

Por: Federico Cedarri
El temor a que los postulantes peronistas individualmente pudiesen quedar tercero en la PASO encarna el motivo principal que gatilló la enorme presión que el kirchnerismo y el massismo ejercieron sobre el presidente Alberto Fernández que pese a todo se mantiene incólume sosteniendo la candidatura presidencial de Daniel Scioli.
El Jefe de Estado levantó la apuesta y compartió actos sin disimulo con el ex motonauta mientras deja que su principal espada, el canciller Santiago Cafiero, afine las tratativas del armado en la provincia de Buenos Aires donde lleva adelante una puntillosa barrida de heridos que ha dejado el dogmatismo kirchnerista.
Quién está colaborando con su experiencia y contactos en el conurbano bonaerense es Eduardo Duhalde que desde hace tiempo persigue un objetivo imperecedero: correr de escena a Cristina Kirchner.
De hecho y como una muestra de que todo lo que emprenda Alberto en el último tramo de su mandato buscará generar incordio en la Vicepresidenta, Daniel Scioli busca incorporar con la venia presidencial a un crítico tardío del kirchnerismo: Martín Guzmán.
Desde la Rosada se defienden de los ataques de Cristina Kirchner y el ministro de Economía, Sergio Massa, al asegurar que no hay hoy dentro de la estructura oficialista alguien que concentre un apoyo unívoco.
En tanto, el tigrense no se queda atrás y pese a la conflictiva situación económica y una inflación indómita saca chapa con su Frente Renovador y desafía que de haber PASO su espacio político dará la batalla interna.
No aclara si será él quien salga a la cancha a enfrentar al candidato que ponga Cristina y a Scioli o si finalmente impondrá un delfín suyo, se menciona con insistencia al gobernador salteño que compartió la fórmula con Massa en 2015, Gustavo Sáenz.
También cabe la posibilidad, quizás más concreta, de que confluya con el cristinismo en apoyo a un candidato que enfrente al albertismo, para ese metié el Ministro mandó a toda su tropa a sostener ante cuanto micrófono se precipite que su líder es el quién mejor mide dentro de la órbita de candidatos que pululan.
En rigor, la excusa de Massa para pedir insistentemente por un candidatura única apunta a que se hace imprescindible para evitar turbulencias en la economía aunque habría habido una sugerencia del FMI para que no se involucre en una candidatura presidencial.
No obstante, el tigrense podría encabezar la boleta de senadores nacionales y es toda una incógnita si después del cierre de listas continuará al frente del Ministerio de Economía.
El inconveniente que detenta el Ministro es que no tiene el concurso del conjunto del resto de los integrantes del Frente de Todos, que por otra parte podría cambiar su denominación el próximo 14 de junio para oxigenar la alianza oficialista y buscar una separación semántica del gobierno de Alberto Fernández.
Hay resistencia de los gobernadores hacia Massa y también de ciertos sectores sindicales que hace unos meses estaban volcados unívocamente tras su postulación, la erosión de los salarios producto de la inflación comenzó a desmarcar a los popes cegetistas del titular del Palacio de Hacienda.
También sufre el hostigamiento permanente de otro precandidato del espacio, el referente social Juan Grabois que lo acusa de extorsionar con su renuncia a cambio de una candidatura.
Como para completar los inconvenientes que enfrenta el titular de Hacienda, en los últimos días recrudecieron además planteos sindicales de sectores afines al Partido Obrero con hegemonía en el gremio del neumático que amenazan con parar nuevamente la producción.
El horizonte de Massa en el Ministerio de Economía no parece placentero, a lo que debe agregarse la insistencia que soporta de sectores ligados al kirchnerismo sindical que peticionan una suma fija que apunte a equiparar los salarios más bajos con la inflación, algo que el Ministro viene resistiendo con ahínco por temor a nuevos saltos inflacionarios ya sea por mayor emisión para costear esos aumentos o por traslado a precios.
La Vicepresidenta Cristina Kirchner se ha llamado a un sugestivo silencio en los últimos días donde cavila los pasos a seguir.
Si bien mantiene su alianza estratégica con Sergio Massa, a quién ha apoyado haciendo la vista gorda de la política de ajuste que ha llevado adelante el ministro de Economía, no habría caído bien la amenaza del tigrense de abandonar el barco sino hay lista única: “La economía no estalló porque Cristina lo banca a Massa, por mucho menos se fue Guzmán, me parece que está sobredimensionado su papel, más allá de lo contactos con EE.UU. Massa se sostiene con esta inflación porque Cristina lo sostiene”, soltó un legislador cristinista a este portal bastante disgustado con las últimas actitudes del superministro.
Los favoritos de Cristina continúan siendo el gobernador bonaerense Axel Kicillof que traspola para sí todo el voto cautivo de la Vicepresidenta y el ministro del Interior, Wado de Pedro, que por ahora no arranca en las encuestas, pero estiman en el Instituto Patria que si la ex presidenta lo apoya formalmente y se pone en el lomo su candidatura podrá levantar: “Algo así como lo que hizo Duhalde con Kirchner en 2003”, sostiene con un dejo de nostalgia otro legislador provincial a PDS.
Por otra parte, se ha echado a rodar una versión en el seno del cristinismo sobre que se estaría pensando en un golpe de timón: despegarse definitivamente del gobierno de Alberto Fernández desempolvando el sello de Unidad Ciudadana relacionado con un kirchnerismo que se le plantó al ajuste macrista.
Se sugiere que evaluarían los pro y contra de este experimento que podría llevar como candidato a presidente a Axel Kicillof: “Sería un jugada al límite que terminaría por dividir al peronismo pero que le permitiría a Cristina ensayar una especie de resistencia en caso de perder el gobierno nacional”, analiza un referente provincial cercano a los alcaldes justicialistas.