lunes 28 de abril de 2025 - Edición Nº2336

Gremiales | 25 abr 2025

ANALISIS

La carrera de salarios y precios y la Paradoja de Zenón en la Argentina libertaria

La festejada mejora de los ingresos se da con una “trampa” que el Gobierno nacional omite: Creció la jornada laboral. Esto hace que la mejora sea “inconsistente”, según un informe. Además, la mejora de la actividad se dio en contrapeso de un dato negativo: bajo el empleo formal.


Por: Diego Lanese

En la Paradoja de Zenón, popularmente conocida como la carrera de Aquiles y la tortuga, se postura un argumento lógico para cuestionar la idea de movimiento y tiempo en un espacio infinito.

Según el relato, el héroe mitológico apodado “el de los pies veloces”, debe correr contra una tortuga, conocida por su lentitud de desplazamientos. Ante esto, Aquiles le da un tramo de ventaja, que recupera al comenzar a correr. Pero al llegar a ese punto, la tortuga avanzó otro más adelante.

Asimismo, cuando consigue superar esta segunda distancia la tortuga ha avanzado un poco más, algo que hará que tenga que continuar corriendo para llegar al punto donde ahora está la tortuga.

Y al llegar allí, la tortuga seguirá por delante, pues sigue avanzando sin parar de tal manera que Aquiles siempre se encuentra detrás de ella. Lo que la paradoja propone es que si la tortuga no para ella seguirá avanzando, de tal manera que cada vez que Aquiles llegue a la posición a la que estaba esta estará un poquito más allá, de manera indefinida (aunque los tiempos serán cada vez más cortos.

Más allá de la utilidad matemática de esta idea, es fácil imaginar cómo Aquiles pasa a la tortuga y el relato desaparece.

Como podrían imaginar que los salarios superan a la inflación, como festejó en estos días el gobierno nacional. Pero si miramos en profundidad, en este caso también hay una paradoja. Es que si bien hubo una recuperación de los ingresos formales, estos tienen “una trama”.

Es que para llegar a los niveles de los precios, los trabajadores debieron emplear más horas. Así, aunque los aumentos se sucedan, y los datos avalen su avance, el IPC sigue creciendo, y necesita de más tiempo para equipararlo.

Según el jefe de gabinete Guillermo Francos, los ingresos superaron un 7 por ciento a los precios en la gestión libertario. Los datos, certeros, esconden el componente de las horas empleadas para lograr ese “ingreso conformado”, como se suele llamar a la suma de salario más adicionales.

Esto lo informó el Programa de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), que en un reciente informe analizó los datos de salarios formales, y puso en discusión las afirmaciones de Francos y el gobierno.

En este sentido, concluyó que el crecimiento de los salarios observado en los últimos meses “no obedece a una suba del salario normal y permanente sino a un incremento de las horas trabajadas”.

Esto quiere decir que los ingresos de los trabajadores “están aumentando no porque su hora de trabajo haya incrementado sustancialmente de valor sino porque están trabajando más horas”.

En resumen, “estamos asistiendo a un crecimiento de la intensidad laboral”. Si volvemos a la paradoja griega, cada vez que un salario llega al punto del IPC al que se remite, esté no sólo que está creciendo (pasó en las paritarias estatales firmadas a horas del anuncio del 3,7 por ciento de inflación de marzo), sino que además requiere “correr otra vez”, en este caso más adicionales.

Además, en el informe al que tuvo acceso Política del Sur recodaron que “el aumento de ingresos basado en el incremento de las horas extra es inestable y corre el riesgo de ser rápidamente revertido si la actividad se estanca o se retrae”.

A diferencia de los aumentos negociados en paritarias, insistió el CETyD, “las horas extra son el primer componente salarial que se elimina cuando el ciclo económico pierde dinamismo”.

En consecuencia, “a menos que los incrementos actuales se trasladen a los salarios básicos de convenio, los trabajadores podrían experimentar una brusca reducción de ingresos si la actividad interrumpe la tendencia al alza que mostró desde mediados de 2024”.

Esa situación, marcaron desde la entidad de la UNSAM, “debe interpretarse a la luz de lo que está sucediendo en el empleo”, que a diferencia lo que ocurre con la actividad económica, “que ya volvió al nivel que tenía al iniciar la crisis, el empleo no logró compensar la contracción previa y a fines de 2024 se mantuvo 2,3 por ciento debajo de fines de 2023”.

Sin embargo, “lo que sí está aumentando es la cantidad de horas que trabaja cada trabajador, que crecieron 5 por ciento en ese mismo período de tiempo”.

Esto puede deberse a que, en el actual contexto de inestabilidad, “las empresas están optando por aumentar las horas extra antes que por contratar más trabajadores a sus plantillas”.

En números, el poder adquisitivo de los salarios se incrementó entre fines de 2023 y 2024 (en línea con lo sostenido por los funcionarios de gobierno).

Sin embargo, “si se excluye el crecimiento de las horas extra y se observa lo ocurrido con el salario por hora trabajada, el incremento fue sustancialmente menor: el salario total creció 7 por ciento y el salario horario, 2 por ciento”.

Lo paradójico del caso de los salarios –en un gobierno emparentado en varios aspectos con la paradoja –es que la insignificante recuperación se da en momentos que la secretaría de Trabajo tiene las paritarias pisadas, es decir, que los aumentos efectivamente están por debajo de la inflación como norma.

Esa situación “se refleja en los datos”. En efecto, desde fines del año pasado se produjo “un marcado desacople entre, por un lado, los salarios negociados en paritarias por empresas y sindicatos; y por otro lado, los salarios efectivamente cobrados por los trabajadores a principios de mes”.

En este sentido, los salarios negociados en paritarias entre empresas y sindicatos “se mantuvieron relativamente estables entre septiembre de 2024 y febrero de 2025”, en rigor, aumentaron 1 por ciento y cayeron en marzo pero en simultáneo, “los salarios que efectivamente cobraron los trabajadores (salario efectivo) crecieron 9 por ciento durante ese mismo período”.

Además, existe una última paradoja en esta era libertaria. Aunque el presidente Javier Milei festejó el fin de la recesión en enero y la economía crecía 0,6 por ciento intermensual desestacionalizado, volvió a caer el empleo registrado, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).

Ello sin contar que el 42 por ciento de la fuerza laboral del país se encuentra en la informalidad. Son más de 5,7 millones de personas que trabajan sin derechos básicos como aportes jubilatorios o cobertura de salud, según el INDEC.

Respecto del último mes del año, en enero se perdieron 8.842 puestos de trabajo registrados en el sector privado. Se interrumpió así el leve repunte que venía registrándose desde agosto, si bien sólo creció el monotributo, que sumó 38.714 nuevos adherentes, pero estuvo lejos de compensar la pérdida de asalariados privados, públicos o el trabajo en casas particulares.

Es decir, que en esta gran paradoja argentina, los trabajadores ganan casi lo mismo, pero utilizan más tiempo de sus vidas en los empleos, son menos –los formales –pero aportan más riqueza, que se lleva el capital.

Esa tortuga, diría nuestro Zeus de tierra y barro llamado Diego Armando Maradona, se escapó muy rápido. Paradójicamente.

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