

Por: Federico Cedarri
Con vista a las elecciones seccionales y municipales del próximo 7 de septiembre, el radicalismo encontró el atajo de una conducción colegiada a fin de evitar una intervención de la fuerza producto de las consecuencias de una interna irresuelta que amenaza con partir al histórico partido en varios pedazos.
De hecho, el Comité Provincia a más de siete meses de la elección interna no tiene un presidente legitimado debido a que la victoria que en su momento promulgó la Junta Electoral del ex intendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, fue desestimada por la Justicia Electoral que ordenó votar nuevamente en algunos distritos que cuestionó la lista que llevaba como candidato al evolucionista Pablo Domenichini.
Los centenarios resolvieron la creación de dos órganos transitorios, un Comité de contingencia presidido por Fernández y una Convención de contingencia encabezada por Pablo Domenichini.
Los dos espacios cuentan en su seno con miembros de las listas en cuestión y no se podrá aprobar ni resolver ninguna cuestión partidaria sin la firma de aquellos 10 correligionarios: “Eso es para que cualquier medida que se tome tenga no solo legitimidad de origen sino además el respaldo unánime de todos los miembros para evitar que nadie se corte solo y se arrogue la representación partidaria”, explica a PDS el funcionamiento de los entes un legislador boina blanca.
Así las cosas, el reciente alejamiento de Facundo Manes del radicalismo bonaerense, algo que desde el abadismo descontaban, cayó como una bomba en el seno de sus ex socios, los evolucionistas loustocistas, que ahora parecen haber quedado obligados a consensuar una postura común electoral con el abadismo.
Algunos intendentes que jugaban con el médico diputado sintieron el golpe, como el serrano Miguel Lunghi que de hecho colocó un alfil suyo en la conducción del bloque disidente en Diputados: Matías Civale.
A ciencia cierta, es una incógnita lo que pasará con ese nucleamiento que tiene ocho miembros y que actúa en tándem con el GEN: “Domenichini tendrá que volver a este bloque”, chicanea un miembro del espacio que conduce en la Cámara Baja el abadista Diego Garciarena.
Según pudo reconstruir este medio, durante la reunión de los dos espacios de contingencia los evolucionistas buscaron marcarle la cancha a sus rivales internos: le dejaron en claro que no harán alianzas ni con el mileísmo ni con el kirchnerismo a sabiendas que en el seno de Unidad Radical hay distintas posturas.
En rigor, un grupo cercano al senador nacional bonaerense sospecha que la salida de Manes del partido podría estar cortejando un futuro escape del loustocismo y que juntos podrían avanzar en una alianza con sectores ligados al peronismo no kirchnerista e inclusive hasta con el sector que se referencia en Axel Kicillof si es que éste finalmente rompe con La Cámpora y el cristinismo: “Ni con el PRO ni con Milei, ese es nuestro límite”, confía una fuente de ese núcleo político a PDS.
Otros actores legislativos que apoyaron la candidatura de Miguel Fernández no reniegan de ensayar un acercamiento al armado que están prohijando Sebastián Pareja y Cristian Ritondo, las excusas que utilizan van desde evitar cortar vínculos de gobernabilidad con los amarillos con los cuáles cogobiernan en muchos distritos del interior, hasta no ser víctimas de una eventual polarización entre los violetas y el kirchnerismo como pronostican los prematuros sondeos.
En los próximos días los dos espacios de contingencia encabezarán una reunión con los 27 jefes comunales que despunta el radicalismo en territorio provincial.
La idea primigenia es que los alcaldes desgranen sus pensamientos y den una pista sobre si tienen intenciones de avanzar en algún tipo de alianza electoral o simplemente encarar los dos turnos electorales con la histórica sigla y la lista 3 como estandarte.
Según pudo inquirir PDS, entre los intendentes boinas blancas no hay posturas unívocas, los cercanos al armado de Lousteau y Manes deploran sellar un vínculo con los libertarios, mientras que otros alcaldes aseguran por lo bajo que no se opondrían a un acercamiento electoral con los libertarios.
“La necesidad tiene cara de hereje”, destaca a este portal una fuente cercana a un intendente.
No obstante, en el abadismo saben que llegado el caso sería complejo negociar con los mileístas que no están propensos a aunar alianzas con partidos políticos sino que tienen como precepto absorber dirigentes y pintarlos de violeta.
Si bien hasta el momento no abundan las definiciones sobre la política de alianzas, las reuniones entre los intendentes que quieren hacer valer su territorialidad y los referentes de los espacios de contingencia podría comenzar a arrojar visos de claridad sobre los pasos a seguir.
Lo cierto es que si bien los boina blanca encontraron una respuesta política a la crisis de institucionalidad partidaria por lo bajo siguen subyaciendo las diferencias que los llevaron a chocar en una cruel interna aún no resuelta.