñanza”.
En línea con esto, remarcó que “cada vez es más difícil sostener la cursada, no solo porque los sueldos se congelan y los gastos aumentan, sino porque el sistema depende cada vez más de la buena voluntad y la vocación de quienes lo integran”.
Sobre la situación de los docentes, contó que “tenemos vocación y ganas de formar, pero también tenemos que vivir. Con los sueldos congelados y el costo de vida en alza es cada vez más difícil sostener la tarea docente. El sector privado hoy paga mucho mejor que la universidad pública y en los últimos dos años esa brecha se profundizó, dejando a la universidad en una situación insostenible para retener profesionales”.
Además, destacó que “en Argentina, estudiar en la universidad pública no depende del tamaño de tu billetera y eso es un diferencial único en el mundo. Acá cualquiera puede formarse en instituciones que están entre las mejores del planeta”.
Asimismo, Ackerman expresó que “pasar por la universidad pública transforma a las personas. No solo aprenden una disciplina, también descubren nuevas lecturas, trabajan en equipo, producen colectivamente y se forman como ciudadanos críticos. En todas las provincias del país existe una universidad nacional pública y no arancelada, lo que permite generar un conocimiento situado, adaptado a las necesidades locales, como puede ser la minería, el petróleo, el clima o el desarrollo nuclear”.
Y reafirmó: “La universidad pública es la puerta abierta a la movilidad social ascendente. Si se cierra o se limita, lo que se corta no es solo la educación, sino también la posibilidad de soñar con un futuro mejor para millones de argentinos y argentinas. Como no pueden cerrar ni privatizar la universidad pública debido al enorme apoyo social que tiene, el camino elegido es otro: ahogarla financieramente y debilitarla de a poco”.
“Los cinco premios Nobel de Argentina salieron de la universidad pública, de su formación de calidad, sus investigaciones colectivas y no de un modelo pensado exclusivamente en la lógica del mercado”, recordó.
Por otro lado, sobre la posibilidad de continuar en el 2026, manifestó que “siempre existe el riesgo de que la plata no alcance y la discusión no es tanto si se abrirán las universidades, sino cuánto tiempo podrán sostenerse abiertas sin un financiamiento adecuado”.
“Rechazar el veto es fundamental porque el financiamiento universitario no es un tema técnico ni contable: implica elegir un proyecto de país que apueste al conocimiento, al trabajo y a la producción en lugar de a la especulación financiera”, cerró.
“Vine porque tengo 35 años de docencia, empecé de chico, con poco, me formé, hice la maestría, doctorado, me informo todos los días, trabajo de mi profesión y formo gente”, dijo Patricio Narodowski, docente, investigador y secretario de Investigación y Vinculación Tecnológica de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ).
“Nos quieren destruir con odio, con una reducción del presupuesto y con una rebaja del sueldo inmerecida. Hay mucho para mejorar y corregir. Pero realmente lo que pasó acá fue un intento de destrucción del aparato público en general y del sistema universitario, que es una manera de destruir el orgullo que tenemos como país, como identidad y como patria”, añadió Patricio, acompañado por su mujer e hijos.
Por su parte, Gabriel, estudiante de Sociología de la UBA, manifestó en Política del Sur: “Decidí venir a la marcha porque es fundamental que se destine el presupuesto desde el estado hacia la educación pública. Es una formadora de profesionales que en un futuro van a servir al mismo estado y al mismo pueblo para el desarrollo productivo de la nación y el desarrollo individual”.
Siguiendo con lo anterior, subrayó que “desfinanciarlas significa vaciarlas y en un última instancia que tengan que cerrar, ya que no van a tener el presupuesto acorde para su buen funcionamiento. A los docentes no les alcanza para llegar a fin de mes, se tiene que ir a universidades privadas. Los estudiantes no tienen boleto universitario, se les recortan las becas. Es todo un cúmulo de cosas que van haciendo que la gente deje de estudiar y los docentes dejen de dar clases”.
“Es fundamental mantener la educación pública asignándole un buen presupuesto acorde a lo que siempre fueron las universidades nacionales, y en mi caso la UBA. Siempre fue un motivo de orgullo y el estado no puede desfinanciar esto. Es claro qué van a financiar si dejan de financiar la educación pública, los casos de corrupción y todas esas cosas que salieron a la luz. No podemos arruinar lo que funciona bien, que es la universidad pública, por eso vine a la marcha y pido que se rechace el veto”, finalizó Gabriel.
El ánimo de la gente en la concentración de las inmediaciones al Congreso de la Nación se vistió de aplausos, festejos y abrazos cuando pasadas las 17 horas, se conoció el rechazo a los dos vetos de Javier Milei. Los asistentes a la marcha, se miraban incrédulos mientras aplaudían, los celulares con nula señal buscaban información en internet, al tiempo que se esparcía rápidamente la noticia de que ambas leyes fueron ratificadas en la Cámara Baja.
Después de algunos minutos, comenzó la desconcentración, con la esperanza intacta y la espera al tratamiento en la Cámara de Senadores. La lucha todavía no terminó, eso quedó claro entre quienes asistieron esta tarde. Sólo queda renovar las energías, para la próxima batalla.