

En las últimas horas se viralizó por redes sociales la historia de un cliente que sufrió una verdadera “odisea” con una óptica de la ciudad de Buenos Aires que le hizo mal los anteojos, se los cobró dos veces y no logra que se los cambie o le reintegren su dinero.
“El 3 de diciembre mi esposa compró unos anteojos recetados, para hacerme un regalo, con un armazón y cristales con un tratamiento que no fue el prescripto en la receta y se la facturaron dos veces”, reza el comunicado que circuló por redes sociales.
Prosiguió que “con la excusa de que había fallado el POSNET, le entregaron el ticket del pago de la tarjeta tres veces, una vez con un ticket rebotado y dos más con el valor del producto (aludiendo que había fallado y que solo se le cobraría uno en la tarjeta)”.
Indicó que “con la misma excusa se disculparon por no poder entregar la factura y prometieron que estaría impresa al momento de entrega de los antejos, dentro de 10 días hábiles”. “El inconveniente fue que esos armazones no me iban bien y los cristales me generan malestar en la vista. Al no ser de la graduación que decía la receta”, remarcó.
Recordó que “al comprarlos le dijeron que podía cambiarlos o devolverlos sin costos, que incluso había un apartado en su sitio web donde se informaba la política de reintegro”. “Le aseguraron que al ser previa de las fiestas navideñas había muchas ofertas y que no habría problemas en caso de que yo, quien usaría los lentes concretamente, tuviera algún problema con los marcos o los cristales”, afirmó.
Y luego siguió: “Apenas dos días de retirados los lentes (tampoco nos dieron la factura, culparon a un empleado de descuidado, y me pidieron el mail para enviarla ese mismo día. Nunca llegó), hicimos el reclamo como se indica en la web (por mail y WhatsApp) y me acerqué personalmente a la sucursal para explicar mi situación”.
“Primero fui a la opción más práctica, dado que el lugar ya no me inspiraba confianza, y solicite el reintegro del dinero. Allí me encontré con la siguiente trampa: debía entregar los lentes y se me reintegraría el dinero pero con una condición: debí abonar el valor de unos nuevos cristales, claramente para asegurarse hacerme otros lentes en un futuro”, criticó.
“A cambio me daría una tarjeta que funcionaría como un ‘vale’ de unos cristales para que en un futuro (‘cuándo vos lo decidas’, me dijeron) compre un armazón para dichos cristales. Una especie de penalidad que les asegure que me haré unos anteojos con ellos en algún momento. Además me dieron la factura con la fecha de ese día, 23 de diciembre, y no del momento del pago”, cuestionó.
Además, recalcó que “en la factura seguía apareciendo el valor duplicado (no había sido un error como le habían dicho a mi esposa), habían facturado en dos veces 74.298 pesos: 44.173 por unos armazones RayBan 5375 2034 y unos cristales ‘Transitions con cristal forte’ por 30.125 mil pesos”.
“Ante la necesidad de anteojos para el día a día (padezco miopía) ‘decidimos’ caer en lo que nos parecía una estafa o un chantaje y volvimos en el día 26 a realizar la gestión de solicitar el reintegro total de la compra y el nuevo pago de los cristales, con la intención de al menos recuperar algo de lo perdido y analizar luego qué paso seguir: si finalmente hacer otros lentes con ellos o ver la forma de usar esos cristales en otra óptica”, señaló.
“Pero nos encontramos con una nueva vuelta de rosca al tema: al momento de iniciar el trámite de dar la tarjeta para el reintegro, pagando previamente por los cristales, nos dijeron que había un error y que los cristales costaban 44.173 (lo que la factura dice costaban los armazones) y los armazones 30.125”, denunció.
Y sentenció: “Nos fuimos del lugar y comenzamos este reclamo con la esperanza de lograr una solución y, ojalá, una penalidad para esta óptica que lucra con la buena fe de las personas (mi esposa, en este caso en la compra de un regalo) y no tiene en cuenta que para algunas personas vivir sin lentes es una complicación”.