

Por: Federico Cedarri
El amanecer del segundo tramo de la gestión del gobernador Axel Kicillof navega en la turbulencia de la incertidumbre, debido a que no logra discernir como repercutirá en la situación financiera de la provincia el ajuste de recursos que lleva adelante la administración nacional.
A más de un mes de la asunción del presidente Javier Milei la provincia de Buenos Aires no consigue que el ministro de Economía Luis Caputo le brinde precisiones certeras sobre cuales recursos quedarán en pie para el territorio bonaerense por fuera de la coparticipación.
Si bien descuentan que el tijeretazo será severo mantienen la esperanza de que la gestión nacional respetará de mínima los acuerdos existentes para solventar el Fondo de Seguridad y los consorcios productivos y portuarios: “Hoy no tenemos prácticamente contacto con la administración nacional”, se sinceran cerca del Gobernador.
Los idus de enero se desenvuelven en medio de una queja amarga para el mandatario provincial, recibe permanentemente mensajes desesperados de los intendentes de distintos signos políticos asaltados por las dudas sobre como pagarán salarios más allá de abril.
Kicillof pasa sus días entre su despacho de La PlaTa y algunas escapadas de fin de semana a la Costa Atlántica, puntualmente a la residencia de Chapadmalal.
Desde allí se desplaza sigilosamente hacia algunos municipios costeros donde los intendentes amigos le susurran los magros números de la temporada, lo que traerá aparejado problemas financieros para aquellas comunas luego del período estival.
Kicillof extrema la creatividad para evitar aplicar una reducción del gasto que recaerá indefectiblemente sobre los distintos territorios bonaerenses y sucumbirían a la provincia en la desesperanza: el objetivo es evitar una poda de recursos que ralentice la gestión.
El mandatario además busca sociedades con otros gobernadores para enfrenar en conjunto la motosierra mileísta.
Mandó a Río Negro como emisario a su superministro de Gobierno Carlos Bianco para encabezar una bilateral con el vicegobernador de aquella provincia Pedro Pesatti donde acordaron poner en agenda temas relacionados con la interacción productiva entre ambos territorios.
“Lo cierto es que el desconcierto es muy grande, Axel no tiene precisiones concretas de como pasará el guadañazo Milei sobre los fondos que se recibían de manera discrecional, el panorama es desolador”, confiesa sin eufemismos ante PDS un legislador provincial ligado a un importante intendente.
Kicillof está resuelto a encaramarse en la vereda de enfrente del ajuste que propicia Javier Milei, esa es una posición política que habría consensuado con Cristina Kirchner y que lo posicionará invariablemente como un faro dentro del atomizado Partido Justicialista nacional.
En calle 6 despotrican en privado contra la actitud expectante que advierten en algunos gobernadores peronistas que mantienen equidistancia de la dialéctica combativa que lleva adelante Kicillof contra Javier Milei: “No es tiempo para tibios, Axel esta decidió a mostrar sus diferencias profundas contra las políticas del ajuste permanente”, suelta a PDS un referente parlamentario.
Como un émulo de las plazas de la resistencia que el kirchnerismo alumbró durante los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri, Kicillof acicatea en las sombras la modalidad de encuentros sectoriales donde despuntan gremialistas y referentes sociales con disidencias hacia el DNU y la Ley Omnibus de Javier Milei, matizados con acuciantes reclamos de municipios peronistas por la falta de fondos nacionales.
La punta de lanza de estas reuniones se llevó a cabo en la Plaza Belgrano de La Plata con la presencia del alcalde local e importante pieza dentro del casillero kicillofista, Julo Alak, además participaron el docente Roberto Baradel y el estatal Oscar de Isasi.
Kicillof apuesta a que este formato de incipiente rebeldía se replique en cada una de las plazas de los principales distritos de la provincia de Buenos Aires: “Será un trabajo a pulmón de abajo hacia arriba”, aclaran.
El Gobernador bonaerense transita el primer mes del año con un perfil más acotado que el habitual, si bien fogonea la protesta de los diferentes estratos sociales contra el gobierno de Milei prefiere mantenerse al margen por el momento de cualquier aparición rutilante en aquellos encuentros.
Mientras, cavila alternativas que le permitan trazar una ingeniería financiera que evite que la provincia se sumerja en la recesión.
En la gobernación bonaerense estiman que la recaudación tributaria caerá a pesar del incremento de los valores de los impuestos provinciales del orden del 200% promedio.
Las boletas con los nuevos aumentos ya están imprimiéndose para comenzar el derrotero de cobro en los primeros días de febrero, lo que permitirá el ingreso de dinero fresco a las alicaídas arcas provinciales aunque no serán más que un aliciente que no morigera un ápice el angustiante panorama que se avizora en este 2024.