

Por: Federico Cedarri
El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, planifica minuciosamente los pasos a seguir con miras a la definición de octubre.
Se ampara con relativa tranquilidad en el porcentaje del 36% que obtuvo en la PASO al que consideran un piso alto que incluso sostienen podría estirarse al 40% en la general.
El principal objetivo que hoy despunta en el Palacio de Gobierno bonaerense tiene que ver con impedir que se amplifique el fenómeno libertario en la provincia de Buenos Aires y para eso entienden que será fundamental el rol que desempeñen los intendentes peronistas.
Hay cruces encontrados y un desliz de algunos alcaldes en el sentido de que habrían protegido por demás la boleta de Milei con la intención manifiesta de obturar el crecimiento de Juntos por el Cambio pero la persecución de tal objetivo se les habría escapado de las manos.
Hay otras voces que contrariamente invocan que los intendentes hicieron lo que pudieron y que la demanda de boletas de Milei era muy grande los días previos: “Si los alcaldes hubieran trabajado de brazos caídos como algunos acusan, Milei hubiese sacado entre 4 y 5 puntos más, lo que hicieron los intendentes fue parar la hemorragia”, justifica un legislador peronista ligado a los jefes comunales.
Kicillof prefiere la cautela y se desentiende de las acusaciones, en su fuero íntimo descarta que los alcaldes hayan actuado con desaprensión hacia su boleta, pero de todos modos no pierde la oportunidad de recalcarles que sería muy perjudicial una gestión nacional de Milei sobre todo porque se cortaría de cuajo el flujo de recursos que hoy recibe la provincia de Buenos Aires de manera discrecional de parte de la gestión de Alberto Fernández.
Estas solapadas advertencias que ensaya el Gobernador tienen la intención de que los intendentes esta vez empujen sin tapujos la oferta total de Unión por la Patria y desestimen el corte masivo de boletas con el modesto objetivo de que Sergio Massa ingrese al ballotage.
Lo que Kicillof intenta transmitir es que la situación podría ser diametralmente opuesta al escenario planteado en 2015, cuando algunos popes del conurbano se apresuraron a acodar con María Eugenia Vidal una garantía de gobernabilidad a cambio de plata fresca para obras que se institucionalizó con la concreción del hasta hoy vigente Fondo de Infraestructura Municipal (FIM).
“Esta vez será muy distinto, no habrá piedad si nos quedamos y gana Milei”, se escucha cerca del mandatario provincial.
Kicillof cree que la hipótesis de gobierno libertario con él manejando las riendas de la provincia no será para nada confortable y va de suyo aclarar que sin los recursos nacionales que recibe anualmente el territorio bonaerense sería ingobernable.
El Gobernador bonaerense cree haber encontrado un piso de votos sumamente interesante en el interior bonaerense del 30% promedio, lo considera como un mero reconocimiento a su gestión de sectores que otrora no privilegiaban con su sufragio al kirchnerismo: “Partimos de un buen piso pero en los grandes centros urbanos debemos consolidarnos más para asegurar el triunfo”, reconoce un referente peronista consustanciado con el devenir de la campaña electoral.
Al Gobernador bonaerense lo inquieta de sobremanera la retórica discursiva de Javier Milei, la analogía de la motosierra que utiliza el libertario para reflejar los recortes que practicaría en la órbita del Estado causa escozor en calle 6 y esa misma sensación apuesta Kicillof a contagiársela a los alcaldes peronistas del conurbano para instarlos a jugar fuerte en octubre por la oferta completa de Unión por la Patria.
Otra cuestión que desvela los ánimos en las usinas de la gobernación provincial tiene que ver con evitar a como dé lugar el desplazamiento del voto útil hacia algunos de los dos vectores que podrían catalizarlo, tanto Carolina Píparo como Néstor Grindetti.
El mandatario provincial prende velas para que tanto la candidata libertaria como el alcalde lanusense mantengan sus porcentajes en línea con lo obtenido en la PASO y no se diluyan en desmedro del otro, lo que podría contribuir a generar una opción de voto anti oficialista que podría llevarse puestas las apetencias reeleccionistas de Kicillof.
El Gobernador admite en privado que si se profundiza un escenario de polarización podría correr riesgo la posibilidad de retener la provincia de Buenos Aires.
Más allá de los amenazas que se ciernen sobre el escenario electoral, en la gobernación bonaerense saldrán en búsqueda no solo del importante porcentaje de votantes que no fueron en la PASO y habitualmente concurren en la general sino que también pondrán el acento sobre el voto en blanco, aquellos desilusionados que en la provincia alcanzaron más de 800.000 votos, un número para nada desdeñable tomando en cuenta las urgencias.
Sin embargo, en el entorno de Kicillof la preocupación de cara a octubre pasa por la situación económica, temen que el fuerte coletazo inflacionario que se reflejará indefectiblemente en agosto y septiembre termine por restarle votos al oficialismo provincial. “Por eso Axel es de los más entusiastas en proponer que se recompongan rápidamente los ingresos por suma fija y refuerzos de jubilaciones y beneficiarios de planes sociales, si la gente se queda sin plata en el bolsillo estamos en inconvenientes”, expresa ante PDS un apesadumbrado legislador provincial justicialista.