

Por: Federico Cedarri
Con el tratamiento del Presupuesto y la Ley Fiscal en stand by fruto del cúmulo de desacuerdos entre el Ejecutivo y la oposición que otrora integró Juntos por el Cambio, el gobernador solo aspiraría a enviar en los próximos días un proyecto de endeudamiento similar al que peticionó en noviembre, del orden de los 1,1 billones de pesos.
La intención para negociar esta toma de deuda, es que un parte de ese dinero fresco se constituya en un fondo para las comunas en el año electoral.
Nuevamente habrá que discutir en la mesa de negociación los porcentajes de endeudamiento que van a ser derivados hacia las comunas, ya que en las últimas discusiones había una distancia considerable entre el pedido de los bloques del PRO y UCR y lo que ofrecía el Ejecutivo.
Mientras Kicillof se estiraba hasta los 200 mil millones de pesos y descartaba de plano un fondo de seguridad, los alcaldes opositores y algunos camporistas exigían llevarlo a 400 mil millones de pesos.
La idea de enviar el pedido de endeudamiento antes de que finalice febrero tiene su razón de ser en que la provincia debe afrontar en el tercer mes del año vencimiento de la deuda reestructurada en 2020 que fue contraída durante la administración de María Eugenia Vidal.
Este pedido de toma de duda cae en el momento de mayor tensión entre el Ejecutivo y las principales fuerzas de la oposición, han sido punzante los cruces entre el titular del bloque radical oficialista Diego Garciarena y el ministro de Gobierno Carlos Bianco por la situación imperante en el IOMA y una emisión de letras del Ejecutivo bonaerense reciente que el marplatense objetó arguyendo que la Legislatura no la autorizó.
Le será complejo a los negociadores que envíe Kicillof al Parlamento volver a restituir la confianza sobre todo con los sectores que otrora integraban Juntos por el Cambio que son necesarios para aprobación de un endeudamiento.
Vale la pena aclarar que el Ejecutivo necesita para la autorización de deuda los dos tercios de los presentes de ambas Cámaras.
También hay otra cuestión que el gobernador bonaerense Axel Kicillof debe resolver y que tiene en vilo a propios y ajenos: la definición concreta del calendario electoral.
Un posible desdoblamiento al que lo empujan los alcaldes aliados podría complicarle de sobremanera al gobernador la relación en el Parlamento con el camporismo y el massismo que no ven con buenos ojos la separación de la elección provincial de la nacional.
Argumentan que contribuiría a municipalizar las elecciones poniendo el foco en la inseguridad y otras problemáticas locales y favoreciendo por la polarización a los candidatos mileístas, apartando del escenario de campaña la situación nacional y el modelo de gestión del presidente.
Si finalmente y como todo indica Axel Kicillof en un gesto de independencia política toma la decisión de escindir las elecciones provinciales de los comicios nacionales tendría que suspender o en su defecto eliminar las primarias bonaerenses.
El Congreso Nacional suspendería las PASO nacional pero la provincia de Buenos Aires tiene ley propia y necesita irremediablemente que el Parlamento bonaerense volteé la normativa sui generis bonaerense o en su defecto la suspenda.
El inconveniente para el gobernador es que si avanzara con el desdoblamiento necesitaría para eliminar las PASO una mayoría simple que le será muy inconveniente juntar sin el apoyo de La Cámpora y el massismo.
El bloque oficialista en Diputados responde casi por completo tanto a la ex presidenta Cristina Kirchner como a Sergio Massa, solo algunos legisladores sueltos como el histórico Carlos “Cuto” Moreno y la platense Lucía Iañez podrían contarse como tropa propia del gobernador, en el Senado la situación es similar.
Ni contando con el apoyo de los bloques dialoguistas que han acompañado muchas veces al gobernador, además del PRO y la UCR abadista que ven con buenos ojos el desdoblamiento, lograrían doblegar a la composición de cristinistas y massistas.
“Si Axel toma la decisión de desdoblar después no sé cómo juntará los votos para eliminar las PASO en la Legislatura, para nosotros se pone en riesgo la unidad de nuestro espacio”, destaca alarmado un legislador peronista ajeno al armado de Kicillof.
Lo cierto es que si bien el gobernador movería las piezas en un gesto de autonomía con un hipotético desdoblamiento, el calendario le quedaría incómodo si no deroga las PASO bonaerenses.
Además, una rebelión de massistas y cristinistas pondría cuesta arriba la jugada de los alcaldes kicillofistas que planean desembarcar en la Legislatura pidiendo votos para derogar el límite a las reelecciones.