

Por: Federico Cedarri
La posibilidad de avanzar en una alianza electoral en la provincia de Buenos Aires entre La Libertad Avanza y el PRO comienza a adquirir visos de realidad, aunque el sector más ortodoxo ligado al jorgemacrismo quiere discutir la letra chica del posible acuerdo.
Ergo, no quieren quedar diluidos bajo el ala de las fuerzas del cielo.
La jugada política de Axel Kicillof de avanzar con un desdoblamientoque resistía el cristinismo pero que es bien ponderado por las fuerzas opositoras vino a acelerar los tiempos.
Los violetas, como anticipó PDS, dejaron de lado una política de seducción por goteo de dirigentes e intendentes amarillos para avanzar en las negociaciones por una confluencia política.
El poco despliegue y armado de las fuerzas del cielo en el interior bonaerense opera como un condicionante importante para la elección provincial del 7 de septiembre, donde se sobrevalorarán los aparatos locales y los alcaldes serán determinantes en el armado de las listas para los Concejos Deliberantes y en las distintas Secciones Electorales: “Los mileístas tuvieron que venir al pié” se ufana un parlamentario amarillo ante PDS.
En rigor, desde el macrismo duro que componen algunos alcaldes como Soledad Martínez y el juninense Pablo Petrecca resisten un acuerdo donde el PRO quede relegado, bregan por una sociedad electoral donde cada fuerza deje bien delimitado su rol.
En rigor, al macrismo le molestó de sobremanera la juagada violeta de seducción a dirigentes e intendentes como fue el reciente episodio del marplatense Guillermo Montenegro, que no solo se reunió con el armador bonaerense libertario de la Quinta Sección Alejandro Carrancio sino que fue al Congreso Nacional y se incorporó a la mesa de negociaciones con el jefe Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem.
Los alcaldes ligados al macrismo duro consideran que el desdoblamiento les da una nueva oportunidad de poner en valor su estructura, no solo en los distritos que gobiernan sino también en otros lugares donde todavía despuntan armados que pelearon palmo a palmo con el peronismo la elección de 2023.
La desconfianza prima entre los integrantes del politburó amarillo, si bien Cristian Ritondo fue el elegido por Mauricio Macri para desplazar de la conducción partidaria al bullrismo encarnado en Daniela Reich, el nacido en Matadero es un fuerte impulsor de la alianza sin condicionamientos con los violetas.
Otro ex integrante del larretismo como Diego Santili, a quién los violetas ya consideran como parte de las fuerzas del cielo, también es mirado con cierto recelo por los principales referentes del jorgemacrismo.
Hoy los intendentes con una posición más dura para llegar a un acuerdo con LLA son el juninesne Pablo Petrecca y la alcaldesa de Vicente López Soledad Martínez: ambos están obsesionados con la letra chica y destilan poca disposición a convalidar un acuerdo que ya venga cocinado por Ritondo y Santilli.
En síntesis, el jorrgemacrismo quiere que quede explicitado un pacto de cúpulas, algo a lo que los violetas le venían escapando.
Si bien el PRO despunta una estructura importante en las secciones electorales del interior bonaerense y en la ciudad de La Plata, mediante el armado del ex intendente de aquel lugar Julio Garro, la situación es distinta en el primer y tercer cordón sur de Gran Buenos Aires.
Allí salvo la estructura armada en Lanús por Néstor Grindetti y resabios en Quilmes de Martiniano Molina los amarillos no tienen mucho para vender.
De hecho, el ex intendente de Lanús que fue eyectado de la Jefatura de Gabinete de CABA por Jorge Macri en una primera instancia amenazó con el pase inminente a la LLA pero el poco acompañamiento cosechado entre su tropa para seguirlo en la aventura lo hizo desistir.
No obstante, Grindetti quiere hacer pesar su armado en la negociación con los violetas y hoy parece posicionarse más cerca de las premisas que enarbolan los intendentes del macrismo duro que de aquellos alcaldes como Montenegro que están con un pie y medio en LLA.
Será importante la discusión que se dará en la próximas semanas dentro del PRO porque la desconfianza prima entre los bandos en pugna, y todo indica que si no se llega a una posición intermedia sobre como acordar con los violetas puede darse una fractura de hecho en la fuerza que creo Mauricio Macri.
Ritondo y Santilli, que son férreos partidarios de una cuerdo rápido y lavadito con LLA, manejan el bloque de diputados bonaerenses con Matías Ranzini y Agustín Forchieri y cuentan como propios a intendentes como el pinamarense Juan Ibarguren, el arrecifense Fernando Bouvier y el puanese Diego Reyes.
De otro lado se paran el juninense Pablo Petrecca, Soledad Martínez y el angelicismo que despunta al titular del bloque del Senado provincial Christian Gribaudo y al intendente de Pergamino Javier Martínez.
Un líbero de los dos sectores es el sanisidrense Ramón Lanús que prefiere mantenerse expectante más allá de haber coqueteado en su momento con los violetas paseando por su distrito a los ministros nacionales Patricia Bullrich y Federico Sturzenegger: por el momento no da indicios de separarse de la estructura amarilla y empuja un acuerdo de partidos con el mileísmo.
Igual sayo le cabe al sanicoleño Santiago Passaglia que si bien amagó el año anterior con terminar en los brazos de las fuerzas del cielo luego puso el freno de mano y ahora observa expectante la posiblidad de un acuerdo electoral, pero sin sacar los pies del plato de la estructura amarilla.
Una verdadera guerra de roses le aguarda al PRO antes de encarar la negociación definitiva con el oficialismo nacional.