

Por: Federico Cedarri
La promocionada reunión de la mesa política del Frente de Todos, más allá de la relevancia mediática, no dio lugar a demasiados indicios fundamentalmente en lo que respecta a las definiciones sobre candidaturas con vistas al año electoral en marcha.
Se puede esgrimir que el kirchnerismo duro que desembarcó en pleno en el encuentro que se desenvolvió en la legendaria sede del PJ de calle Matheu, con el aditamento de la presencia de Máximo Kirchner apelando al factor sorpresa, logró unanimidad en el repudio a la supuesta proscripción de Cristina Kirchner.
El enigma que envuelve el futuro político de la Vicepresidenta tiene más que ver con sus dudas por la intrincada situación económica y el efecto nocivo de la inflación sobre el corazón neurálgico electoral del Frente de Todos.
Cristina recibe periódicamente informes que le ratifican las inconveniencias que despierta el aumento del costo de vida en el segundo y tercer cordón del conurbano donde la inflación en alimentos pega de manera más virulenta que lo que refleja el INDEC, que promedia su índice por los indicadores que colecta en las distintas regiones del país.
Paper a los que ha accedido Cristina le señalan un dato lapidario: la pérdida de más de 10 puntos del poder adquisitivo de los trabajadores registrados del ámbito privado con respecto a la inflación acumulada de los últimos años.
De hecho, Máximo Kirchner mantuvo un encuentro con sindicalistas amigos entre los que se contaba al metalúrgico Abel Furlán, los representantes de la CTA Roberto Baradel y Hugo Yasky, el canillita Omar Plaini y el bancario Sergio Palazzo donde se planteó la posibilidad de complementar los arreglos paritarios con una suma fija que apunte a consolidar una recuperación de los salarios antes del test electoral.
Esta posibilidad es resistida desde el Ministerio de Economía que persiste con su planteo de acordar una pauta salarial que orille el 60%.
La reunión de la mesa política del Frente de Todos contribuyó a alejar por ahora los fantasmas rupturistas dentro del conglomerado oficialista, sin embargo la desconfianza imperante tanto entre el albertismo y el kirchnerismo no disminuye.
El modesto logró del Presidente en el documento final tuvo que ver con la admisión de que la PASO puede convertirse en un buen instrumento para ordenar la oferta peronista, sin embargo tal eventualidad no adquirió la categoría de compromiso.
Sin dudas, la presencia de Máximo Kirchner en el cónclave contribuyó a fortalecer la postura que emerge de la usina del Instituto Patria y que hoy se manifiesta en la necesidad fehaciente de que Cristina siga manteniendo la centralidad dentro del Frente de Todos y nuevamente se reserve el rol de decisora en el armado oficialista.
Esa parece ser la premisa central del núcleo duro que rodea a la Vicepresidenta, más allá de que durante el mes de marzo comience a sentirse en las calles el estertor del operativo clamor en torno a la candidatura de Cristina.
Una de las posturas del núcleo duro que responde a la Vicepresidenta Cristina Kirchner pasa por dejar en claro su reticencia profunda a un eventual atisbo de postulación del Presidente.
El kirchnerismo no esconde su intención de darle defunción cuanto antes a la insinuación de Fernández de alistarse para disputar la PASO de agosto.
El operativo desgaste pareció hacer mella en el Presidente lo que se desprende de las declaraciones posteriores al encuentro del Frente de su flamante jefe de Gabinete, el chivo Agustín Rossi, que dejó claro que Fernández solo intentaría subirse a una candidatura en caso de que ningún otro referente superara su umbral de intención de voto.
El titular del Ejecutivo nacional sabe que si caduca de su sueño reeleccionista prematuramente perderá lo poco que le queda de poder dentro de la escena política nacional.
Mantener la gobernabilidad parece ser hoy la meca del albertismo además de rasguñar algún tipo de incidencia, aunque más no fuera minúscula, en la configuración de la estrategia electoral del Frente de todos
Cada sector que compone el Frente de Todos acumula fuerzas para la instancia postrera de discusión electoral.
Cristina es la única protagonista del peronismo que mantiene un piso de voto cautivo muy por encima de sus posibles contendientes internos, tanto Fernández como el titular de Economía, Sergio Massa, afectado por el nuevo salto inflacionario.
Y ese caudal es el que la posiciona como la gran electora en el caso de que no tuerza su primaria decisión de no competir electoralmente.
En ese caso, entienden que con la base cristinista se podría empoderar a otra figura del espacio, una posibilidad concreta en la del ministro de Interior, Eduardo Wado de Pedro, que en los últimos días acreditó, para sorpresa de muchos, el respaldo del gastronómico Luis Barrionuevo.