Por: Federico Cedarri
En el peronismo bonaerense no logran salir del asombro por el impacto político que ha derivado del affaire del ex jefe de Gabinete de Axel Kicillof, Martín Insaurralde.
La granja aparece revuelta en la estructura que creo Juan Perón y según pudo recabar este portal son varios los referentes que empujarán una nueva restructuración del órgano partidario provincial a partir del 2024.
Los alcaldes del interior que ya tenían cierta aprehensión hacia Máximo Kirchner han comenzado a cuestionar con mayor enjundia un replanteo de su jefatura y amenazan con ir más allá: insistirían en que se avance hacia una nueva conducción con mayor representatividad.
Por ahora todos los actores peronistas están más preocupados por atajar las derivaciones del escándalo protagonizado por Insaurralde que por entremezclarse en una discusión extemporánea.
Vale aclara que la entronización de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense despertó desde el principios resistencias sordas de parte de muchos de los alcaldes peronistas, sobre todos los del interior, pero como corrió apadrinado por su sociedad política con Martín Insaurralde la mayoría de los jefes comunales finalmente acataron a desgano su conducción
En el conurbano solo resistió en soledad su designación el alcalde de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que no se resignó a perder sin pulsear su escaño en el politburó partidario.
Tiempo después otros intendentes comenzaron a refunfuñar públicamente cuando La Cámpora sembraba candidatos en sus distritos, de hecho algunos mordieron el polvo de la derrota en la PASO como el albertista Juan Zabaleta en Hurlingham que fue derrotado por el camporista Damian Selci.
Entre los intendentes del interior bonaerense al principio hubo una oposición subterránea a la jefatura de Máximo que con el tiempo afloró en un descontento manifiesto: “Cuando llegó Máximo prometió un partido de puertas abiertas y hoy tenemos algo cerrado, inclusive las listas se volvieron a poblar de camporistas”, suelta con bronca a PDS un legislador del interior que está ligado a aquellos alcaldes.
No se descarta que a partir de la caída en desgracia de Insaurralde, su principal sostén dentro del aparato peronista, Máximo Kirchner comience a percibir lo complejo que puede resultarle mantenerse en el sillón del principal órgano partidario bonaerense.
Si bien las listas colonizadas por referentes camporistas en las secciones electorales de la provincia le seguirán proveyendo de dosis de poder importante al hijo de la Vicepresidenta, del mismo modo habrá que evaluar si le alcanzará para contrarrestar la hipotética presión que ejercerían los alcaldes peronistas de todo pelaje para elegir una nueva representación.
“A Máximo solo le queda el apoyo de Cristina y nada más, ahora todos los intendentes harán la suya y todo dependerá del resultado en la provincia, si perdemos agarrate”, espeta con espanto ante este portal otro legislador bonaerense que vislumbra un panorama poco alentador si el peronismo se queda en el llano los próximos cuatro años.
En la gobernación bonaerense tampoco se disipa el encono por este episodio que involucró a Insaurralde, de hecho están esperando con ansias los primeros números propios que le mesuren los daños que les infligió el lamentable acontecimiento, aunque algunos focus group adelantan que podría tener impacto en octubre: “La oposición estaba entregada y con esto revive”, se lamentan.
En rigor, entienden que ante un escenario ajustado un suceso de estas característica puede terminar contribuyendo para emparejar la elección: “Es probable que impacte en el voto provincial más que en lo nacional, puede tomar impulso el voto útil y darse la paradoja de un apoyo nacional a Milei y otro en provincia a Juntos por el Cambio por estar más cerca en los números de Kicillof", despliega sus impresiones ante PDS un consultor político que conoce vastamente el territorio bonaerense
Con todo, Kicillof busca reposicionarse y hasta acepta discutir la propuesta opositora de querer avanzar hacia una Unicameral en la Legislatura: “Disolvimos la Jefatura de Gabinete en esa línea por lo que no nos cerramos a la discusión de otras temáticas que ayuden a la austeridad en política”, explican.
El Gobernador bonaerense en su fuero íntimo cavila que si logra la reelección en este escenario desfavorable seguramente emergerá con mayor poder político y es en esa coyuntura, imaginan cerca de Kicillof, que el mandatario tendría la apoyatura política necesaria para avanzar resueltamente por la conducción el Partido Justicialista bonaerense: “Si Axel gana se convierte automáticamente en el jefe del peronismo bonaerense, no solo va por Máximo sino que se queda con todo”, asegura entusiasmado un diputado peronista con escaso aprecio hacia Kirchner.