

Por: Federico Cedarri
El peronismo bonaerense encara un profundo proceso de introspección donde emanarán distintas conjeturas con carácter de autocrítica que impactarán con fuerza en el politburó que comanda Máximo Kirchner.
Si bien hasta el momento solo su acérrimo enemigo, el alcalde de Esteban Echeverría, Fernando Gray, pidió con denuedo la renuncia del líder camporista a la conducción bonaerense del partido, el resto de la principales espadas del conurbano prefieren la cautela y hasta en el entorno del gobernador Axel Kicillof le bajan el precio a un eventual cambio de autoridades de manera precipitada en 2024.
Es que el mandatario bonaerense no tiene en sus planes encaramarse en la conducción provincial como lo acicatean distintos intendentes amigos: “Axel piensa en una proyección nacional, aparte tiene el balurdo de gobernar cuatro años la provincia con Milei en la Casa Rosada y es ese el verdadero desafío, si logra mantener el barco es presidenciable”, pronostica un legislador provincial cercano a los intendentes.
No es novedad la poca empatía existente entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner, situación que ha quedado expuesta de manera reiterada y es por eso que no llamó la atención que en la última reunión con intendentes en la gobernación luego de la derrota en el ballotage no estuviese convocado el titular partidario.
Hoy el puente de comunicación entre el Gobernador y el jefe del PJ bonaerense es la alcaldesa de Quilmes, Mayra Mendoza, convertida en una suerte de emisaria a La Plata del líder camporista.
El Gobernador no iniciará un proceso de resistencia contra La Cámpora sino que esperará que Kirchner se desgaste en el año que le queda de poder y luego sí lograr consensuar con los intendentes un nombre para encabezar el partido cuando sea el momento de la renovación de autoridades en el 2025.
El mandatario bonaerense ha quedado como un faro ineludible dentro de la órbita del peronismo provincial y nacional, lo ha cimentado con la rotunda victoria en octubre que le despejó el panorama ante el acoso del camporismo.
El kirchnerismo lo vislumbra como el sucesor natural de Cristina Kirchner, de hecho la única opción viable que manejaba la ex presidenta en un año aciago era el triunfo en la provincia de Buenos Aires para ejercer la punta de la resistencia contra el gobierno de Javier Milei.
El Gobernador bonaerense encarará su segundo gobierno poniendo el acento en la debilidad estructural financiera de la provincia producto de un reparto desigual de la coparticipación.
Buenos Aires aporta casi el 40 % del total de los recursos de las provincias y solo se ve favorecido por un retorno del 22%.
Allí hará hincapié el Gobernador y buscará en ese menester lograr el apoyo sostenido del radicalismo en la aventura de pulsear por los recursos con el gobierno de Javier Milei.
El mandatario tiene el guiño de los intendentes correligionarios que ya avisaron que acompañarán el pedido de más recursos porque entienden que las comunas que administran también serían ostensiblemente perjudicadas por la merma de dinero fresco.
La jugada de Kicillof envuelve otro objetivo: lograr quebrar definitivamente la coalición de Juntos por el Cambio en la órbita bonaerense.
En el palacio de gobierno bonaerense hay una sospecha instalada y es que el PRO por presión del tándem compuesto por Mauricio y Jorge Macri tendría una actitud poco colaborativa ante la urgencia bonaerense de recursos.
Una pequeña muestra de ese juego de hostilidades la padeció Kicillof hace unos días, cuando vio naufragar por la reticencia intempestiva de intendentes y legisladores amarillos el trato que tenía casi abrochado con los alcaldes radicales para que le votaran el endeudamiento de 150 millones de dólares en la Legislatura.
“Los intendentes de ellos tienen línea directa con el gobierno de Milei, por eso nos van a hacer la vida imposible”, describe otro legislador peronista con visos de preocupación a este portal.
Kicillof sostiene que cuenta con números y estadísticas que favorecen con creces su petición, se lo dejó explicito al ministro del Interior, Guillermo Francos, cuando se encontraron antes de la asunción de Milei en la sede del Banco Provincia de Capital Federal.
El desencadenante de tal aventura marcará en gran parte la suerte del mandatario provincial tanto en el poder provincial por los próximos cuatro años como en lo que respecta a la posibilidad de instalarse como presidenciable dentro del peronismo hacia el 2027.