Por: Federico Cedarri

El peronismo continúa en estado de ebullición en lo que tiene que ver con el desenvolvimiento de las estrategias que abordará en relación al año electoral que ya asoma complejo ante el aparente corrimiento de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

En rigor, hay referentes del kirchnerismo duro que se ilusionan con que la titular del Senado finalmente desista de su irreductible postura y aunque sea se ponga al frente de la candidatura a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires para apuntalar la suerte en este distrito, que en última instancia es el verdadero objetivo que persigue el peronismo territorial.

Los alcaldes del conurbano que conformarán en breve de manera formal la concreción de una liga de intendentes acentuarán aún más su influencia en lo que respecta a la traza de los lineamientos con miras a la PASO.

Estos jefes comunales no esconden su deseo supremo de que uno de ellos, podría ser el jefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde, en acuerdo con La Cámpora pueda encabezar la oferta electoral del justicialismo.

Este peronismo con consolidación territorial no disimula un ápice la adopción de una actitud pronunciada de franco desafío al gobernador Axel Kicillof.

Ya no esperan que Cristina Kirchner pueda llegar a persuadirlo de mudar sus aspiraciones a la boleta nacional, sino que se estarían convencidos de enfrentar al mandatario en el proceso electoral de agosto.

Si bien aún no lo manifestarían abiertamente hay cierto consenso dentro del peronismo que ante la posible interna taquillera que tendría Juntos entre el bullrismo, Santilli y quizás Ritondo, el peronismo presente más de una opción para robustecer la musculatura de su caudal de votos.

La consolidación de una medida de este tipo contribuirá a que los alcaldes de conurbano presenten un candidato y midan fuerzas con los gremios estatales que apoyan a Kicillof y algunos intendentes peronistas del interior bonaerense que comienzan a blanquear su apoyo al gobernador.

Si bien el mandatario cuenta con el sostén de Cristina para intentar un nuevo período en el sillón de Dardo Rocha, también es una realidad que La Cámpora no ha cejado en su encono con Kicillof.

Habrá que visualizar que aptitud adoptan algunos alcaldes como Juan Zabaleta de Hurlingham, que si bien ya no responde al albertismo, tiene severos enfrentamientos en su distrito con la agrupación que comanda Máximo Kirchner.

De hecho, los integrantes de La Cámpora que revestían en el gabinete del distrito del oeste bonaerense presentaron su renuncia en solidaridad con los funcionarios que había nombrado preliminarmente Damián Selci y que removió Zabaleta cuando retomó el poder.

La idea primaria consistiría que se consensuen listas de legisladores provinciales y nacionales, donde se descuenta que tendrá preponderancia la lapicera de Cristina y los alcaldes bonaerenses, y que la competencia se refleje solo a nivel ejecutivo tanto municipal como a gobernador donde tendrían cabida las distintas opciones, una suerte de metodología conocida en la jerga como Y.

También se especula que en el caso de que Cristina finalmente desista de participar en la candidatura a senadora nacional podría manejarse como opción de relevo al ex gobernador, Daniel Scioli, validado como una figura atractiva para acicatear la boleta provincial.

Por el momento la Vicepresidenta no da indicios de sus próximos movimientos y se mantiene en silencio, esta orfandad de un gesto ordenador de quien es la indiscutible referente del peronismo contribuye de sobremanera a alimentar expectativas en otros actores dentro del escenario provicial.

Kicillof pisa el acelerador y recorre la provincia

El mandatario provincial acentúa sus recorridas por el interior provincial e intensifica la agenda en la Costa Atlántica donde apostará al contacto directo con los turistas en la aggiornada modalidad de mateadas en espacios públicos.

Kicillof sigue recolectando apoyos para su aventura reeleccionista, no solo de los gremios estatales y docentes como Suteba que respaldaron la candidatura del Gobernador, sino que también colectó el impulso a sus aspiraciones de parte de Alberto Fernández.

Si bien desde el Palacio de calle 6 aseguran que el Presidente y el Gobernador mantienen una correcta relación es una realidad concreta que en los últimos tiempos acentuaron sus apariciones juntos.

En concreto, tanto Kicillof como Fernández se amurallan contra un enemigo común que fustiga las chances de reelección de los dos: La Cámpora.

Si bien el Gobernador mantiene una relación oscilante con la agrupación que regentea Máximo Kirchner, se ampara para sostener en alto sus aspiraciones en los números que le devuelven las encuestas.

Desde gobernación entienden que se le hará complicado, tanto a los camporistas como a los alcaldes del conurbano, enfrentar al referente peronista que mejor mide en la provincia y que logra absorber en el Gran Buenos Aires casi la totalidad del respaldo que despunta la vicepresidenta Cristina Kirchner.