La industria textil e indumentaria vive uno de los momentos más críticos de los últimos años. Según un informe de la Fundación Pro Tejer, durante el primer trimestre de 2025, el 50 por ciento de las empresas reportó una caída en sus ventas respecto al mismo período de 2024, con una baja promedio del 5 por ciento. Si se toma una perspectiva de dos años, el panorama es aún peor: 7 de cada 10 compañías vendieron menos, con un retroceso promedio del 21 por ciento. La caída de ventas impactó directamente en el empleo. El 72 por ciento de las empresas adoptó medidas que afectaron a su personal desde fines de 2023 hasta marzo de 2025, y 6 de cada 10 redujeron su plantilla. Se consolidó así un ajuste masivo en el sector, con miles de despidos y suspensiones en todo el país. En términos de producción, la mitad de las firmas consultadas registró una contracción promedio del 3por ciento interanual. Pero si se compara con el mismo trimestre de 2023, el desplome alcanza al 75 por ciento de las empresas, con una caída promedio del 20 por ciento.
La utilización de la capacidad instalada sigue en niveles bajos. Solo el 35 por ciento de las empresas mostró una mejora respecto a 2024, pero ninguna logró recuperar el nivel de hace dos años. En la comparación más amplia, el 80 por ciento de las compañías informó retrocesos, lo que deja en evidencia un aparato productivo que sigue sin reaccionar. El informe de Pro Tejer identificó tres factores clave detrás de la crisis. En primer lugar, la pérdida del poder adquisitivo, mencionada por el 82 por ciento de las firmas. Le siguen el avance de las importaciones (63 por ciento) y la apreciación del tipo de cambio (40 por ciento). Estos elementos no solo desplomaron la actividad, sino que además generaron un freno total a la inversión: durante 2024, 7 de cada 10 empresas no invirtieron en maquinaria ni ampliaron su capacidad, y el 80 por ciento no prevé hacerlo este año.
El contexto externo tampoco ofrece alivio. La apertura comercial aceleró el ingreso de productos del exterior. En el primer trimestre de 2025, las importaciones de ropa crecieron 86 por ciento y las de textiles para el hogar, 109 por ciento. Este boom fue impulsado por la eliminación de aranceles y el auge del e-commerce vía courier. Hoy, el 67 por ciento de la ropa que se consume en el país es importada, y en los shoppings ese número sube al 75 por ciento. La presión sobre la producción nacional es total.
Pro Tejer advirtió además posibles maniobras de subfacturación. Por ejemplo, los tejidos de punto importados ingresaron al país con un precio FOB promedio 45 por ciento inferior al registrado entre 2015 y 2024. Esto se atribuye a la eliminación de valores criterio y a un menor control aduanero. La desregulación se reflejó en una baja generalizada de aranceles: de 35 a 20 por ciento para indumentaria y calzado, de 26 a 18 por ciento para tejidos, y de hasta 12 por ciento para hilados. Sumado a la apreciación del peso y el excedente global de oferta, el resultado fue un mercado inundado de productos importados.
La Fundación Pro Tejer advirtió que esta crisis afecta directamente el desarrollo tecnológico alcanzado por el sector, desalienta inversiones futuras y profundiza la dependencia externa del país. La pérdida de empleo, el cierre de empresas y la desarticulación de la cadena de valor son efectos visibles de una política que privilegió las importaciones por sobre la industria nacional.
En tanto, la Asociación Obrera Textil (AOT), liderada por Hugo Benítez, lanzó hoy fuertes críticas contra el Gobierno Nacional y el sector empresarial y declaró el estado de alerta y movilización, ante el conflicto paritario que mantienen desde hace tiempo. Así, adelantaron que llevarán a cabo asambleas en los lugares de trabajo y definirán un plan de acción con medidas de fuerza. “Los empresarios textiles se visten de sinvergüenzas y si disfrazan de libertarios para pagar sueldos de hambre por mandato y orden del Gobierno de Milei”, manifestaron desde AOT.
A través de un documento, difundido públicamente por el Consejo Directivo Nacional de la AOT, sostuvieron: “Escudados en la decisión del Gobierno Libertario que encabeza Javier Milei, de anular todo acuerdo paritario que recupere el poder adquisitivo y ordenar a las patronales a pagar salarios de hambre por debajo de los porcentajes inflacionarios; los empresarios textiles asumen posturas de máxima insensibilidad social con los propios trabajadores”
En la misma línea, le recordaron a los empresarios que fue el esfuerzo de los trabajadores en cada jornada laboral, durante años, lo que les permitió tener grandes ganancias y rentabilidades. “Incluso en varias oportunidades con ayudas de gobiernos nacionales y provinciales a los que tildan de populistas, pero que les hicieron incrementar fuertemente sus rentabilidades, usufructuando con políticas de Estado que alentaban la producción de la Industria Nacional”, añadieron.
Por su parte, Benítez también se mostró muy duro con la intransigencia empresarial y señaló: “Ante el planteo realizado por nuestra organización sindical dentro del proceso de negociación, para realizar una urgente actualización salarial en los ingresos de los trabajadores, debido a la pérdida real sufrida frente a los índices inflacionarios de este año, las cámaras de nuestra actividad exhibieron su rostro de máxima insensibilidad y recostándose en un plan de gobierno que le da la espalda a la fuerza del trabajo y pone en peligro la paz social”.
En este sentido, el dirigente gremial afirmó que “se niegan a proponer ningún tipo de recomposición, forzándonos a llevar adelante medidas de acción directa en los establecimientos fabriles”, ya que “las liquidaciones de salarios mensuales hoy nos empujan por debajo de la línea de pobreza, impidiendo garantizarles a nuestras familias una vida digna”, agregó. Para finalizar, el documento manifestó que luego del plenario nacional de delegaciones y regionales, decidieron declarar el “estado de alerta y movilización”. “Llevaremos adelante asambleas en los propios lugares de empleo, para junto a delegados, comisiones internas y cuerpos orgánicos, decidir con los trabajadores y las trabajadoras textiles un plan de acción con medidas de fuerza, para poner freno a este saqueo a nuestro bienestar como hombres y mujeres de trabajo”, concluyó.
Más Noticias