

Por: Federico Cedarri
El peronismo bonaerense no termina de asimilar el impacto que causó el sorpresivo anuncio de la vicepresidenta Cristina Kirchner de correrse, aparentemente, del juego electoral con miras al año 2023.
En ese menester los alcaldes del conurbano ratifican fehacientemente su alianza indisoluble con los principales referentes de la agrupación otrora juvenil La Cámpora, entre los que encuentra el titular partidario provincial Máximo Kirchner.
El vínculo que mantienen tiene un vaso conductor que los emparenta, más allá del factor estratégico de mantener el férreo control de la estructura del peronismo bonaerense: mostrarle las garras al gobernador Axel Kicillof.
Vale recordar que con el expreso guiño de la Vicepresidenta algunos de aquellos intendentes, por caso el lomense Martín Insaurralde y el malvinense Leonardo Nardini, desembarcaron en una especie de petit intervención del gobierno de Axel Kicillof para robustecerlo políticamente luego de la debacle que el mandatario había sufrido en las PASO 2021.
En este último tiempo, el Gobernador bonaerense ha sabido cultivar el don de la paciencia al transitar sin sobresaltos el 2022 lo que lo volvió a posicionar nuevamente en la palestra de los dirigentes políticos con mejores números en la provincia.
“Por lo menos dentro del Frente de Todos es quién mejor tracciona los votos de Cristina y eso lo hace muy competitivo”, fundamentó un legislador peronista a este portal.
Kicillof tiene en su haber el apoyo sostenido de la Vicepresidenta quién lo consulta periódicamente en todo lo concerniente a la coyuntura económica, es un asesor permanente y eso contribuyó a incrementar el vínculo político entre ambos.
Esta cuestión no desalienta en absoluto a los alcaldes bonaerenses que se aprontan a la constitución de una mesa política en la provincia junto a sindicalistas y referentes de movimientos sociales.
La intención de los intendentes es posicionarse en la mesa de las decisiones de la hoja de ruta de la estrategia electoral, si bien reconocen el liderazgo de Cristina la situación decantada tras su renuncia a cualquier candidatura los vuelve a erigir como protagonistas centrales de las definiciones y no planean renunciar a ese privilegio.
No obstante, descuentan que la Vicepresidenta seguirá ejerciendo su preeminencia en las decisiones en lo que respeta a la provincia de Buenos Aires donde sostiene elevados niveles de aceptación en el conurbano bonaerense: “Puede constituirse en la gran electora más allá de que no forme parte de la boleta”, completa otro legislador a PDS.
El kirchnerismo considera al territorio bonaerense como su meca política y uno de los bastiones principales del proyecto político que se prohijó cuidadosamente desde el 2003, por lo que resulta impensado que Cristina desista de ejercer su imperecedera influencia en lo que tiene que ver con la confección de la oferta electoral del oficialismo.
La mesa política que pergeñan los alcaldes institucionalizar hacia comienzos del 2023 esconde la ambiciosa intención de que algún referente del espacio encabece la boleta provincial, si es que Cristina finalmente aplica el dedo rector y le exige a Kicillof mudarse a la esfera nacional electoralmente hablando.
El Gobernador por ahora se resiste a esa idea y alienta la posibilidad, con un puñado de mandatarios provinciales, de que un camporista como Wado De Pedro pueda ser el bendecido por el favor de Cristina.
El ministro del Interior es alguien que enhebró una buena relación con el círculo rojo y un sector del sindicalismo, además de sostener vínculos aceitados con factores de poder en Israel y EE.UU.
Ha venido moldeando una figura de moderado que encarnaría en el nuevo tiempo político que los encuestadores advierten se estaría gestando: un sutil corrimiento del electorado hacia el centro escapando de los extremos que impuso la grieta.
El mandatario bonaerense adolece de una estructura política que lo sustente en lo que respecta al armado territorial y eso se constituye en el principal contraste con la liga de intendentes del conurbano.
Tiene como característica principal el apoyo de Cristina Kirchner que hasta el momento se muestra poco condescendiente con el ímpetu de los jóvenes camporistas que preferirían que la boleta en la provincia la encabece un referente de los alcaldes, más precisamente el jefe de Gabinete de Kicillof, Martín Insaurralde, aliado estratégico de Máximo Kirchner.
Kicillof entiende que la Ley Impositiva recientemente sancionada, con aumentos menores a la inflación de este año que cerraría en valores cercanos al 95%, se transformará en su caballito de batalla para conquistar al interior bonaerense, verdadero talón de Aquiles para el mandatario provincial.
Cavila el Gobernador que con una menor presión impositiva al campo y con mayores recursos volcados a la obra pública le alcanzará para quedarse un turno más en la estratégica provincia de Buenos Aires.