

Por: Federico Cedarri
La constitución de una mesa política dentro de la estructura del remozado Unión por la Patria bonaerense despunta implícitamente varios objetivos inmediatos.
Busca restañar las heridas de aquellos que han quedado dañados por el cierre de listas que en la provincia volvió a hegemonizar La Cámpora para pesar de algunos referentes distritales ligados a la estructura tradicional peronista.
Por otro lado, persigue activar la poderosa maquinaria del Partido Justicialista bonaerense con el objetivo indisimulable de retener el gobierno de la provincia de Buenos Aires que por estas horas es la intención primaría que exuda el kirchnerismo duro.
En rigor, la mesa política no tendrá un jefe de campaña sino que ostentará un eje de coordinación que estará a cargo del frustrado presidenciable Eduardo Wado de Pedro, que luego de la baja forzada de su postulación se ha dotado de un sinnúmero de distinciones para la etapa proselitista: también será jefe de campaña de Sergio Massa.
Este enclave de la coalición oficialista oficiará con carácter de contención política para quienes quedaran desprovistos de lugares en las listas colonizadas sin más por La Cámpora.
Por ende, tiene una silla asegurada en este espacio Andrés Larroque, ministro de políticas sociales de Axel Kicillof, que hace tiempo ha tomado distancia prudencial de las posiciones que considera dogmáticas de Máximo Kirchner: de hecho, el Cuervo le ha dado impulso a una línea disidente dentro de La Cámpora, La Patria es el Otro.
La mesa política del peronismo bonaerense expone una composición ciertamente variopinta, donde tiene representación La Matanza con la vicegobernadora Verónica Magario y el alcalde de aquel distrito Fernando Espinoza, también encuadra al jefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde conjuntamente con el avellanedense Jorge Ferraresi, el kirchnerista puro e intendente de Ensenada Mario Secco y Gustavo Menéndez, ahora funcionario del Grupo BAPRO con licencia del máximo sillón en la municipalidad de Merlo.
Axel Kicillof también contribuirá con su granito de arena en la conformación de este ente partidario: aportará a su mano derecha y jefe de asesores, el dueño del Clio Carlos Bianco, además de su ministra de Gobierno Cristina Alvarez Rodríguez.
También se le brindó una asiento al ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación, Gabriel Katopodis, que había sido oportunamente engalanado de elogios por Cristina y se lo sindicaba encabezando la boleta para diputados o senador nacional pero la fiereza de La Cámpora en las negociaciones finales lo dejaron al margen.
El Gobernador apunta a comprometer a los alcaldes para que traccionen desde la territorialidad votos hacia la fórmula bonaerense y la de Sergio Massa para la presidencia.
La petición tiene que ver con que las encuestas arrojan que los intendentes miden muchos más en sus distritos que los miembros de la fórmula nacional, también Kicillof tiene mejores números que Sergio Massa: "Axel exhortó a militar la boleta entera, nada de andar haciendo travesuras y cortando arriba para Grabois”, suelta ante PDS un legislador provincial al tanto de lo que se habló en aquel encuentro.
En la gobernación todavía despierta interrogante como impactará la intención de voto hacia alguien como el ministro Massa que transita por un escenario apretujado por la inflación y cierto estancamiento de la actividad económica.
Sin embargo, sostienen que Unión por la Patria se convirtió en un frente competitivo con la candidatura del tigrense pese a que afronta un episodio que no debe pasarse por alto: no tiene en la boleta a Cristina Kirchner y nadie sabe a ciencia cierta si la fórmula nacional podrá traccionar el voto duro kirchnerista.
En esa línea es que nadie duda de que en la recta final de la campaña, quizás en las dos semanas precedentes a la PASO, Cristina Kirchner refuerce sus apariciones en el conurbano bonaerense junto a Axel Kicillof y Sergio Massa a fin de tratar de fidelizar el apoyo hacia los dos candidatos oficialistas.
En la gobernación bonaerense hacen cuentas y buscan recuperar algo de los votos que el oficialismo perdió respecto al 2019 considerando la elecciones de medio término: en las estratégicas Primera y Tercera Sección se evaporaron cerca de 1.200.000 voluntades.
En esa línea, es que las posibles bajadas de Cristina al conurbano busquen restituir una porción de aquella diáspora que en estas instancias puede constituirse en relevante.
Cerca de Kicillof aseguran que seguirán los cortes de cintas hasta el 18 de julio fecha en que estarán vedados los actos y anuncios gubernamentales que puedan verse emparentados con fines electoralistas.
Durante el último tramo del mes de julio pondrán la lupa en acentuar las recorridas por las grandes ciudades del interior donde el Gobernador necesita imperiosamente descontar la ventaja que eventualmente le sacaría allí Juntos por el Cambio.
La Plata está en el foco y en ese sentido cobra vital importancia el papel de Kicillof apoyando a su ministro de Justicia Julio Alak para que se convierta en el candidato oficialista en octubre en la ciudad capital.
Los alcaldes peronistas fueron conminados por Kicillof a empujar desde sus distritos sin retaceos las fórmulas que encabezan él y Massa.
El Gobernador pidió a los intendentes que se mimeticen con el slogan prohijado en el laboratorio de calle 6. “Derecho al Futuro” y adviertan de las consecuencias sociales que acarraería un gobierno de derecha.
En sintonía con aquella premisa, el mandatario fue raudamente duro contra la coalición opositora el fin de semana al sugerir que una nueva gestión de Juntos por el Cambio derivaría en políticas de ajuste y represión extrema.