

Por: Federico Cedarri
Movió Máximo Kirchner y llevó adelante un movimiento ajedrecístico ofensivo en la interna del peronismo bonaerense: adelantó el llamado a elecciones partidarias para una fecha emblemática dentro de la simbología justicialista, el 17 de noviembre.
La jugada del actual titular del PJ amenaza con acelerar los tiempos de definiciones en el armado que sostiene políticamente al gobernador bonaerense Axel Kicillof: “Querían interna ahí la tienen, esperemos que se presenten todos los que boquean”, chicanea una fuente camporista ante PDS.
Cerca de Kirchner entienden que el adelantamiento de la fecha de la interna puede representar una carambola a dos bandas, por un lado apurar a los referentes kicillofistas a discernir aceleradamente un hipotético aspirante al máximo trono partidario y por otro lado desactivar las críticas a la conducción partidaria.
En rigor, las elecciones deberían ser en marzo de 2025 por lo que el corrimiento a noviembre de este año buscará sumergir al peronismo en una etapa de definiciones en un año no electoral a fin de evitar enfrentamientos estériles en el 2025 cuando deban enfrentar al mileísmo en la verdadera pelea de fondo.
Kirchner apeló a la sorpresa y espera expectante el contragolpe de los alcaldes que se encuentran en plena tarea de una estructura política para solventar la candidatura presidencial de Axel Kicillof.
Según pudo recabar este portal, el inconveniente a sanear pasa por dilucidar de qué manera elegirán un candidato por consenso evitando heridos que puedan eventualmente ir a tocar la puerta de Kirchner: “El juego de Máximo pasa por generar revuelo interno entre los intendentes no camporistas”, resume a PDS un legislador de tierra adentro.
El espacio opositor a Kirchner tiene entre sus filas varios aspirantes al trono partidario provincial, el alcalde de Avellaneda Jorge Ferraresi es uno de los más entusiastas y no se descarta al matancero Fernando Espinoza.
“Hoy en día el principal candidato es Ferraresi pero recién está comenzando a trazar acuerdos, hay que ver si ahora con el aceleramiento de los tiempos logra consenso o surge una figura que proponga Axel que podría ser Katopodis”, advierte una fuente ligada al incipiente kicillofismo.
Lo cierto es que el gobernador bonaerense deja trascender que más allá de la apurada de Kirchner no tiene intenciones de entremezclarse en el juego interno.
Kicillof si bien buscará evitar los encontronazos con el líder de La Cámpora se sabe que deja hacer a sus principales armadores: Carlos Bianco, Andrés Larroque, Gabriel Katopodis y Cristina Alvarez Rodríguez.
El mandatario se siente cómodo en el papel protagónico de opositor al gobierno de Javier Milei al que ha sido obligado a posicionarse por imperio de las circunstancias debido a los recortes impiadosos que ha sufrido de parte del Ejecutivo nacional.
Kicillof no desconoce que si prospera su proyecto político con miras al 2027 deberá finalmente granjearse el apoyo de La Cámpora por lo que buscará no definirse en el proceso interno aunque una disimulada prescindencia solo contribuiría a maquillar sus preferencias innegables.
La elección interna de noviembre del año en curso esconde solapadamente otra cuestión que sacude el tablero pejotista: el ganador de la contiende intestina se perfilará para la sucesión de Axel Kicillof.
Hay algunas voces, las menos, que buscan mediar entre los dos campamentos y bucean la opción de que en las elecciones de fin de año se termine refrendando una lista única.
El inconveniente que encuentran quienes fogonean esta opción es que ninguno de los bandos en pugna va a renunciar a encabezar la boleta tomando en cuenta que perderían poder de fuego con vistas al armado de listas en el 2025.
La agrupación otrora juvenil que comanda Máximo Kirchner espera agazapada el contragolpe del sector kicillofista: “Apelamos al factor sorpresa y veremos ahora como juegan, se quedaron sin argumentos”, destaca ante PDS una espada camporista con el ánimo insuflado.
El titular del PJ bonaerense sigue apostando a la territorialidad de su espacio y sostiene en privado que la definición de la fecha de elecciones generará tensiones en el espacio que responde al gobernador, lo que puede exponer al mandatario a mediar entre su tropa para evitar fugas que terminen cayendo en los brazos de Kirchner.
En realidad, la verdadera intentona camporista pasará por convencer a Cristina Kirchner para que se presente en las elecciones del 2025 como candidata a diputada nacional por la provincia de Buenos Aires: sostienen que de esa forma la mayoría de los alcaldes se disciplinarán tras la ex presidenta amparándose en el predicamento que aún conserva en el conurbano bonaerense.
En el entorno de Kicillof prefieren no aparecer cuestionando el liderazgo de Cristina y en caso de que decida participar en las elecciones del año entrante la apoyarán sin retaceos, solo despotrican contra los referentes que la juegan de emisarios de la dos veces mandataria nacional.
De todos modos, el kicillofismo no renunciará a la proclama de reclamar lugares a salir en las listas legislativas por lo que la tensión con el camporismo continuará invariablemente.