

Por: Federico Cedarri
Las andanadas internas dentro del espacio opositor amenazan con cercenar la posibilidad de una sólida unidad con el año electoral a la vuelta de la esquina.
Lógicamente quién mas desencuentros cuenta en su haber es el PRO que debido a la proliferación de candidaturas, tanto a presidente como a gobernador de la provincia de Buenos Aires, puede terminar desatando un verdadero tembladeral cuando coadyuven los intereses de cada sector.
Mauricio Macri acaba de sacar a la calle un nuevo libro donde pregona las medidas drásticas de corte ortodoxo que habría que tomar en caso de que la coalición opositora tome el poder en el 2023, pero cuando se interroga sobre un posible rol del ex presidente en un hipotético gobierno opositor al unísono todas las campanas propias y extrañas lo encasillan como consultor.
Si bien el ex mandatario prefiere por ahora correrse de una intentona presidencial, sus adversarios internos dentro de la propia fuerza amarilla se permiten el beneficio de la duda.
Desde el larretismo siente irritación por estos movimientos de Macri, entienden que la centralidad que está adquiriendo no ayuda a la consolidación de las demás opciones: “Mauricio en cierta parte tiene el síndrome de Cristina, nunca quiere dejar de ser protagonista”, suelta lacónico un legislador amarillo bonaerense a PDS.
El alcalde porteño mantiene serias diferencias con su antecesor en el cargo y sostiene en privado que desea en su fuero íntimo que Macri participe de la eventual PASO: “Horacio tiene que ganarle en una interna a Mauricio para definitivamente poder encaramarse a un gobierno sostenible sino siempre estará la sombra de Macri ante cualquier dificultad”, completó aquel referente.
El alcalde porteño continúa recorriendo el conurbano llevando de la mano a su alfil, Diego Santilli, y no cesará en la búsqueda de acuerdos con sectores del radicalismo y punteros peronistas desencantados con el kirchnerismo.
En rigor, la idea que abriga de una coincidencia con el 70% de los actores políticos para llevar adelante medidas de transición en el rubro económico que incluyan una reforma laboral y previsional solo exceptúa en los cálculos previos al kirchnerismo.
Otra de las actrices que se encuentra por estas horas desconcertada con las actitudes de Macri es Patricia Bullrich, debido a que habría dilucidado en algún momento que el ex presidente estaba dispuesto a dar un paso al costado y solo interferir en el proceso interno en caso de que algunas de las opciones descarriara ideológicamente el manifiesto fundacional del PRO.
En realidad, Bullrich albergaba la esperanza de que Macri finalmente la ungiera su candidata y le ayudara a cautivar voluntades para enfrentar con chances una interna frente a Rodríguez Larreta.
Hoy en el campamento de la Piba reina el desconcierto, y exigen una pronta definición al ex presidente sobre su participación o no en el proceso interno.
Bullrich había exteriorizado que estaba dispuesta a torearlo a Macri en las PASO pero por estas horas aquella posibilidad no parece exhibir la firmeza de antaño.
Por su parte, Macri estaría ensayando una nueva pirueta para ganar tiempo y evitar una definición inmediata, estaría acicateando a María Eugenia Vidal para ir por la candidatura al premio mayor.
La ex gobernadora había confesado ante personajes del círculo rojo que su idea era ir por el sillón de Rivadavia y en ese menester estaba recorriendo tímidamente el país y la provincia.
Su alter ego, Cristian Ritondo propala que él es el candidato a gobernador bonaerense de la ex mandataria y esa afirmación le hace mantener distancia prudente de los otros candidatos en pugna.
El territorio bonaerense no escapa a la lógica de encontronazos internos, y aquí es donde puede darse algún tipo de fenómeno que termine desperdigando la precaria unidad que exhibe la fuerza amarilla: La cuestión tiene que ver con los candidatos a gobernador de los espacios intestinos que pulsean por encabezar la boleta juntista.
De hecho, el Colo Santilli es el postulante más afianzado debido a que no debe transitar por un período de instalación pero despierta resquemor entre los alcaldes amarillos, de hecho solo uno se ha animado a confesar públicamente su adhesión al candidato de Rodríguez Larreta: el olavarriense Ezequiel Galli.
Mientras tanto, Ritondo continua su periplo provincial con la postura de un líbero que busca desmarcarse tanto del larretismo como del bullrismo, conociendo que Pato lo prefiere en última instancia por sobre sus actuales postulantes
Este deseo del comando de Bullrich pone en duda la continuidad dentro del agrupamiento del intendente de Capitán Sarmiento, Javier Iguacel, que fue el primitivo candidato a gobernador de la Piba cuando ésta recién comenzó a caminar la provincia.
Luego Macri metió la cuchara y le acercó a las huestes de la ex ministra de Seguridad a Joaquín de la Torre que hoy también está en las gateras como posible candidato.
Ante este cuadro de situación, Iguacel dejó traslucir su molestia y habría esbozado en privado la amenaza de saltar el cerco hacia el espacio de Javier Milei, quién necesita imperiosamente hacer pie en la provincia de Buenos Aires para darle musculatura a su proyecto nacional.
Tampoco será fácil para Bullrich correr de la escena a de la Torre si es que finalmente concreta el anhelo de conseguir que Ritondo aparezca debajo suyo en la boleta.