Por: Federico Cedarri

El gobernador bonaerense Axel Kicillof habría tomado una determinación sustancial, no giraría el Presupuesto hasta después del 10 de diciembre ya que reina la incertidumbre sobre los recursos con los que contará en el 2024.

En tanto en este desensillar hasta que aclare, el mandatario provincial busca de manera denodada que Sergio Massa le cancele unos compromisos que había asumido con la provincia de Buenos Aires.

Kicillof necesita esos fondos para amortizar el pago del aguinaldo y surfear con relativa tranquilidad los primeros meses del gobierno de Javier Milei.

El Gobernador recibió como un cimbronazo las declaraciones de Javier Milei de que se cortará unilateralmente el financiamiento estatal de la obra pública y que los mandatarios provinciales e intendentes deben buscar la forma de financiar autónomamente los trabajos ya iniciados: “Si esto es así es una locura, que privado va a querer invertir si después no tiene rédito, para eso está el Estado, cometerá un error garrafal Milei”, pronostica un legislador provincial peronista espantado por lo que pueda acontecer.

Si bien en el entorno de Kicillof descartan que vaya a producirse una mejora en los términos de la distribución de fondos que viene reclamando la provincia, vale recordar que aporta el 38 por ciento de la torta total coparticipable y le retorna solo el 21 por ciento, sí buscarán que no se les birle  recursos de los dineros ya pactados en el Pacto Fiscal.

De hecho, los tranquiliza que el presidente electo no podrá avanzar sobre lo coparticipable ya que tal injerencia necesita el apoyo unánime del Senado nacional y ese número hoy es una quimera para el libertario: “Van a ser cuatro años de resistencia”, anticipan en calle 6.

El gobierno bonaerense ha comenzado a sondear la posibilidad de financiamiento internacional de países amigos como Brasil para solventar obras de infraestructura, además de avanzar en los próximos días en la colocación de Letras del Tesoro Bonaerense para generar un colchón de recursos.

La provincia de Buenos Aires se convertirá irremediablemente en la trinchera donde el kirchnerismo encarnado por Axel Kicillof buscará aguantar los trapos en la tempestad.

El Gobernador deberá además dar cobijo a distintos cuadros nacionales de La Cámpora que podrían encontrar un lugar en el nuevo gabinete que el mandatario también demora.

Kicillof deberá enviar en principio al Parlamento una nueva reforma de la Ley de Ministerios para poder cristalizar formalmente la eliminación de la Jefatura de Gabinete que llevó adelante de hecho cuando estalló el escándalo de Martín Insuarralde.

Ha trascendido que en el gabinete habrá lugares disponibles para todas las facciones de Unión por la Patria aunque se le dará especial preponderancia a quienes acompañaron al gobernador desde la génesis de la gestión y a los alcaldes que se jugaron  por su reelección sin especulaciones: el llamado grupo Ensenada que tiene al intendente de la localidad costera Mario Secco y Jorge Ferraresi como principales referentes.

Al intendente de Avellaneda se lo sindica como un posible reemplazante del malvinense Leonardo Nardini en el Ministerio de Infraestructura.

Respecto a Sergio Berni que pretende asumir como senador provincial, el Gobernador resiste por el momento la posibilidad de sentar en la silla de Seguridad a algún alcalde del Gran Buenos Aires aunque tiene el nombre de Alejandro Granados en el tintero auspiciado por aquellos jefes comunales.

Kicillof se debe una charla con Berni y espera poder convencerlo de que siga en el Ministerio de Seguridad: “Sergio es muy importante para Axel, es un paraguas protector en el tema seguridad”, suelta un legislador provincial al tanto de las tratativas para la conformación del nuevo gabinete.

El Gobernador había llegado a una tregua con Máximo Kirchner durante la campaña, y ahora una vez consumada la derrota del peronismo a nivel nacional deben resolver que acontece con la conducción del PJ bonaerense que el patagónico amenaza con dejar en el 2024 pero que Kicillof no quiere tomar pese a la presión de los intendentes incondicionales: “Axel buscará la proyección nacional”, anticipan en el Palacio de Gobierno.

La relación con los intendentes opositores supeditada a los recursos

El Gobernador bonaerense tiene abierto otro frente de tormenta más allá del martirio de no lograr orejear hasta el momento como manejará Javier Milei la relación con la provincia: los acuerdos legislativos.

El Gobernador había cavilado mandar el Presupuesto para aprobarse en trámite express antes del 10 de diciembre con un Parlamento más amable que el que tendrá luego de la asunción de un nuevo período, pero habría desistido rápidamente de la intentona.

La decisión de girar la ley de leyes una vez zanjada la discusión de los fondos con Milei también le permitiría ganar tiempo para auscultar como se reconfigurarán los posicionamientos de la oposición en la Legislatura.

No obstante, Kicillof piensa buscar consenso con los legisladores que responden a los intendentes ligados al foro de alcaldes correligionarios con los que ha mantenido una buena relación en los primeros cuatros años: “Todos ellos estaban más cómodos con Axel que con Néstor Grindetti”, azuzan.

En la gobernación bonaerense concluyen que finalmente los ex massistas que reportan en La Libertad Avanza seguirán en ese espacio a las mieles del calor del poder y que los principales interlocutores que tendrá el Gobernador serán nuevamente los ya conocidos legisladores de Juntos por el Cambio: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”,  define el panorama venidero ante PDS un legislador provincial peronista.