

Durante esta semana se celebra la Semana Santa previa al domingo de Pascua para los católicos. La Argentina se caracteriza por ser históricamente un país que reconoce a la iglesia cristiana y en su mayoría, los argentinos son muy creyentes.
En momentos de crisis social y económica, las personas se refugian más en la iglesia que en otras ocasiones más prósperas. Para charlar sobre estas cuestiones y la festividad de la Semana Santa, Política del Sur conversó al aire con el Obispo Marcelo “Maxi” Margni, perteneciente a la Diócesis de Avellaneda y Lanús.
“Habría que ver cómo son los movimientos históricos en cada tiempo y en cada territorio. Qué nos está pasando ahora en la Argentina, en estos lugares, y cómo viene este tiempo de la historia al respecto de las necesidades de las personas. Yo creo que sí, que hay una inclinación más profunda a búsquedas espirituales. Que a veces se mezclan con cuestiones más supersticiosas y otras veces con cuestiones más profundas. Me parece que el misterio del ser humano tiene consigo esa dimensión religiosa, onda, profunda que no solo es expresión de algo superficial de la persona, sino que tiene que ver con el ser de la persona y de los pueblos”, manifestó.
Con respecto al alejamiento de la fe, expresó: “Creo que venimos de tiempos de negación, de toda esta cuestión. Porque las prácticas religiosas en las distintas expresiones religiosas han a veces aparecido como cuestiones infantiles o cuestiones, digamos, no tan maduras en la persona. Sectores intelectuales, sobre todo en estos lugares más urbanos, como los nuestros, han sacado de su vida esa dimensión, como si fuera una cuestión ‘no tan importante’”. Y agregó: “Cuando a la persona le atraviesa una situación personal de enfermedad o una frustración muy profunda, o un daño personal empieza a buscar, aparece ese deseo, buscar algún principio que pueda integrarme, sanarme, darme esperanza, moverme hacia otro lugar”.
En esa misma línea, afirmó: “Algo que nos reconstruya, que nos de la posibilidad de sentido de la vida, de alguien que me escucha sin otros intereses, que me puede devolver una palabra que me ayude a encontrar sentido, a vivir, a sanar. Y pienso que Dios siempre está presente en estas realidades, en estos tiempos en donde la gente necesita tanto de esa fuerza que lo ayude a salir adelante”.
Además, el Obispo, remarcó: “Yo creo que estamos atravesando un momento difícil en cuanto a decepción de lo humano. Estamos cansados de alzar banderas ingenuas en torno al potencial humano. Y el cristianismo es algo hermoso en ese sentido. Es una fuerza espiritual que rescata, dignifica a la humanidad hasta tal punto que justamente es eso, es la entrega de Jesucristo en la cruz por amor a la humanidad. Su amor profundo por la humanidad, eso lo hace una sabiduría sobrenatural”.
Por último el Padre Maxi, transmitió: “El lema que Francisco puso para este año es ‘Peregrinos de esperanza’. Dos ideas fuertes, primero un ser humano que camina, que está en movimiento, que busca destinos de encuentros con Dios. Eso es un peregrino, alguien que se encamina hacia el encuentro con Dios. Y esa vocación de peregrinos del ser humano busca poner en el horizonte destinos de luz. Por más que el peso de la realidad nos quiera convencer que todo está perdido, que todo es perversidad, oscuridad, roto, el destino del camino del cristiano siempre es un destino de redención, de luz. Estamos condenados a la redención después de Jesucristo”.