

Avanza la investigación por el crimen de Fernando Alejandro Pérez Algaba, el empresario encontrado descuartizado en el Arroyo del Rey en Ingeniero Budge. Toma cada vez más fuerza la hipótesis de que habría sido asesinado en el marco de una venganza por una supuesta deuda de dinero.
Una serie de conversaciones, audios y más de 200 mensajes amenazantes son analizados por los investigadores que llevan adelante la causa, la mayoría de ellos relacionados con sumas de dinero que la víctima le tenía que devolver a personas de su entorno.
Varios de los audios y mensajes figuran en una conversación grabada por el propio empresario, a quien apodaban "Lechuga", con el sindicado barra de Boca Juniors Gustavo Iglesias, quien le reclamaba la devolución de una deuda cercana a los 70 mil dólares que había contraído con su hijo, Nazareno Iglesias.
Tras la difusión del contenido de esos mensajes en los medios -ya que el teléfono celular de la víctima no fue por el momento encontrado-, el fiscal Marcelo Domínguez, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de Lomas de Zamora, ordenó incorporarlos a la causa para analizarlos como evidencia, al tiempo que padre e hijo Iglesias se presentaron espontáneamente a declarar al respecto, acompañados de sus abogados.
Voceros judiciales indicaron que ambos reconocieron que Pérez Algaba les debía dinero e, incluso, Iglesias padre admitió ser quien envió algunos de los audios incorporados al expediente.
"Yo no te voy a matar, te voy a hacer algo peor, te voy a sacar los ojos y cortar las manos para que no puedas contar más en tu vida plata, te juro por mis hijos que no tengo ningún problema por ir preso", dice una de las amenazas grabadas por Pérez Algaba de boca de Iglesias.
En otro tramo de una comunicación de cerca de 20 minutos de duración, se escucha a quien sería Iglesias decir "en breve nos vamos a ver cara a cara" y "no sos buena gente porque arruinaste a mi hijo", quien, según dijo, "toma pastillas porque no puede dormir" desde que presuntamente fue estafado Pérez Algaba.
En tanto, otro audio incorporado a la causa tiene como interlocutor a un hombre que se identifica a sí mismo como Adrián Tesei, a quien las fuentes describieron como un "facilitador de negocios" a través de internet.
"¿Sabés qué pasa? que el tema es el siguiente macho: me dijiste 'está tu plata', te llamo al otro día para ir a buscarla y mi plata no está, a ver si me entendés; Adri Tesei hay uno solo pero conviven en él dos dioses: el dios bueno y el dios malo...no me saques el dios bueno porque me queda el dios malo y hace daño. No te estoy amenazando, te estoy diciendo que te voy a arrancar la cabeza, la plata es mía y con la mía no se juega", se escucha decir a esa persona.
También en las grabaciones aparece mencionado Nahuel Vargas, un hombre que había denunciado en febrero pasado en Ituzaingó a Pérez Algaba por el delito de amenazas y con quien también tenía deudas, según aclararon las fuentes judiciales.
En lo que va de la investigación, el fiscal Domínguez recibió testimonios de algunos amigos de la víctima, quienes confirmaron que Pérez Algaba tenía deudas con distintos acreedores, aunque ninguno pudo aportar información relativa a quién podría haber querido matarlo.
Uno de ellos fue Lucas Matilla, quien dijo que era amigo de Fernando desde hacía aproximadamente 11 años, confirmó que se dedicaba a la compraventa de criptomonedas y dijo que con esa actividad no lo había ido bien, ya que su trabajo de siempre era la compraventa de motos y automóviles en la zona de Ituzaingó.
Por su parte, un hermano del empresario también declaró como testigo y dijo que no compartía el estilo de vida de Fernando, fundamentalmente en lo referente a su situación económica, aunque no aportó datos concretos sobre quién pudo haberlo matado.
Por orden del fiscal, especialistas de la División Pericias Informáticas y Electrónicas de la Policía Federal Argentina (PFA) se encuentran abocados al análisis de dos notebooks del empresario halladas en el lugar donde se domicilió en los últimos días, un departamento situado en la calle Olazábal al 1601, de Ituzaingó, que le había alquilado temporariamente a una mujer, quien fue la que denunció la desaparición de Pérez Algaba la semana pasada.