jueves 31 de octubre de 2024 - Edición Nº2157

Gremiales | 19 ago 2022

ANALISIS

Se movilizó la CGT: la marcha de las múltiples voces que nadie escuchó

La jornada de protesta tuvo tantas interpretaciones como interlocutores, pero nadie recogió el guante respecto a los reclamos de los trabajadores. Puertas adentro, el mapa de la central obrera sigue dividido. La próxima reunión del Consejo del Salario, primer round de la disputa por los precios.


Por: Diego Lanese

Con la masividad esperada y el color de una típica movilización sindical, la CGT mostró músculo callejero y realizó la primera jornada de lucha en la era del Frente de Todos. Los reclamos por la suba de precios y el atraso salarial estuvieron a la orden del día, en el marco de una marcha polisémica, donde las voces se multiplicaron dependiendo del sector, desde la conferencia de prensa aséptica de Héctor Daer y compañía y el acto improvisado de Pablo Moyano a las duras críticas de la izquierda, que prefirió apuntar a la central obrera por la falta de “punch” de la jornada. Pero todas estas voces apneas se mantuvieron en la agenda, mediática y política, ya que ni en el gobierno nacional ni en el sector empresarios recogieron el guante. Al parecer, nadie se hizo cargo de los reclamos, aunque algunos sectores más combativos tomaron esto como “una advertencia”, ya que la próxima movilización puede ser contra el oficialismo, aunque no aclararon en cuál de sus versiones.

 

Según las fuentes de la CGT, fueron 500 mil los trabajadores que se movilizaron este miércoles, en la primera jornada de lucha de la central obrera. Si bien las voces apunaron a “especuladores y formadores de precios”, sin nombrarlo puntualmente, el encendido discurso de Pablo Moyano mostró que la mirada está puesta en el gobierno. Pero en la Casa Rosada apenas reaccionaron. Tampoco se dieron por aludidos a las críticas del clasismo y de la oposición. “Por supuesto que cabe autocrítica (en el gobierno) pero con autocrítica no hacemos nada. Hay que tomar las medidas que sean necesarias para salir del momento”, instó Daer en la ronda de prensa, que se improvisó para evitar que Pablo Moyano quedara con la voz cantante de la jornada.  

La disputa por cómo salir de este proceso de deterioro de los salarios divide aguas en el sindicalismo. El pedido de una suba extraordinaria, un bono o un aumento por decreto es apoyado por el moyanismo, la Corriente Federal y la CTA de Hugo Yasky, mientras que mantener la recomposición de los ingresos mediante las paritarias es la idea de “gordos” e “independientes”, que conducen la CGT. El problema parece estar por un lado en el achatamiento de las escalas salariales, y por otro en la forma que una intervención por fuera termine desvirtuando la discusión. “Si lo único que se va a lograr es una transferencia de los sectores más vulnerables a los más poderosos es un error. No es la mirada del nuevo ministro de Economía (Sergio Massa) y creemos que su meta de ir a la baja en la inflación es la meta que tenemos que perseguir todos los argentinos para adecuar nuestra economía a una economía posible”, planteó el líder del gremio de Sanidad, en contra de esto.

 

La postura de Daer es apoyada por su aliado Claudio Moroni, que la CGT pidió en la crisis posterior a la salida de Martín Guzmán que se mantenga en su puesto. El actual ministro de Trabajo cree que la discusión salarial debe ser entre las partes, y evitar involucrar al Estado. Pero la designación de Walter Correa en el Ministerio de Trabajo bonaerense le da a los promotores del bono salarial un aliado. Integrante de la Corriente Federal, el dirigente del cuero asumirá el lunes próximo, en la que parece la única jugada del oficialismo respecto del pedido de los gremios: poner a un sindicalista en la silla de la cartera laboral.

 

Primer round

 

Si la marcha no tuvo ninguna consecuencia –positiva o negativa –en la relación con gobierno y empresas, sí reacomodó las fuerzas dentro del movimiento obrero, donde los sectores más combativos lograron empujar al resto a una protesta. Esta nueva tendencia se pondrá a prueba el lunes próximo, cuando se reabra el Consejo del Salario, para discutir el mínimo, vital y móvil. Si bien Massa había adelantado que reuniría a empresarios y gremios en una mesa, esta propuesta se frenó sin fecha, y será la discusión del salario mínimo la oportunidad de verse las caras sindicalistas y quienes fueron acusados de “formadores de precios”.

 

La idea es que el salario Mínimo Vital y Móvil termine por arriba de la inflación así que, si la inflación llega a ser del 90 o 92 por ciento, como está estimado, pensamos que el salario mínimo tiene que terminar, al menos, en 93 o 94 por ciento”, adelantaron desde la CTA de Yasky, para lo cual quieren una suba que esté rondando el 40 por ciento. Desde la CGT, en tanto, prefirieron evadir el tema y no adelantaron postura. Moroni buscará sumar a gente de Massa y del ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, en la jornada, así como a un representante del Jefe de Gabinete, para intentar darle legitimidad a la cumbre.

En marzo se había acordado que el salario mínimo llegaría a fin de año a los 47.850 pesos. Sin embargo, luego del adelanto de varios aumentos por el número elevado de inflación, la última actualización del salario mínimo se realizó en mayo, cuando se estableció un haber de 45.540 pesos a partir del 1 de junio y de 47.850 pesos desde el 1 de agosto.  

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