

El jueves un niño de 10 años recibió un disparo con bala de goma de un agente de la Policía Bonaerense en un operativo en el Barrio IAPI de Quilmes. Seis postas impactaron en su rostro, una de ellas a milímetros de su ojo.
Tras el cruel suceso, la Comisión Provincial de la Memoria manifestó su profundo repudió y preocupación por la situación y reclamó “transformar urgente las políticas de seguridad”.
Según expresa en un comunicado, “el hecho ocurrió en el marco de una intervención policial sin ningún tipo de fundamento ni necesidad relacionada con la prevención del delito”.
Y explicó: “Aunque se presenten como forma de resolver el problema de la "inseguridad" y sean parte de las campañas, la saturación policial y militarización de los territorios no se despliegan para resolver el delito sino para controlar territorios devastados por la exclusión y la desigualdad”.
En ese contexto, la CPM pidió “una política criminal y de seguridad que cumpla con las leyes vigentes y deje de cometer graves violaciones de derechos humanos”.